martes, 17 de enero de 2017

Capítulo 12: Adiós.


-          ¿Cuánto falta? – le pregunté a Kazu mientras caminaba a su lado. Mis pies dolían, llevábamos más de tres horas caminando.

-          Poco…- dijo sonriente. Estar en el lugar en donde nació mantenía  a Kazu feliz. Yo estaba sorprendido por la vegetación de la zona, todo lo que nos rodeaba era campo, cultivos y mucho verde. No habían caminos que seguir, no habían casas y a lo lejos veía un par de molinos que indicaban que faltaba poco para llegar al pueblo más cercano.

Kazu caminaba sin dificultad entre los arbustos y el barro.

Los mosquitos no parecían molestarle y el brillo de sus ojos se había tornado diferente. Podía sentir la emoción emanar de su cuerpo.

Todo lo que nos rodeaba era tranquilidad, el cielo estaba azul, las nubes parecían esponjosas y más blancas de lo habitual, nos acompañaba el sonido de las aves y la brisa nos impactaba de manera agradable en el rostro. Sin embargo, mi cuerpo no era tan fuerte como el de Kazu y yo estaba muy cansado. Además, debido al gran esfuerzo físico estaba sudado… y yo odiaba estar sudado, por lo que me mantuve callado para que mi mal humor y mi cansancio no espantaran el brillo de emoción en los ojos de Kaz.

En los últimos días, Kaz había estado constantemente molesto a causa de mi viaje para el rodaje de la película, poder verlo relajado y emocionado era un lujo que pretendía apreciar.

Antes de acercarnos a los molinos que se observaban a los lejos, Kaz cambió la ruta de su camino.

-          Espera… ¿Qué no es en aquel pueblo? – dije señalando los molinos.

-          No… mis padres viven a las afueras del pueblo… su casa está rodeada de termas.-  dijo tomando mi mano para ayudarme a saltar un tronco. - Espero que las termas alivien tu mal humor.- agregó con voz más baja.

Yo solo sonreí.

Si decía algo podría estropear su buen humor, sin embargo si había sinceridad en mi sonrisa... de sólo imaginar nuestros cuerpos desnudos en el agua caliente…

-          Ya sólo un par de pasos más… te gustarán mis padres Hyde.- dijo Kazu interrumpiendo mis pensamientos.

Efectivamente a tan sólo un par de pasos más nos encontramos con una enorme casa estilo antiguo, junto a ella´, una escalera enorme que indicaba por su pedestal, que era el camino a un templo.

Nos acercamos a la casa de los padres de Kazu.

Comencé a sentirme nervioso y entonces recordé mi regalo de navidad.

Mi regalo de navidad, guardado en la mochila que llevaba en la espalda, comenzó a sentirse más pesado.
“No debí traerlo… “pensé arrepentido.

Durante nuestra navidad en la nieve y luego de casi morir atrapados en la tormenta, Kazu me dio un par de regalos, uno de ellos derritió mi corazón y ahora se encontraba rodeando mi muñeca izquierda, luciendo como la pulsera más hermosa del mundo. El otro de los regalos había sido completamente inesperado. 

Jamás había existido en mi mente la idea de utilizar juguetes sexuales, nunca creí que aquella idea vendría de Kaz tampoco, pero allí estaba dentro de mi mochila, aun nuevo en su envoltorio… Kazu me había regalado un vibrador anal. Y aquello no era lo peor, me había avergonzado tanto pedirle a alguien que lo llevara a mi departamento junto al resto de nuestro equipaje, que había terminado llevándolo a casa de los padres de Kazu… él lo sabía y yo estaba seguro de que disfrutaría de utilizarlo aquí, desvergonzadamente.

-          ¿Hola? – dijo Kaz al entrar en su casa de infancia. Inmediatamente una mujer mayor corrió a abrazarle. Era su madre.

