~ Hyde
~~~
-
¿Es normal que a nadie le agrade? – le pregunté a mi abuela al
llegar de la escuela.
-
Tus compañeros son unos animales.- dijo mi madre enfadada por los
golpes en mi rostro. Ella buscaba el botiquín para curar mis heridas.
-
Debiste golpearlos también.- dijo mi abuelo enfadado.- Este chico
no sabe defenderse y es tu culpa por no enseñarle.- ésta vez regañaba a mi
madre.
Mi abuela acarició mi rostro y me llevó en
brazos hasta el lavado para limpiar la sangre que caía de mi nariz.
-
Cuando las personas son tontas y no son capaces de comprender algo
recurren a la violencia. Tú no eres tonto por eso no los golpeas, no hagas caso
de lo que dice tu abuelo.
-
¿Me golpean porque son tontos?
-
Si, te golpean porque eres un chico lindo y listo y ellos no
entienden por qué no son como tú.
-
Entonces yo soy diferente… - me sentía como un insecto.
-
Eres mucho más bonito que todos, por eso actúan así. Pero eso está
bien, todos somos diferentes. – dijo limpiando el ultimo rastro de sangre.
-
Pero no a todos los
golpean.
-
Para no ser golpeados algunos recurren a golpear y sumarse al
grupo de abusivos o sólo reírse de lo que ellos hacen, entonces también se convierten en tontos. Tú no debes ser
tonto, es mejor ser diferente. – ella sonreía y eso me irritaba, mi cara y mi
cuerpo ardían por las heridas, ¿mejor ser diferente? Claro que no, era
doloroso.
-
Ser diferente apesta… siempre estoy solo. - le dije a mi abuela
mientras acariciaba una de las heridas en mi brazo.
-
Ser diferente te llevara lejos Hideto, el éxito es solo para las
personas especiales como tú, pero debes asumir que estarás solo, así que
acostúmbrate a los rechazos de la gente.
– Esta vez su voz sonaba como un
regaño.- Todos estamos solos y si no aprendes a amarte a ti mismo la vida te
comerá, por que a ti mismo es al único al que tendrás para siempre, a nadie
más.
-
¿Entonces siempre estaré solo?
-
Todos estamos solos corazón. El grado de conciencia de ello,
dependerá de tu inteligencia.
-
Abuela lo que dices es muy triste.
-
No lo es, no hay nada más maravilloso que quererte a ti mismo, la
vida de eso se trata; amar a otros no tiene sentido si no aprendes a apreciar
tu propia sonrisa.
-
¿Qué no es egoísta amarte más a ti mismo que a los demás?
-
Amarte a ti mismo debe ser el pilar del amor hacia los demás Hideto, porque si no te amas
a ti mismo, dependerás siempre del amor de los demás y eso no está bien, si
hiciéramos aquello nos transformaríamos en un peso para la persona amada y
agotaríamos su amor por sobrecarga emocional. Uno debe depender de sí mismo
para mantener el equilibrio en una relación de amor de pareja y de amor de
amistad. Recuerda que sin equilibrio el mundo no gira.
~~~
Me estiré entre las sabanas luego de un sueño
que me pareció largo, sentí mi cuerpo algo rígido ya que llevaba un pijama
enorme para mi cuerpo y estaba enredado en las sábanas. Al tratar de mover mi
cuerpo el olor de las estas me paralizó.
Reconocía ese olor, por años soñé con ese
olor.
Sakura.
De inmediato recobré la consciencia y me
senté en la cama.
Una punzada de dolor recorrió desde mi cuello
hasta mi cabeza.
Había estado llorando, podía sentir la
garganta seca a causa de sollozos y mis ojos extremadamente hinchados, puesto
que costaba mantenerlos abiertos.
Observé
a mi alrededor, efectivamente todo lo que me rodeaba le pertenecía a
Sakura, era su estilo, su olor estaba en todo… comenzaba cada vez a recordar
más cosas.
Llamé a Sakura, dormí aquí… me abrazó… Kaz.
“Oh… Kaz…” llevé mi mano a mi pecho para
calmar un dolor que parecía esparcirse nuevamente.
