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El ego los consume a
todos Sakura.
Me negaba a creer en ello.
Siempre creí
que conocía demasiado bien a Hide, tal vez eso ya no era así… tal vez
descubrirlo iba a ser doloroso, de inmediato quise ponerme de pie e irme para
evitar cualquier posible encuentro.
Cobardemente
me despedí de mi amigo y me dispuse a ir al baño, para luego irme a casa.
Caminé por
un par de pasillos hasta que por fin encontré el baño. Estaba dentro orinando y
dejándome consumir por el alivio cuando un par de chicos entraron hablando de
estupideces sexuales, los ignoré y continué con mi momento feliz.
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Si esta lo suficiente
ebrio en la madrugada puedes pedirle que te lleve a su casa, no creo que te
diga que no… él es así. En público se comporta bien… pero todos sabemos como
es, siempre se lleva a alguien en su auto. – El chico alto de cabello castaño,
ordenado y estereotipadamente “Bonito” le aconsejaba aquella estupidez con
seguridad a otro mocoso alto que tenía cabello rubio.
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Deséame suerte, ¿Qué
crees que le guste en la cama?
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Solo mámasela bien. –
ambos rieron, yo terminé de orinar, acomode mi pantalón, tratando de ignorar el
desagrado por su conversación y me
dirigí al lavabo.
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Después de todo Hyde
siempre juega con su lengua, le debe gustar aquello.- dijo el rubio. Me quedé inmovilizado.
¿Qué?
Hablaban de
Hide… no pude evitar girarme a mirarlos. Ambos mocosos, de tan solo 25 años
como mucho… no sabían nada de la vida y aquí estaban, hablando de hacerle sexo
oral a Hide… no pude evitar sentir rabia por su actitud, ese tipo de idiotas
rodeaban a Hide, intentando siempre obtener un poco de él. Ese era su mundo.
Sentí lastima por él y quise alejarlo de toda esa mierda. Implicó un doloroso
sacrificio recordarme a mí mismo que Hide no me pertenecía y no podía hacer
nada por alguien que no quería saber de mí.
Lavé mis
manos y salí del baño, enojado, ambos
chicos salieron solo un par de segundos después que yo y pasaron por mi lado.
Decidí
seguirlos.
“Solo serán
unos segundos, lo miro y me voy” me dije
a mi mismo, quería al menos ver como estaba, si su salud estaba bien o si al
menos sonreía.
Caminé tras
ellos y cuando nos comenzamos a acercar a una zona vip comencé a escuchar otra
música, el olor a marihuana invadió rápidamente mis pulmones. Definitivamente
esta era una zona alejada de toda la tranquilidad que había en el evento.
Había mucha
gente, cuerpos sudados moviéndose en la pista con movimientos morbosos, cuerpos en el suelo con algún coma etílico, y
grupos de personas en los extremos bebiendo, mi
atención se centro en el más lejano
y camine hacia ellos. Intuí que ese debía ser el “clan famosillo”
estaban notoriamente más alejados que el resto.
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¡Hyde-san! ¡Hyde-san!
¡Yo puedo hacerlo! – escuché a un hombre decir antes de meterse un vaso
completo en la boca y beberse el contenido rápidamente. Ese acto sacó aplausos.
Observé a todos, hombres famosos, bonitos, bien vestidos y probablemente
ebrios.
Mis ojos se detuvieron en la cabellera rubia con rizos, el cuerpo pequeño y
esos gestos… esos ojos grandes.
Reaccioné
rápidamente, no debía quedarme allí parado como idiota, fui directo a la barra
a pedir algo de beber y lo observé desde allí.
Hide se reía
de las bromas, pero parecía una risa vacía… sonreía casi forzosamente, parecía
algo aburrido, estaba ebrio y aun así parecía aburrido. Guardaba sus manos en
sus bolsillos y se inclinaba hacia atrás sumergido en sus propios pensamientos,
esa mirada solitaria y esa boca triste se preguntaba lo mismo que yo hace unos
minutos “¿Que hago aquí?” y lo supe. Algo del Hide de mis recuerdos quedaba en
ese pequeño cuerpo consumido por la experiencia de estar constantemente en el
foco de atención.
