miércoles, 24 de enero de 2018

Memorias en la Piel - Capítulo 8: Arrastre


Sentí sus manos nuevamente acariciar mi rostro mientras sus labios suavemente daban pequeños besos sobre los míos. Tazawa siempre era tímido, confirmé que hasta en besar. Queriendo sentir más de ese consuelo abrí la boca permitiéndole profundizarlo. Tardó en reaccionar a pesar de haber comprendido la señal, pero finalmente su lengua acarició la mía y entonces fui yo quien quiso más.

Me incliné un poco hacía él, esta vez mis manos fueron las que sujetaron su rostro para profundizar el beso como a mí me gustaba. Sentía el maldito tequila impidiendo conectar un par de neuronas cuando empujé su cuerpo hasta que este quedó por debajo de mí mientras lo besaba.

Tazawa olía a licor, miel y tabaco.

Cuando abrí los ojos él tenía los suyos abiertos, aquello me intimidó un poco. 
Me alejé de forma ligeramente brusca percatándome de que mis caderas estaban rozando las suyas. 

Mi desesperación me asustó a mí mismo.

Quise alejarme en un movimiento brusco pero al hacerlo, Tazawa me rodeó el cuello con ambos brazos.

- Lo siento... no sé cómo hacerlo bien... pero no huyas, lo haré mejor.

Mi mente repitió sus palabras innumerables veces. Y es que la verdad no había comprendido bien  lo que quería decir. Acercó su rostro nuevamente para besarme, sin embargo esta vez no lo dejé.

- Tazawa, no...

- Lo siento... - Volvió a disculparse.

- No, no es por ti, no hay nada de malo contigo y no hiciste nada mal, no pienses eso... Es solo que... yo estoy con otra persona...  - ¿Lo estaba realmente? No lo sabía.

- Pero esa persona es un mal amor que te hizo llorar, no es bueno para ti Sakura... - el agarro de sus brazos se hizo más pesado, sentí como la presión de sus pequeños músculos intentaban acercarme más.

 - A veces las parejas se hacen llorar... - no podía expresar mi punto de vista con claridad y la verdad, es que temía exponer demasiado frente a él.

- Yo nunca te haré llorar. - suspiré con algo de exasperación. Para mi propia sorpresa agradecía las palabras de Tazawa aunque no me diera espacio para pensar.

-  Sé que no quieres pero a veces es inevitable. Ahora suéltame niño, me duele el cuello.

Hizo un puchero en sus labios sacándome una risa. La situación lejos de parecerme incómoda me parecía tierna.

Poco a poco me soltó y yo me volví a sentar agradeciendo el aire limpio en los pulmones. Le di la mano para que se sentara también, él miró el suelo de inmediato. La timidez parecía ser su enemiga.

 Tomé la cajetilla de cigarros y en cuanto saque uno él me lo quitó de entre los dedos, luego lo encendió cerrando los ojos al aspirar.

Lo mire mientras tenía los ojos cerrados... era un niño bonito, tenía tantas facciones femeninas como Hyde solo que permanecía su rostro infantil. Antes de que abriera la boca para expulsar el humo, de forma terriblemente impulsiva le di un beso rápido. Entonces los abrió enormemente de la impresión, y en un nanosegundo se ahogó con el humo comenzando a toser. 

- Tranquilo, tranquilo - le susurré dándole golpecitos en la espalda, le acerqué el refresco de coca cola. Cuando por fin terminó su casi ataque de asfixia parecía frustrado. - ¿Qué pasa?

- Nada... solo... que por fin me besaste y siento que no estoy haciendo nada bien. Sakura... - Me observó con intensidad en la mirada descolocándome.- Llevo mucho tiempo esperando alguna señal de tu parte. Creía que estaba listo para responder cuando sucediera pero, me besas y ¡hasta me ahogo! - hizo un sonido parecido al de los niños al hacer una rabieta. Me reí despacio abrazándolo, siendo sincero, quería mucho sentir el calor de su abrazo... me había reconfortado ya una vez y lo necesitaba un poco más en aquel momento.