Escuché unos pasos aproximarse hacia la
habitación en donde yo estaba, rápidamente me escondí bajo las sábanas y cerré
mis ojos.
No notaría que estaba despierto.
Me esforcé en respirar compasadamente y
parecer relajado.
Sentí los pasos caminar hasta mi lado y sentí
la proximidad de Sakura cerca de mi cuerpo, aunque no hiciera ni un solo ruido,
sabía que estaba ahí, en frente de mi.
-
Estás despierto.- susurró. Yo me quedé quieto.
-
Conozco muy bien tu rostro cuando duermes, no te ves tan dulce
cuando duermes.- dijo con una carcajada, yo abrí los ojos y lo observé con cara
de molestia por su comentario. El volvió a reír. – Sueles dormir con la boca
abierta, roncas o lanzas gases, no te creas una persona delicada conmigo.
-
¡Oye! – le regañé riendo, él sabía subir mi estado de ánimo. – Al
menos mis pies no huelen a queso.- contraataqué.
-
¡Lo tóxico de tus gases compensa mis olores masculinos! – Ambos
reímos fuerte.
-
Eres un idiota – Le dije riendo fuertemente.
-
¡Huéleme! – gritó acercando su axila a mi cara. Ambos reíamos.
-
¡No! ¡Aléjate de mí!– le grité mientras le lanzaba una almohada
directo a la cara y me protegía con otra, el levantó la almohada y la lanzó de
vuelta, seguimos con aquel juego hasta que él me golpeó muy fuerte y caí como
un saco con harina a la cama, noqueado pero aun riendo.
-
¡Tienes menos fuerza que antes! – dijo aun riendo, pero viendo que
yo no me levantaba preguntó.- ¿Estás bien?
-
Sobreviviré. – le respondí abrazando la almohada con la que me
había golpeado.
-
Sé que lo harás. – dijo de pronto muy serio, y no supe si se
refería a que yo estuviera lastimado por su golpe con la almohada o por lo que
había sucedido con Kaz.- ¿Qué es lo que te daño así? – Preguntó de pronto, lo
miré a los ojos con algo de diversión a pesar de todo. Él siempre era tan
directo.
Me
quedé callado unos segundos pensando en que responder. No sabía por dónde
empezar, quizá no había un hecho concreto lo que había desatado todo aquello,
sin embargo sentía un camino infinito de emociones ahogándome, no sabía cuál
era más fuerte o cual había surgido primero, lo cierto es que… el conjunto de
ellas me hacía sentir podrido.
¿Qué fue lo que me daño? Tal vez me dañaba yo
mismo al actuar de formas que sabía que arriesgarían mi relación con Kaz. Tal
vez me dañaba a mi mismo con llorar de esta manera, sentía tanta culpa que no
lograba vincular mi sufrimiento con nada más que algún hecho que fuera de mi
responsabilidad.
Dios… tenía tanta rabia con la situación, no
era el hecho de que Kaz rompiera una promesa o de que tuviera a alguien más,
era el hecho de que yo no podía tener a alguien más. Si comparaba nuestros
niveles de amor, sentía que mi amor
estaba muy por encima del que Kaz tenía por mí y aquello me causaba mucho
dolor. Todas las veces que nos alejamos y todas las veces que discutíamos por
cualquier cosa mínima me planteaba aquello, yo evitaba hacer cualquier cosa que
le molestara, yo sentía culpabilidad cuando lograba hacerle sentir molesto, yo
me había ido a mi maldito viaje con toda la mierda en el corazón que dejó
nuestra fría despedida y él sin embargo usó todo aquello como excusa para
olvidarse de mí. La balanza era clara, no éramos una pareja, era un tonto
amando hasta el cansancio a quien no sabía amar.
Tal vez estaba siendo demasiado duro con Kaz
y no me planteaba los hechos y sus repercusiones desde su punto de vista, tal
vez mis expectativas eran muy altas, no lo sé. Solo sabía una cosa. Nunca me
odié tanto a mi mismo por no ser capaz de retener a nadie conmigo. Todo a quien
quería se marchaba de alguna manera, todos, todos se iban.