Junto a Hide
estaba ese chico alto rubio que quería llevárselo a la cama, constantemente se
acercaba a su oído para susurrarle alguna broma, Hide sonreía pero no parecía
demasiado contento, al otro lado una chica pelirroja que parecía tener la mano
en su pierna bajo la mesa. “Que espectáculo te estás pegando machote sexual”
pensé con humor negro mientras bebía mi trago.
Aunque tenía
pensado marcharme la intriga no me dejó, de alguna manera quería evitar que
Hide se fuera a la cama con aquel mocoso, pero no creí que yo podría hacer
demasiado al respecto. Me quedé allí viéndolo beber hasta que a penas el muy
idiota podía mantener la consciencia.
Un par de chicas
se acercaron a mí mientras estaba en la barra, un par de prostitutas buscando
clientes, sólo por querer jugar les dije que tenía un amigo en aquella mesa que
necesitaba atención, y las envié con el alto rubio que quería acostarse con
Hide. Lo vi buscando escapar de las prostitutas en tres ocasiones, al parecer
el chico era completamente homosexual ya que su cara de asco cuando las chicas
se sentaban en sus piernas era sublime.
Eran las
4:30 am, la fiesta tenía incluso más gente que cuando había llegado, y mi
trasero dolía tanto de estar sentado en aquel incomodo asiento, así que me puse
de pie y caminé por los alrededores, buscando acercarme sigilosamente a aquella
mesa, tal vez lograría escuchar algo. Pero sin que mi intención fuera ser
visto, sus enormes ojos me atraparon.
Observé su
rostro como un poema mientras me
observaba a la distancia, su boca abierta por la sorpresa, sus ojos de
preocupación, su cuerpo rígido. Definitivamente me había reconocido a pesar del
juego de luces del lugar. Intentó ponerse de píe, tal vez para escapar o tal
vez para ir hasta mí. Pero estaba tan ebrio que de inmediato cayó sentado y el
chico rubio alto se lanzó sobre él buscando sus labios. Casi por inercia
reaccioné y caminé controladamente hacia ellos a paso lento y firme, observé
con cuidado como el rostro de Hide se volteaba para evitar ser besado.
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Oye chico, creo que
estas incomodando a mi amigo.- le dije al rubio alto que se volteaba en un
movimiento muy poco agraciado hacia mí. Realmente no era un chico guapo o al
menos así lo vieron mis celos.
-
¿Disculpa? Estamos
ocupados.- dijo el mocoso engreído con una sonrisa ebria.
-
Hide es mi pareja chico,
aléjate de él. – En alguna parte de mi mente aquella estúpida idea me pareció
buena. La usábamos para evitar que nos molestaran chicas y chicos en aquellos
primeros años de fama… pero la cara de Hide había vuelto a ser un poema, no
podía creer que yo había dicho aquello. “Lo siento” le imploré con la mirada,
el asintió, comprendiendo perfectamente lo que decían mis ojos, aun había
conexión.
-
Lo siento, mi novio es
algo celoso.- susurró ebrio y divertido. Aun así sus gestos parecían
preocupados, estaba tenso, nervioso tal vez. – Chicos debo marcharme… no me
siento bien, nos veremos en otra oportunidad.- Hide intentó ponerse de pie con
mucha dificultad por lo que inmediatamente lo ayudé… tocarlo, maldita sea, era
como si toda la distancia que por años ambos trabajamos se esfumara en
segundos, parecía como si nuestros cuerpos se reconocieran y era reconfortante
volver a rozar su pequeño cuerpo, aunque fuera de una forma tan formal como
sostenerlo para que no cayera. – Vámonos. – me ordenó, no pude evitar mirarlo
con sorpresa. Se iría conmigo y no con el chico rubio.