-          ¡Kazuhito! – Dijo mientras acariciaba su cabello y le abrazaba fuerte con los ojos cerrados, aunque la escena me conmovió, sentí que estorbaba, me presencia allí estaba de más. Me limité a dirigir la mirada hacia otro lado.- Estas delgado… pero te ves feliz, más que la última vez que estuviste aquí.- dijo su madre quien le dedicaba una mirada de afecto a su hijo y que no pude evitar envidiar al levantar la mirada. Yo también extrañaba un poco a mis padres.  “¿Qué dirían ellos sobre Kaz?” me pregunté intentando distraerme de aquella escena íntima familiar.

-          Mamá no digas aquellas cosas… - Kazu apenado observó el piso, entonces me observo de reojo recordando que yo estaba allí y me dedicó una disculpa con la mirada. – Madre he venido con alguien esta vez.- su voz sonaba un poco indecisa y nerviosa. “¿Cómo me presentaras Kazu?” pensé cuando los nervios comenzaban poco a poco a invadirme. – El es Hideto.- dijo finalmente, sin agregar nada más.  Yo lo observé sorprendido, al igual que su madre que en segundos me dedicó una mirada curiosa, pero de pronto ella pareció tomar una decisión y sonreír en mi dirección.

-          Me agrada conocerte Hideto. – dijo amablemente, de inmediato yo me incliné un poco en señal de respeto y saludo.

-          Es un placer…- tartamudeé un poco.

Me sentía nervioso, comencé a pensar en que estaba en frente de nada más que de quien trajo al mundo a la persona que tanto amaba y yo le debía todo el respeto y el agradecimiento del mundo. Quería agradarle, aunque tal vez ella no se enterara de que yo era quien recibía y le entregaba amor a su hijo, quería que ella tuviera una buena impresión de mi.

-          Por favor acomódense y luego vayan al comedor, serviré comida para ustedes, deben estar exhaustos por el viaje.

Ambos asentimos. Mientras Kaz tomaba el equipaje en sus brazos yo observé a la madre de Kaz. Su compostura era robusta, parecía ser una mujer cariñosa y fuerte. Me recordó a una profesora de la escuela a quien me gustaba abrazar por su compostura, sus abrazos eran más cálidos que los de una persona delgada.

Sentí ganas de abrazar a la madre de Kaz, y me pregunté cómo reaccionaría ella si de la nada el “amigo” de su hijo, a quien acababa de conocer, le diera un gran abrazo. Reí ante la imagen de su rostro en mi cabeza.

-          Hyde, ¿Qué esperas? No puedo cargarte yo, tengo las manos ocupadas.

-          Si, si, te sigo. – le dije aun riendo.

-          ¿Qué no piensas ayudarme con el equipaje? – Me preguntó observándome extrañado, Kaz muchas veces me veía reír de mis propias estupideces, jamás preguntaba el por qué, solo me observaba y reía conmigo.

-           ¿Es que así tratas a tus invitados? – le dije indignado mientras le quitaba de los brazos una de las mochilas.

-          Oh cariño, no sabes la bienvenida que te daré…- dijo riendo perversamente.

-          ¡Kaz! – lo observé con miedo en los ojos,  ese Kaz atrevido que rara vez salía a flote, no tenia prejuicios. – Es casa de tus padres…

-          Y por ello conozco bien en donde podríamos… - dijo libremente mientras caminábamos con las mochilas por un largo pasillo.

-          ¡Shh! ¡Tu madre nos puede escuchar!

-          ¿Te molesta que nos escuche? – Preguntó con ojos sinceros.

-          Me avergüenza que nos escuche… - busqué en mi mente cualquier tema para evitar que Kaz continuara hablando de violaciones a un alma virginal.- Oh Kazu, hay algo… que me gustaría saber…

-          ¿Qué es?

-          ¿Por qué  me presentaste como Hideto? No me molesta… solo, me da curiosidad. Tú nunca me dices así…

-           Eso es porque no quiero que mamá comente con alguien el nombre del amigo de su hijo y te reconozcan por tu nombre. No conozco más “Hydes” en Japón, y Hideto es más común, además de que nadie sabe que es tu verdadero nombre.