Observé a Sakura, quien aún me observaba
esperando una respuesta, y sin pensar sólo le solté en voz alta, la pregunta
que martillaba mi cabeza.
-
¿Qué es lo que tengo Ya-chan? ¿Por qué no pueden amarme? – Susurré,
dejándome mostrar transparente, nuevamente las lágrimas aparecieron, esta vez
de vergüenza al admitir aquello frente a él.
Llevé mis manos a mi rostro y me escondí en
ellas.
Dejé las lagrimas escapar ahora que mis ojos
estaban ocultos.
No dejaba de pensar en que necesitaba el amor
de Kaz, pero este ya no existía.
-
Ay Hyde… ¿Qué te han hecho? – Preguntó Sakura en un susurro, sólo
un segundo después sentí sus brazos envolverme nuevamente, esta vez se acomodó
en la cama mientras me abrazaba, recostándose junto a mí.
Sentí su cuerpo cálido envolverme con su
calor, era reconfortante.
-
Estas frío. – susurró cerca de mi oído.
Estiró su brazo y jaló las colchas para
abrigarme, él también cubrió su cuerpo.
Sin notar el momento exacto, noté lo intimo
en que se había trasformado dicho momento. Y sintiéndome en un ambiente de
plena confianza, mis manos se dirigieron a la cintura de Sakura, posicionándose
y descansando allí. Noté la reacción de Sakura cuando su cuerpo se colocó
rígido por unos segundos, pero luego sus manos se dirigieron a abrazar mi
cuerpo por sobre mis brazos.
Permanecimos así unos momentos.
Sentí la respiración de Sakura rozar mi boca.
Mi estomago se contrajo.
¿Cuántos años soñé con besar aquellos labios?
¿Cuándo anhelé tener esta cercanía junto a
él?
Su olor me invadía, su piel suave… sentía
como hacía tacto con la mía. Un tacto que agradecí desde lo más profundo de mi
corazón.
Me sentí aliviado de sentir a Sakura junto a
mí.
Lo sentía.
Levanté mi rostro lentamente, rozando con mi
mejilla su barbilla. Las manos de Sakura acariciaron mi brazo por debajo de las
sabanas y su rostro comenzó a bajar hacía mi, en sintonía junto a mi cuerpo, buscamos
nuestros labios. Sin despegar la piel de nuestros rostros, nos besamos.
Jadeé en cuanto sentí su lengua entrar en mi
boca. Fue un jadeo que representó el dulce placer que sentí al contacto de
nuestras lenguas.
Fue sentir la culminación palpable de un
deseo acumulado por demasiados años.
La boca de Sakura se sentía suave, húmeda,
resbalosa e insistente, como en todos mis recuerdos, siempre sus besos eran
decididos, impulsivos y apasionados. Su beso insistente prosiguió y yo comencé
a necesitar respirar, por lo que volteé mi rostro un poco para buscar algo de
aire.
-
Aaah… - jadeé respirando agitadamente, la boca de Sakura
permanecía en la misma posición, pero esta vez besaba mi mejilla, negándose a
alejar sus labios de mi piel. – Mmh… - No pude evitar dejar escapar al sentir
sus labios besando el camino hacia mi cuello. Sentí calor. Mucho calor y deseo,
un deseo grande del que había pensado tan solo unos minutos atrás, me tendría
que despedir.
El cuerpo de Sakura se posicionó sobre el
mío, cargando su peso sobre mí. Dejándome sentir como su entrepierna
reaccionaba a mis besos.
Aun le causaba algo.
Aun él sentía algo por mí, fuera deseo, fuera
lo que fuera, había algo de él que me pertenecía aún. Y me sentí feliz.
Llevé mis brazos hacia él, buscando quitar su playera y los
músculos de sus brazos no me
decepcionaron. Froté sus brazos con mis manos, con deseo, comunicándole de
aquella forma que quería sentir ese roce en todo mi cuerpo. Sabía que él
entendería aquello. Me conocía bien.