-  Lo siento - susurré - No quiero arrepentirme de nada y no estoy pensando. Tampoco quiero herirte...

- Entonces déjate llevar y déjame demostrarte lo mucho que te quiero.

- Tazawa... - mi tono era una súplica. No quería utilizarlo para llenar una carencia que le diera a él esperanzas porque sabía que era incorrecto, pero... no podía siquiera explicarme yo mismo por qué me sentía tan reconfortado en sus brazos.

- Permíteme y te prometo que no te defraudaré. Yo no te haré llorar, yo...

- Shhh....- lo callé.- Abrázame, solo eso necesito en este instante.

Se quedó callado. De la misma forma en que sujeto mi cuerpo unas horas antes me acaricio el cabello y sostuvo mi peso en su pecho mientras le rodeaba la cintura con los brazos, poco a poco me recosté sobre él.

Me estaba quedando dormido cuando de pronto se  inclinó un poco para quitar una botana del plato, entonces decidí que era hora de levantarme. 
Me acababa de sentar cuando Tazawa dirigió una botana hacía mi boca. Con algo de duda la acepté, acepté que me alimentara. Continuó haciendo aquello en tanto se lo permití, por muy soso que fuera.

Y luego mi celular vibró haciéndome caer en la realidad.

"Esposa", decía el número de contacto. Corté la llamada sintiendo el revoltijo de sentimientos crecer en mi pecho. 

Me acerqué a Tazawa con decisión y lo besé aunque su miraba era de duda, supe que él no estaba cerrando los ojos por la incomodidad de su rostro.

- ¿Por qué no cierras los ojos? - pregunté incómodo esta vez.

- Te ves lindo besando. - Levantó los hombros sonriendo a tan solo unos centímetros de mi boca.

- Ciérralos. - pedí riendo avergonzado, él obedeció de inmediato y aligeró los labios permaneciendo con los parpados cerrados. Volví a besarlo.

¿Quería borrar la mierda de mi cabeza? Sí.

¿Quería frenar el enredo de palabras confusas y el dolor en mi pecho? También.

Y también era indiscutible que quería besarlo. Quería sentir a Tazawa cerca de mí, a él y su lindo rostro, su pequeño cuerpo y su boba timidez. 

Mis dedos abrieron lentamente los botones de su camisa sin dejar de besarlo. Él se apartó un poco para respirar y yo abrí mis ojos mientras su frente descansaba en la mía, estaba sonrojado. Sus ojos observaban mis labios en tanto él mordía su labio inferior. Me pareció una escena digna de una foto que podría guardar para siempre. Quité su camisa con una lentitud erótica que sentí en la entrepierna volviendo a besarlo; mis manos recorrieron su cuello, sus hombros y su pecho hasta bajar por su abdomen donde soltó una risita.

- Lo sé, cosquillas. - dije con voz ronca. Cerró los ojos disfrutando de algo.

- Dios... no sabes lo bien que te escuchas en este momento... -susurró dejándose llevar. Frené una risa avergonzada en sus labios llevando mis manos  a su entrepierna por sobre el pantalón.- Mmm...

- Quítatelo - 

- Quítamelo...- volvió a susurrar sin abrir los ojos. Quería verlo atreverse pero con su timidez sería difícil. Lo abrí y metí la mano por debajo de la ropa interior. - Mmm... Sakura...

- ¿Si? - me agaché un poco para besar su pecho.

- Yo nunca... 

- ¿Mm? - Tazawa abrió los ojos mirando como mi mano entraba en su pantalón-

- Nunca lo...  - Movió la mano de forma sugerente para explicarse.

- Oh... - Nos miramos unos segundos a los ojos, pensé en las dificultades de una primera vez en un bar con una puerta sin pestillos. - Así que virgen ¿eh? - no pude evitar molestarlo. Entonces él me jodió la broma.

- Me sorprende que tu no.

Nos miramos otros segundos más a los ojos sin saber que decir. Carraspeé mientras me ponía de pie y arreglaba mi ropa luego de devolverle su camisa.

- Creo que deberíamos irnos 

- ¿No vamos a seguir? - observaba su camisa esperando mi respuesta antes de volver a vestirse.