-          ¿Tu madre lo diría?

-          Mi madre no debe saber quién eres, así que no sería con una mala intención, pero en el pueblo es posible que alguien sepa de ti, es mejor prevenir que lamentar.

Aquello me hizo sonrojar.
Kaz me protegía.

-          Esta será tu habitación.- Kaz abrió la puerta de una habitación amueblada al estilo antiguo. Muy espaciosa para una sola persona.

-          Oh… gracias…- dije un poco desilusionado al pensar que dormiría solo en mis últimos días junto a él, antes de mi viaje.

-          Tranquilo, sólo será la habitación de tu equipaje, mi habitación es la de junto, dormiremos allí los dos. – Ambos nos sonreímos por lo absurdo que era lo fácil que nos resultaba leer nuestros ojos.
Ordenamos el equipaje en la habitación y luego nos dirigimos a la suya.

-          Vaaaya… - no pude evitar emocionarme al ver la habitación de infancia de Kaz.

En cada rincón de la pared había una composición en pentagramas, cada melodía con su ajustado tiempo, pequeñas notas junto a la cama, junto a la ventana, silencios en notas, escritas en altura en la habitación, llaves de Sol dibujadas con curvas hermosas y coloridas en cada una de las ajustadas líneas en la pared. Su habitación parecía un cuaderno musical  al que le había dedicado mucho tiempo y esfuerzo.
Definitivamente él siempre se proyecto en la música.

-          Eres la primera persona ajena a mi familia que visita mi habitación. – Algo de aquella habitación era similar al departamento de Kaz, la forma en que estaban ordenados los muebles, los colores, la esencia, todo me hacía sentir como en nuestro hogar en Tokio.  

-          ¿No tenias muchos amigos?

-          No… - aquello no me impresionaba realmente, Kaz era muy introvertido la gran mayoría del tiempo, sin embargo algo en su “No” me hizo detenerme a pensar en lo solitaria que debía ser la vida de Kaz antes de mí. Nunca hablábamos de ello… pero gracias a todo lo que lo había llevado ser la persona que tenía en frente de mí,  era él y él era perfecto para mí. Así que de todas formas agradecí su pasado, su solitaria vida, sus decisiones y todo aquello que lo guió a mis brazos. – Esta cama es muy grande, será perfecta…

-          ¡Kaz! Ya deja de planear aquello…- le dije junto a una risa nerviosa.

-    La verdad solo lo hago por molestarte… desde que lo compré, ya tengo el plan listo. – Dijo el muy pillo.

-          ¿Qué? ¡Pervertido! – le dije riendo nuevamente, Kaz se acercó a mi sonriendo, coloco sus manos en los extremos de mi cintura y me besó.

Fue un beso lento, tierno, sentía allí algo que le mantenía molesto, pero no quería arruinar la noche buscando incomodarle con una conversación que sabía que no quería.

-          Sólo nos queda poco más de un día juntos… - Los ojos de Kaz brillaban, parecía molesto consigo mismo y al mismo tiempo parecía enfrentar una emoción intensa por mí. Me costaba leerlo últimamente, pero estaba seguro de que también le costaba así mismo entenderse.- Quiero  que sepas que eres la persona más valiosa para mí.

-          Kaz…- le dije sonriendo, volví a besar sus labios suavemente y descansé mi frente en su hombro.  – Te amo.

-          Te amo.


Permanecimos allí unos minutos más, hasta que mi ruidoso estómago quiso algo de comida, nos dirigimos por el pasillo hacia un comedor, pero en mitad de él una voz ronca se aproximó a nosotros y Kaz reaccionó de inmediato al ver a la figura acercarse por el pasillo.

-          ¡Padre! – No me cabía duda, Kaz amaba a sus padres.

-          ¡Kazuhito! – Su padre lo abrazó fuertemente y en cuanto lo soltó, una mujer corrió a los brazos de Kaz también. No era demasiado difícil deducir que era su hermana, ambos tenían rasgos muy parecidos, tanto que me causó un poco de gracia.