Rió cuando comprendió mis intenciones, besó
mi cuello y en respuesta arqueé mi espalda, inmediatamente sus dedos se
dirigieron a presionar mis pezones por debajo de mi gran pijama.
-
Uhmm… Toca más ahí…- le susurré entre jadeos.
-
¿Así? – Preguntó mientras
sus dedos pellizcaban y rozaban mis pezones, produciéndome un escalofrió de placer.
-
Si… así… hum… - Le dije
riendo con un poco de vergüenza ante su pregunta.
-
¡Yasunori! – gritó una voz femenina desde la entrada de la
habitación, ambos estábamos tan consumidos por el deseo que no oímos a nadie
entrar.
Sakura ni
siquiera volteó a mirarla, sólo cerró los ojos con pesar.
Inmediatamente busqué alejar mi cuerpo del de
él. Parecía que aquella chica nos reprochaba algo, tal vez era su novia… tal
vez era algo más, tal vez… no…. No quería creer que podía ser su esposa.
Había escuchado que Sakura se había casado,
pero resultaba extraño creer en ello.
La chica nos observó con una mirada
fulminante, su enfado era notorio y no había confusión en sus ojos, ella
definitivamente sabia quien era yo.
Desvié la mirada avergonzado.
-
Michelle…- susurró Sakura cuando se sentó en la cama, la observó con una mirada de súplica y luego
observó el suelo, pensando en qué decir.
Yo pensé en esconderme bajo las sábanas, pero aquello sería demasiado
inmaduro y no quería avergonzar más a Sakura.
-
Sácalo de aquí. De mi cama. Ahora. – Dijo ella enfadada.
Observé aquellos ojos furiosos, luego los de
Sakura.
¿Qué debía hacer?
Inmediatamente me puse de pie para buscar mis
ropas y así, escapar de allí y dejar de causarle problemas a Sakura, me sentía
avergonzado y algo lastimado, definitivamente no había ningún lugar para mí.
-
No Michelle. – dijo Sakura con una voz fuerte y decidida. Yo me
quedé inmóvil. – No le pediré a Hide que se marche, por favor hablemos en la
otra habitación.
Yo lo observé con la boca abierta y como un
reflejo de mi rostro, la chica le miraba con la misma expresión. Sakura
esperaba que la chica, a quien parecía deberle fidelidad de algún tipo, ¿Le
comprendiera? ¿Qué le pasaba? Tal vez
aquel descaro siempre había sido propio de él y yo en mi idealización no lo
había notado.
Sentí lastima por la chica, quien no parecía
comprender la reacción de Sakura más que yo.
La chica tragó saliva incomoda, dio la vuelta
y salió de la habitación. Sakura suspiró y volteó a observarme.
Su mirada parecía avergonzada, con
prácticamente una disculpa escrita en sus ojos.
-
¿Qué…?- comencé a preguntar
confuso… pero no sabía cómo continuar la pregunta. ¿Qué iba a decir? No iba a
pedirle explicaciones ni preguntarle qué iba a decirle a la chica, él sentiría
que le reclamaría algo y diría alguna cosa que evitara lastimarme. Tampoco iba
a preguntarle quien era, no lo creí apropiado si estaba más que claro, que
aquella también era la casa de la chica.
El mal ubicado en el lugar era yo y sentí que
Sakura no lo creía así.
~ Sakura
-
Escúchame – le pedí a Michelle, en cuanto cerré la puerta de la
habitación.
-
No… no te escucharé, no mereces que te escuche, pudiste haberlo
sacado de aquí, defender el lugar que se supone que ocupo en tu vida y allí
recién pedirme que te escuche pero no, ¡Me pediste salir y lo mantienes en
nuestra casa! - Michelle parecía
furiosa, observaba para todos lados, como buscando una respuesta.
-
Michelle escúchame… - le pedí tomando sus manos, conocía a esa mujer, sabía que era
comprensiva hasta lo innatural, aquello era lo que yo más destacaba de ella siempre,
tal vez lograría que me entendiera. – Primero, pregúntate que hace aquí… él
me necesita, han ocurrido un par de cosas en su vida…
-
¡Ocurren cosas en la vida de todos Yasunori, no vas a ir a besar a
todos los pobres japoneses que tengan problemas con quizás qué! – ella
continuaba gritando, jamás la vi tan alterada.