- No aquí. - me apené. Tenía tantas ganas que solo quería llevarlo a otro lugar donde pudiera devolverle un poco del afecto que él me había entregado, de la manera más cómoda posible, sin público.

Se colocó la camisa con demasiada rapidez, lo que me hizo reír. 
Mi celular volvió a encender una luz antes de comenzar a vibrar sobre la mesa, pero él lo tomó con agilidad cortando la llamada.

- Te quiero solo para mí esta noche... - susurró sin mirarme apagando el celular. Era primera vez que lo veía tomarse una atribución así, pero considerando la situación, lo dejé pasar, no quería pensar más en Hide.

En cuanto colocó su chaqueta y parecía que habíamos tomado todo para irnos, apretamos el botón que llamaba a la mesera, en menos de cinco segundas ella llegó.

- ¿Necesitan algo más? - preguntó impresionada al vernos listos para marchar mientras más de la mitad de las botellas estaban cerradas aún.

- La cuenta. - pidió Tazawa. Ella aún dudosa sacó sus aparatos e inclinó hacia él la cuenta escrita en la calculadora. Tazawa le dio una tarjeta, escribió su clave y entonces pudimos irnos. Contemplé todo desde atrás, por alguna razón sintiéndome alejado de todo hasta que Tazawa tomó mi mano y me jalo hacía afuera. Yo intentaba tapar mi rostro con la capucha.

- Lo siento no atiné a pagar, ¿Cuánto fue la cuenta? - pregunté sentándome en el auto.

- Dos besos - balbuceó.

- ¿Ah? - respondí sin estar seguro de si escuché bien. 

- Nada...- dijo más alto encendiendo el auto y la música de la radio.

Permanecimos en silencio durante el camino que se hizo más largo de lo que me hubiera gustado. Estaba excitado, bloqueado.  El momento de silencio me permitía pensar y aquello me asustaba, necesitaba distraerme.

 Lentamente moví la mano de lado hasta encontrar su pierna, dio un salto en cuanto me sintió. Reí sin mirarlo, me negué a mirarlo mientras lo tocaba y el también continuó mirando al frente mientras conducía. Mi mano se movía por su muslo de abajo hacia arriba.

Lo escuché suspirar. Vi de reojo cuando levantó sus manos del volante un poco tembloroso para luego volver a intentar concentrarse en el camino. Y reí, era divertido.  En la oscuridad del interior del vehículo abrí su pantalón para que mi mano lo masturbara mientras que con la otra abrí mi pantalón para masturbarme a mí mismo. Saborearía la previa al encuentro lo más que pudiera.  Tazawa comenzó a respirar de forma agitada, mientras yo cerré los ojos para concentrarme en las sensaciones de mi erección y del roce en la suya.  

De pronto el auto se detuvo y él dejó escapar un gemido.

- Ya hemos llegado... - lentamente colocó su mano sobre la mía quitándola de su erección... y la llevó hasta su boca para chupar dos de mis dedos. Lo miré impresionado. Pensé que el encuentro prometía más alivio del que creía. 

- Ya entremos- pedí. 

Ambos bajamos del auto sin arreglarnos la ropa, tampoco nos miramos mientras caminamos hacía la entrada. Tazawa abrió luego de dos intentos en que sus manos temblorosas no lograron dar con la cerradura. Ya dentro lo vi quitarse la chaqueta y abrir su camisa con desesperación, me quité el abrigo también y caminé hacía él observando su pantalón abierto. Me agaché sin pensar en lo que hacía. Tomé su erección en mi mano y lo masturbé mirándolo a los ojos unos segundos. Se veía más avergonzado que nunca. Incluso bajo la poca luz que entraba desde calle por la ventana podía ver el rubor en su rostro. Metí su erección en mi boca. Un gran suspiro salió de su boca, sus manos tomaron mi cabellera acariciándola mientras yo lamía la totalidad de su entrepierna jugando un poco con sus testículos entre mis dedos. Mientras chupaba su erección y movía mis labios contra ella, mis manos acariciaron su pequeño trasero, preparando mediante masajes lo que se veía venir.