-          Padre, hermana, este es Hideto, un gran amigo. – “¿gran?” Aquello no dejaba de divertirme. No esperaba que le dijera a sus padres que yo era a quien se cogía por las noches, pero al menos el descaro no debía ser tan grande. – Hideto, ella es Shizen, mi hermana y este es mi Padre. – A ambos los saludé con respeto y de manera casi automática todos se dirigieron al comedor, yo sólo les seguí el paso. La familia de Kazu parecía ser digna de una foto familiar americana. Sólo que más tranquilos, pero de todas formas alegres para lo usual de una familia japonesa. Me pregunté si Kaz siempre se comportaba de forma tan feliz en su hogar, o era tan solo el hecho de estar de visita luego de quizás cuanto tiempo. En nuestro hogar el no solía ser tan efusivo, pero esta nueva faceta de él me parecía divertida al igual que el pervertido sexual desvergonzado, aquel último era mi favorito.

Al llegar al comedor, me acomodé junto a Kaz y al observar toda la comida deliciosa que nos rodeaba no pude evitar salivar, cuando estaba ya preparado para atacar la comida, Kaz tomó mi mano por debajo de la mesa y me dirigió una mirada de regaño. Yo no entendí hasta que observé a sus padres, que con ojos cerrados… parecían rezar. Observé a Kaz nuevamente con algo de miedo en mis ojos, ¿Su familia era religiosa? Luego de unos eternos segundos todos levantaron la mirada y tomaron los cubiertos. Kaz se acercó y me susurró:

-          Antes de comer agradecen a la vida por la oportunidad de tener comida en casa, entre otras cosas… - Yo lo observé con la boca abierta, aquello jamás lo había escuchado.- Mi familia es un poco espiritual.- agregó avergonzado. Yo solo le sonreí.

Podían ser judíos, musulmanes o indios, yo tenía hambre y más nada importaba.

La comida estaba deliciosa y para mi tranquilidad, la conversación durante la cena estuvo enfocada en Kaz y nadie me preguntó nada directamente, tan solo fui nombrado cuando Kaz contó cómo nos conocimos por un compañero de trabajo a quien ayudaba con la producción de su proyecto solista. Aquello me hizo pensar que la familia de Kaz era muy empática con las incomodidades de las visitas o bien, me vieron tan concentrado comiendo que evitaron molestar mi ataque. En dos ocasiones Kaz tocó mi pierna para tranquilizar mi rapidez al comer. Incluso llegué a pensar que estaba hablando demasiado en la cena, para mantener la atención dirigida en él y no en mi ataque a la comida.


-          ¡Por dios Hyde pareces poseído! – dijo riendo cuando sus padres se retiraron de la mesa.

-          Lo siento… realmente tenía hambre… - le dije disculpándome. La hermana de Kaz nos observaba curiosa.

-          Es primera vez que Kaz tiene un amigo cercano, es agradable ver la química entre ustedes.- dijo sonriendo.

-          ¿Química? – pregunté yo.

-          No digas esas cosas Shizen, nuestro padre puede escuchar y comprender cualquier cosa. – dijo Kaz en tono molesto. Yo quise tocar su mano para calmarlo, pero debía ser precavido ya que su hermana estaba observando demasiado al parecer. 

Ella no dijo nada, no pareció molestarse por el tono de Kaz, al parecer, estaba esperando aquella respuesta. Pero ella continuo sonriendo, algo me decía que ella sospechaba algo y que no le molestaba en absoluto. De todas formas, me preocupé.

Al llegar  a la habitación yo me sentía angustiado, sentía miedo por Kaz. Comencé a sentir que haber ido allí no había sido una buena idea, nos habíamos expuesto demasiado.            

-          ¿Crees que se dieron cuenta? – le dije mientras me desvestía y mis miedos inundaban mi cabeza.

-          ¿De eso es de lo que estas preocupado? – Kaz dijo mirándome algo sorprendido pero con cierto matiz de alivio en su voz.