-
Michelle escúchame, sabes
lo que significa él para mi… no puedo evitar ayudarlo.
-
¡Yasunori! – gritó y cerró los ojos, estaba tan molesta que sus
manos temblaban, por instinto me alejé de ella antes de recibir algún golpe o
algo parecido. – Si me hubieras hablado de que un amigo necesitaba ayuda, te
hubiera apoyado, si me hubieras dicho que era Hyde, lo hubiéramos conversado y
tal vez me hubiera involucrado, Pero… ¿A esto le llamas ayuda? ¿Así ayudas a
tus amigos?
-
¡Claro que no Michelle! Pero tienes que entenderme, se me hace muy
difícil controlarme cuando es él y fue imposible negar mi ayuda, realmente
estaba muy mal, por favor escucha toda la historia…- le supliqué.
-
No, no escucharé nada, no quiero oír tus explicaciones, tus
justificaciones, tu voz, no quiero saber, no quiero involucrarme, no quiero
encontrarte la razón ni que intentes convencerme de nada. Esto sobrepasa
cualquier idiotez que hayas hecho antes y no voy a dejarlo pasar, Yasunori es
él o yo.
-
¡Michelle! Sabes que me pasé años llorando por él, sabes lo que
significa… intenta comprender por favor…me quisiste sabiendo que estaba
enamorado de él.
-
¡Si, porque me juraste no volver a él! Y mírame, ¡Te estoy rogando que tengas un
poco de respeto por mí y lo saques de mi propia casa!
-
No tiene donde ir, no tiene a nadie más que a mí…
-
¡Claro que los tiene! Es Hyde, se la pasa de fiesta con mil
amigos, que recurra a alguno de ellos, tú crees que eres importante en su vida,
pero no es así, el sobrevivió sin ti y puede hacerlo ahora, sólo… sácalo de
casa o seré yo quien se irá.
-
Michelle por favor…
-
¿Por favor qué? ¿Qué esperas? – preguntó, su voz estaba dolida… me
sentí realmente como un asno.
-
Que te quedes… que entiendas que ocurre…
-
Lo entiendo ¿Qué no lo ves? – una lágrima cayo por su ojo derecho
hasta su mentón, solo ahí noté el peso del error. Jamás había hecho llorar a
Michelle. Nunca, en todos esos años.- Lo entiendo y por lo mismo no voy a
permitirte tenerme en tu vida mientras esté él. Sácalo de casa. Ahora.- exigió
con sus ojos aun derramando lágrimas.
A pesar de que me dolía verla llorar, y la quería, dejar a Hyde solo en aquel
estado me sería imposible, no me dejaría dormir y tal vez me arrepentiría toda
la vida…
-
No puedo.- le confesé con sinceridad, y algo de miedo. No quería
que se fuera ella… tal vez era ridículo por mi parte pedir su comprensión, pero
considerando que ella conocía bien la historia estaba seguro de que entendía
como me sentía.
-
Entonces yo me iré. – me escupió entre lagrimas, a pesar del dolor
en sus lagrimas, su voz sonaba furiosa.
-
Por favor Michelle. – Estiré mis brazos hacia ella para detenerla
pero los quitó agitando sus manos de forma nerviosa.
-
Escúchame, aclararás tu cabeza y me llamaras, tienes cinco días.
Es lo único que puedo hacer por la lástima que le tengo a tu arrepentimiento de
haberlo dejado hace tantos años. – dijo apuntando con su dedo en mi dirección.-
Pero si en esos cinco días no me dices nada, yo no te esperaré. Se acabará. Y
te desearé suerte en tu vida junto a él.
-
Vamos Michelle, no es que necesite aclarar las cosas, sólo… sólo
me preocupo por él.