Quitando la erección de mi boca para darle un respiro a su ya acelerada respiración, ensalivé mis dedos antes de llevarlos a su trasero.

- Aaaauhh.... -vi  su entrecejo fruncido mientras mis dedos lubricaban un poco el área.

Me puse de pie para besarlo, no tan solo en los labios sino también su pecho y acaricie su espalda. Tazawa era tan pequeño que bastaba un par de segundos para terminar de recorrerle el cuerpo. Besaba bien cuando tomaba confianza. Entonces él me quitó la playera... y nuevamente me apené. Otra vez la inseguridad. 

Besó mis hombros comenzando un camino seguro por mi pecho y quise apartarlo un poco para besarlo yo, de esa forma él no se concentraría en mi cuerpo.
Pero alejó sus labios de los míos corriendo el rostro, haciendo mi boca chocar con su mejilla.

- ¿No te gusta que te besen?

- Mmm... Me gusta más besar. - No era del todo mentira.

- No pienses que te iras de aquí sin que te haya recorrido por completo-  dijo en el tono más seguro que le había escuchado mientras me sostenía la mirada con una sonrisa tímida. De pronto adquirió mucha más confianza en sí mismo y al parecer, en mí también. - Siempre he querido... tocarte... no perderé esta oportunidad... 

- Tal vez te desilusiones - dejé escapar pensando en voz alta. Me arrepentí en cuanto lo dije, no quería permitir que notara mis inseguridades y al mismo tiempo le abría la puerta a ellas. Me frustré conmigo mismo.

- Créeme que esa opción no existe. -sus manos me recorrieron el estómago hasta llegar a mi cadera y bajar el pantalón junto con mi ropa interior. - No sabes cómo te quiero... - me besó de forma tierna por unos segundos en los que volví a perderme en cuanto su mano atrapó mi erección. Sus labios besaron mis pezones e intenté no producir sonidos pero fallé. Bajó poco a poco acariciando con la lengua. Por supuesto mi inseguridad aún estaba pero  su lengua me ofrecía dejarme llevar y lo intenté, lográndolo por completo cuando su boca finalmente llego a mi entrepierna para acariciar la punta con su lengua. Lo miré, se veía contento y eso me dio ternura, prácticamente podía leer un "por fin" en su mirada. Lamió el contorno con la punta de ella mientras sus manos copiaban lo que yo había hecho con sus testículos hasta que se animó a engullirla por completo.

- Aaaah... - los movimientos de Tazawa fueron rápidos desde el comienzo, por lo que mis caderas comenzaron a seguirle el ritmo mientras él chupaba. - Mmm...

No quería dejarme llevar por completo tan pronto, debía parar o terminaría antes de que el juego se pusiera más divertido.
Me alejé poniéndolo de pie con un solo movimiento y lo volteé con desesperación, ensalivé mis dedos y los metí en su trasero con lentitud. Él se aferró con ambas manos al respaldo del sofá presionando sus puños, tensando visiblemente la espalda.

- Relájate... - le susurré al oído.- Si estas nervioso podría doler y es lo que menos quiero... 

Se inclinó hacia atrás sintiendo mi erección rozar su entrada. Comenzó a moverse levemente mientras nuestros cuerpos permanecían pegados... Desde su espalda, mi mano tomó su erección para masturbarlo de nuevo. Debía relajarlo.

- Aaaah... si... - Inclinó su cabeza hacía atrás sobre mi pecho. Besé su mejilla. El rubor en su rostro era permanente. Cuando los gemidos se hicieron tan constantes que prácticamente se le escapaban decidí que era momento. - Ah... Aaah... - se quejó un poco mientras abría las piernas acomodándose, lo saqué y volví a penetrarlo. No quería causarle dolor.

- Agáchate un poco Kosuke. - se inclinó hacia el sofá abriendo más las piernas y dejando su entrada más visible. Metí mis dedos otra vez ensalivándolos y moviéndolos en círculos. Luego de unos segundos pareció gustarle la sensación y allí entré nuevamente en él, sintiéndolo más a gusto con la postura. - ¿Duele?