Caminamos juntos prácticamente abrazados mientras le sostenía, mi cuerpo
estaba tenso y soportaba la respiración mientras lo tenía cerca, solo de
ansiedad… me sentía temblar y evitaba a toda costa mirarlo a los ojos.
Continuamos caminando en aquella posición al salir del oscuro recinto que
ya casi no tenia gente, el mismo guardia que me observó en un primer momento
con desconfianza me deseó las buenas noches con una gran sonrisa, solo de ver a
Hyde acompañándome.
Nos detuvimos fuera del recinto.
¿Ahora qué?
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¿Quieres que te lleve a
tu auto?
Observe a Hide que permaneció en silencio.
-
Hide… ¿Quieres que te
lleve a tu auto? – esta vez volteé a mirarlo, su rostro estaba muy cerca, lo
que hizo mis sesos convulsionar. “Estúpidos nervios”
-
No vine en auto… llamaré
un taxi. – dijo con dificultad.
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No es necesario… yo
puedo llevarte a casa, pero debes indicarme como llegar. ¿Crees que puedas?
-
Vamos a beber a algún lugar primero…- me invitó
con una estúpida sonrisa fingida, que prácticamente parecía dibujada en su
rostro.
-
¿Qué? Pero si estás
ebrio hombre.- le dije riendo nerviosamente.
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Pero tú no… “No es una
buena reunión de viejos amigos si no volvemos ambos borrachos a casa”.- citó
con una sonrisa las palabras que yo decía años atrás… le sonreí con ternura,
tal vez no me llamaba hace años, tal vez intentaba ignorar mi existencia, pero
allí estaba el pequeño, ebrio, repitiendo palabras que dije una vez hace más de
20 años. Algo en mí no podía evitar sentir ternura por el simple hecho de que
al menos su memoria me recordaba.
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Bien, vamos a emborracharnos. – le dije
sonriéndole afectivamente. Hide hizo lo mismo.
Caminamos hacia mi auto y sin demasiados preámbulos nos pusimos en marcha
buscando algún local abierto a las 5 de la madrugada.
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Lo que sea que tenga
comida y alcohol por mi está bien.- dijo observándome mientras yo buscaba por
las calles algún local, su mirada fija en mi se sentía nuevamente
reconfortante, tanto como tocarlo.
-
A las 5 de la mañana no
es como si pudieras ser quisquilloso.
-
Siempre puedo ser
quisquilloso.
-
Claro “señor Hyde” – le
dije en tono de devoción.
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No me digas así… ¿Cómo
has estado? – él arrastraba las palabras por la ebriedad.
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¿Eh? Estoy bien.- le
dije concentrado buscando por el camino locales con la luz encendida y leyendo
sus carteles. Él parecía demasiado ebrio para poder hacer algo como leer. - Me
distraigo constantemente con la música como siempre, la verdad siempre tengo
algo que hacer, la vida me trata bien.- le dije sin pensar.
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¿De qué te distraes? –
Dijo en tono dulce. Aquel tono lo usaba cuando estaba atento, cuando necesitaba
más información de algo que le fascinaba.
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De la vida Hide… de
pensar tal vez en la incoherencia de la vida. – le solté nuevamente sin pensar,
aquello siempre sucedía con Hide, el escarbaba entre la basura para rescatar
esas palabras que tenían un significado de alto peso para las personas.
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Hum…- se limitó a decir.
Lo observé de reojo dibujar animales tristes en el vidrio empañado de la
ventana.
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¿Tu cómo estás?
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Distraído de las
incoherencias de la vida… anestesiado tal vez. – Su tono fue ausente esta vez.
La mirada cálida de sus ojos cafés siempre me pareció distinta, profunda,
triste, sola. El sonrió.
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No me observes así sin
besarme. – dijo con voz coqueta, parecía estar jugando. Mordió sus labios
observando los míos a la distancia.