-
¡Yasunori! ¡Si hubiera llegado sólo dos minutos más tarde, los
hubiera encontrado desnudos chupándose los codos! ¿De verdad crees que soy tan
estúpida? Te he entendido por años y he sido paciente con tus sentimientos, con
tus procesos, con tus recaídas y con todo, pero no dejaré que juegues conmigo.
-
Nunca he querido hacerlo…- le dije sinceramente. Ella solo me
observó, negó con la cabeza y se alejó de mí, dejando la puerta cerrada tras de
ella.
La seguí.
Tenía miedo de lo que pudiera decirle a Hide.
En cuanto llegué a la habitación la vi
ordenando sus cosas y colocándolas en bolsos, sin siquiera dedicarle una mirada
a él. Michelle… era alguien digna de aplausos, siempre se había comportado muy
bien conmigo y aunque sentía en aquel momento que estaba abusando de ello, no
me sentía arrepentido de haber insistido en que Hide fuera quien se quedara.
Tal vez en cinco días la situación sería distinta…
-
Yo… lo siento mucho…- dijo Hide con la mirada baja y con verdadero
tono de arrepentimiento.
Michelle tomó sus bolsos y volteó para hablarle, tenía el rostro
con una sonrisa y un par de lágrimas contenidas, era muy visible que estaba
afectada.
-
Tú no me debes nada. Así que no debes disculparte.- dijo antes de
agachar su cabeza y salir de la habitación.
Hide la observó sorprendido por sus palabras.
“Si Hide, es una buena mujer” pensé.
No la seguí, creí que era mejor darle tiempo
y espacio, de todas maneras ya todo había explotado por mi estupidez y falta de
contención.
Sólo quedaba actuar ante las consecuencias.
Escuché la puerta cerrarse y cerré los ojos,
deseándole en mi interior que tuviera un buen retorno a donde quiera que fuera.
~ Kaz
-
¿No quieres cenar? – preguntó Mika de pronto, interrumpiendo mis
pensamientos.- Llevas al menos 20 minutos ahí, y no has tocado tu comida,
¿Quieres comer otra cosa?
-
No, no… estoy bien, me conscientes demasiado.- Le dije con una
sonrisa, no quería hacerla sentir mal. Sin embargo ella me observó dudosa.
-
No quiero que vuelvas a deprimirte como en aquellos días cuando él
no estaba… ¿Por qué no…? ¿Por qué no te convences de que él nunca regresó? – La
observé impresionado, nunca habíamos hablado de él. No quería hacerlo tampoco,
al menos no con ella.
-
Porque lo hizo, hablemos de otra cosa.- le pedí.
-
No, no lo hizo. No está para ti Kaz. – me dijo en un tono de
suplica.
-
Mika…
-
Lo siento, es sólo que, siento impotencia al verte así por él.
-
Estoy bien… y si no, lo estaré pronto. No te preocupes.
-
¿Qué puedo hacer por ti? – Mika se puso de pie y rodeo la mesa para
llegar hasta mí. Yo estiré los brazos,
comprendiendo su intención de sentarse en mis piernas.- Sólo quiero hacerte
feliz.- susurró en cuanto se sentó.
Comenzó a besar mi cuello y a pasar sus manos
por mi estomago, sólo unos segundos después desabrochó mi pantalón y tocó por
debajo de la ropa.
-
Mika no tengo ganas… sólo quiero descansar un poco…- le pedí, sin
ánimos de excitarme. Tenía la cabeza llena de pensamientos de Hyde.
-
Lograré despejar tu mente de él.- dijo en cuanto se puso de pie y
quitó su ropa.
Suspiré.
“Está bien, intentémoslo” pensé. Pero
mientras la veía desnudarse note que no sentía atracción por ella, sus manos se movían por mi piel y buscaban
quitar mi ropa, sin embargo mi mente estaba colapsada y no lograba despertar mi
lívido ni con intención. Entonces cerré los ojos y me convencí de que los
toques delicados de esos dedos, pertenecían a Hyde.
Sentí su boca lamer mi entrepierna buscando
despertarla, imagine que era Hyde.
No abrí los ojos, en ningún momento y cuando
fue necesario, traté de ignorar su cuerpo, no era tan difícil convencerme a mí
mismo.