- No demasiado...

- ¿Cómo se siente? 

- Mmm... Muy caluroso - reí de su respuesta.

- Bien cariño, vamos a movernos un poco. - Desde mi posición me incliné sobre él para besarle la nuca. Comencé  a moverme lentamente,  en solo los primeros movimientos Tazawa tuvo un espasmo, lo que me hizo pensar que íbamos por buen camino. 

- Mmm... Sakura... aaah...  - Mis manos sujetaban sus caderas comenzando a acelerar. En poco tiempo el sonido de nuestros quejidos más el sonido del choque de nuestros cuerpos inundó toda la habitación. Su se movía mientras lo embestía rápidamente, sus piernas temblaban y a ratos las mías también. - Voltéame... quiero verte... 

- Es más difícil de frente...  - dije como excusa para que no mirara mi bendita cara de orgasmo. 

- Podré hacerlo. - Suspiré. Quité mi erección para voltearlo y quedar frente a frente. Él se subió en el respaldo del sofá y levanto las piernas, para mi sorpresa las apoyó en mis hombros.

- Oye que flexible - le alabé de forma sincera.

- Solo hazlo... - desvió la mirada avergonzado. Volví a entrar en él. 

Lo sostuve con una mano de la cadera y con la otra de la cintura, él se sostuvo de mí rodeándome los hombros, y seguros de que no nos caeríamos, me dedicó una mirada para que siguiera.

"Definitivamente mirar las facciones y reacciones de frente, es un placer extra en el acto",  pensé mientras nos mirábamos con las bocas abiertas entre quejidos.

- Ahh...  - debí cerrar los ojos para contener las ganas de derramarme y continuar con los movimientos.

- Más rápido... más rápido...- pedía una y otra vez el pequeño que a ratos semi gritaba - Más rápido por favor.... Aahhh... aaahhh ...- el cuerpo de Tazawa se contrajo llegando al orgasmo derramándose sobre mi estómago. Esperé a que terminara para salir de su cuerpo y terminar sobre su estómago también. Me observaba con una media sonrisa, pero más parecía estar confundido. No fui capaz de preguntar el por qué, simplemente me desplomé en el sofá junto a él.

A pesar de respirar con dificultad y estar notablemente más cansado que yo, se las ingenió para  tomar una manta y acomodarse junto a mí para luego cubrir nuestros cuerpos. Me abrazó. Permanecimos allí mientras calmábamos nuestras respiraciones, esta vez fui yo quien acarició su cabello cuando su rostro estaba apoyado en mi sudado pecho, pero no pareció importarle. 

Unos minutos después se durmió.

Intenté dormir con él pero no fui capaz. Ni el mejor de los orgasmos me hubiera adormecido las emociones que de forma solitaria quería dejar ir.
Cuando estuve seguro de que Tazawa no despertaría a pesar de mis movimientos, sigilosamente escapé de sus brazos, lo cubrí por completo y recogí mis ropas. Luego fui al baño para evitar hacer ruido al vestirme allí.

Me encerré y solté la ropa dejando que cayera al suelo, me desplomé sobre ella, ni siquiera fui capaz de intentar contener el sollozo que explotó en mi garganta cuando fui consciente de la situación; de Hide con otro, de yo con otro y de mis sentimientos dolidos. Tapé mi boca para evitar ruidos escandalosos. Me abracé a mí mismo cuanto fui capaz, para contener los temblores que venían como oleadas junto a las lágrimas.

"¿Qué hiciste Hide? ¿Qué hice yo?", me pregunté antes de morder el dorso de mi mano, callando los sonidos que parecían buscar ayuda.

Quería respirar profundo, pero la verdad era que tenía demasiada tristeza para contenerla, por lo que me permití llorar unos minutos más. 

Más minutos de los que me habrían gustado pasaron antes de calmarme lo suficiente para poder lavar mi rostro. Aún me encontraba ruborizado por el orgasmo.

Cerré los ojos.

No quería continuar así, debía hacer algo por la situación.


Decidí entonces que era hora de verlo.