Sentí mi ya erección presente entrar en su
cuerpo. Y escuché sus quejidos, los ignoré.
Podía convencerme de que la textura, la
humedad y la sensación pertenecían al cuerpo de Hyde.
Y sin notarlo… lo dejé escapar.
-
Hyde… mmm…- susurré
despacio, con los ojos cerrados y el cuerpo con un poco de sudor. Sentí el
cuerpo de mi ficticio Hyde quedarse inmóvil sobre mí.
Y su voz rompió la ilusión.
-
No puedo creerlo.- dijo Mika con la respiración entre cortada.- No
puedo creerlo.- repitió. Abrí los ojos y la observé sobre mí algo adormilado y
perdido por mi propia ilusión. Ella se puso de pie, tomó su ropa y corrió hasta
el cuarto.
Suspiré.
“Bien Kaz, todo un éxito” me dijo con
desganas. ¿Qué nada podía salirme bien?
Me
puse de pie, y comencé a vestirme.
Que fácil podía resultarme excitarme si me
convencía de que ella era Hyde, no podía negar mis sentimientos ni mi
atracción, no podía frente a hechos tan claros.
Debía disculparme con Mika, disculparme por
utilizarla como reemplazo de alguien que no volvería.
Entonces la vi llevar un bolso y arrastrarlo hasta la
puerta.
-
Me voy.-aseguró con una mano en el picaporte. La observé
impresionado. ¿Tanto la había lastimado?
-
Mika perdóname.
-
Me voy Kaz, porque sólo así apreciaras lo que hago por ti, me extrañarás
y me buscarás.
-
Mika…- ¿Qué le decía? ¿Realmente me entristecía que se fuera?
Claro que no, me gustaba la soledad de mi departamento, lo que no me gustaba
era hacerla sentir mal a ella. Y lo
peor, que ella estuviera convencida de que la extrañaría cuando yo estaba
seguro de que mis sentimientos por ella no iban mucho más allá de una amistad o
un agradecimiento. – Está bien… lo entiendo…- le dije sin saber que más decir.
Entonces ella se fue, cerrando la puerta tras
de ella.
Observé mi departamento solo, y suspiré.
Si, extrañaba una presencia en ese espacio,
pero no precisamente de ella.
~ Hyde
-
No quiero molestar, será
mejor que me vaya. – le dije tomando mis cosas, decidido a irme a mi casa y
dejar de causarle problemas.
-
Tú no te mueves de aquí.
– dijo con autoridad.
-
¡Ash Sakura! ¿Qué no lo ves? ¡Tú tienes pareja, una vida formada, que
además, comenzó en cuanto te alejaste de mí… y aquí vengo yo a romper tu
equilibrio, a arruinar todo lo que hiciste lejos de mí… tal vez yo no he hecho
nada con mi vida, pero no quiero arruinar la tuya sólo porque la mía es un
asco! – le grité directamente, no quería
buscar palabras para adornar lo que estaba sucediendo… aquello era lo que
realmente yo veía.
-
¡Ash ¿Qué nadie me
escucha?! ¡Aquello es lo que tu cabeza creó de mi vida, y si te vas, será
porque simplemente eres demasiado egoísta como para esperar y escuchar mi versión
de lo que es mi vida! – gritó de vuelta en cuanto me vio amarrar las agujetas
de mis tenis.
-
¿Egoísta? ¡Me voy por ti!
– esta vez me puse de pie dispuesto a marcharme.
-
Eso no es cierto, te vas
porque piensas tan mal de ti mismo, que según tus ojos, todo lo que tocas lo
arruinas, pero metete en la cabeza que no existe eso de una vida formada que
comenzó desde que tú te fuiste, nadie aquí tiene dos vidas y aun en el
presente, cargo con tu recuerdo con bastante regularidad y voluntad... – Lo
observé unos minutos sin comprender bien a qué se refería… ¿Por qué Sakura
tenía un lenguaje tan poco común? Intentar entenderlo me tomaba noches de
insomnio en el pasado.- ¿Qué no lo ves?
Te quedarás sólo con tu egoísta percepción de lo que está ocurriendo y
pensarás el resto de tu vida que estuviste por arruinar la mía, si te vas en éste
momento… en vez de notar, lo feliz que me hace que estés aquí.
Me quedé intrigado por sus palabras…. ¿Estaba diciendo que estaba feliz de
tenerme ahí? Causándole problemas… ¿Aun después de todo el tiempo que me
ignoró?
-
Creo que no te estoy
entendiendo… - le dije con sinceridad.
Estaba observándolo con impresión cuando vi bajar de forma vertical una
araña que colgaba de su telaraña desde
el tejado, bajando lentamente y pasando por sobre mi mirada.
-
¡Ah mierda! – grité, y
de inmediato me quité ambos tenis y la aplaste.
Sakura me observó con algo de impresión por mi rápida reacción.
-
¿Y si esa araña se pasó
la vida entera pensando que yo era su compañero de cuarto y bajó aquí, para
saludarte pensando en que eras una visita en nuestro cuarto? – Preguntó Sakura
con tono severo, como si yo hubiera cometido un tremendo error. ¿Qué? ¿Qué clase
de pregunta era esa? Lo miré sin saber que decir.- Pero no. Sólo piensas en ti
mismo. Tu primera reacción es huir y eliminar lo que te causa
dificultades, en este caso es estar
aquí. No esperarás a escuchar mi historia.
Cuando lo comprendí, no pude evitar una
carcajada.
-
Quieres decir que estoy
reaccionando a eliminar lo que me asusta, como esa araña o como dañar tu vida,
y me estoy marchando sin escuchar la otra versión. – Sakura asintió.
Pensativo me senté en la cama.
-
Ambos tenemos un basural
de confusiones en la cabeza, tu por quien sea que te haya dejado y yo por que
estas aquí, permanezcamos juntos mientras nos aclaramos ¿sí? – propuso él con
una sonrisa tranquila.
¿Cómo le era
posible estar tan tranquilo?
¿Qué quería
de mí?
-
¿Me estas pidiendo que…
volvamos a…?
-
No. Te estoy pidiendo
que te quedes aquí, no podría dormir de la preocupación si te vas… - Auch. Yo
miré mis manos… entonces él solo quería que yo me quedara, para no estar en su
consciencia. Sólo sentía lastima por mí.
-
Puedes quererme Hide,
puedes besarme, espero que eso no incremente la confusión que tenemos, pero
aunque hagamos todo aquello… no estableceremos nombres, ni limites, hasta que
nuestras mentes se aclaren.
Puedo
quererlo… si, sentía que si podía.
También
quería besarlo… había disfrutado de ese beso…
Era el
Sakura de mis recuerdos, él que siempre atesoré.
Hasta que se
aclare él, lo tendría para mí… sólo esperaba que mi corazón se sintiera mejor
cuando eso suceda y no más vulnerable.
-
¿Y… eso hasta cuándo
crees que será? – su proposición me pareció cómoda, yo tenía un miedo infinito
a quedarme solo con aquellos sentimientos tan dolorosos y posiblemente
autodestructivos.
-
¿Debo establecer un
tiempo? – Pareció recordar algo, posiblemente el sí tendría un tiempo en mente.
-
Entonces… ¿Puedo
quedarme contigo un tiempo? No me gusta estar solo… y mi departamento es muy
grande.- “Y no quiero sentir la falta de Kaz.” pensé.
-
Puedes quedarte todo lo
que quieras. – dijo sonriente… una sonrisa cálida, ligera, no parecía alterado
por lo que acababa de ocurrir, al contrario… parecía feliz.
-
Bien… - Le sonreí. El
sólo suspiro y caminó hacía el pasillo, alejándose de mí.
-
¡Prepararé curry para la
cena! – anunció desde el pasillo.
-
¿Qué no… a ti no te
gusta el curry? – le pregunté en el mismo tono que él usaba.
También me
reí.
Creí que
aquel era el mejor de los momentos para curar el corazón de las heridas del
pasado… de esas, que siempre permanecieron abiertas.