-          Kaz… sé que no es el mejor momento para preguntarlo pero… ¿Está bien que se den cuenta? Es decir, sé que me amas pero no necesito que me lo demuestres frente a tus padres yo… prefiero que ellos continúen pensando que soy tu “gran” amigo… - Yo no quería que él fuera rechazado por mi culpa.

Kaz me observó unos instantes dudando, luego suspiró y se sentó en la cama.

Volvió a suspirar.

Suspirar era algo que hacia cuando se estresaba mentalmente por algo.

-          Hyde la verdad… no pasó por mi mente decirle a mis padres sobre nosotros, pero ahora que estoy aquí me doy cuenta de que me gustaría que estuvieran enterados.- Kaz me observaba minuciosamente, yo estaba impresionado.  

¿Quería decirles que éramos pareja? Oh dios… mi estomago se contrajo ante los nervios.

-          No les diré nada cariño, respira…- dijo Kaz un poco divertido, luego se colocó de pie y dirigió su mano a mi mejilla casi de manera automática. Y me acarició el rostro con el pulgar.- Pero si se dan cuenta, yo no negaré nada… todo estará bien, no te preocupes.

-          Pero Kazu y… ¿Si a ellos no les gusta que estés enamorado de un hombre?

-          Pues ellos se eligieron, se casaron, tuvieron hijos y fueron felices. Fue su elección y tu eres la mía, nada me hará dejar de amarte Hyde… mucho menos las opiniones de otras personas, sea quien sea, incluso mis padres.- Estoy seguro de mi rostro reflejaba la sorpresa y admiración que sentía por mi novio en esos momentos. De pronto entró Shizen en la habitación con una bandeja en las manos. Ambos nos quedamos callados y yo bajé la mirada, avergonzado.

-          Por favor sírvanse.- dijo su hermana con voz alegre.

-          Gracias Shizen. – Dijo Kazu, su tono sonaba algo molesto y avergonzado. Yo mantuve la mirada baja, por alguna razón me avergonzaba enormemente mirarla a los ojos. Yo era quien le hacía el amor  a su hermano todas las noches desde que nos conocimos…sentí que si la miraba, mis ojos me delatarían.

-          Que dulce es tu amigo Kazuhito. Por favor siéntete en confianza y disfruta de la comida.- dijo en un tono dulce, entonces me recordó a mi propia madre y levanté un poco la mirada para asentir con respeto. Ella rió.- Que tímido eres… - dijo al momento en que su mano se acercó a mi cabello y lo acarició con ternura. Yo me paralicé. No estaba acostumbrado a que desconocidos me tocaran, ni siquiera conocidos en realidad. – Noté tu gusto por la comida, espero que te sientas en libertad de decirme si quieres o necesitas algo más.

-          Gracias Shizen… pero lo estas asustando…

-          ¿Dormirán ambos aquí? – Ambos nos quedamos en silencio. “Malos mentirosos” pensé. – Esta bien, vayan a tomar un baño y prepárense para recibir el nuevo año.- Volvió a sonreír con aquella mirada que decía “yo sé lo que esconden” y se retiró silenciosamente.

Yo observé a Kaz, el levanto sus hombros y fingió quitarle importancia a su visita.

-          Ambos alistamos los materiales necesarios para el baño en las aguas termales y nos dirigimos allí, al parecer debíamos caminar un poco más, pero ya estando fuera de casa de los padres de Kaz, pude relajarme visiblemente; y caminar ya no importaba, quería ese baño.  

-          ¿Ha sido agotador?

-          Siento que he quemado calorías por mi nerviosismo.- le dije riendo.

Observé a mí alrededor y estando seguro de que nadie nos veía, tomé su mano, para caminar junto a él. Aquello era nuevo, me gustaba.

Kaz apretó un poco mi mano, y supe que sentía lo mismo.

-          Te estás comportando de una manera muy dulce…- Kaz me acercó a su cuerpo y su brazo se posó por sobre mis hombros,  aquello era aun más conmovedor que yo tomando su mano… no podíamos hacer aquello en Tokio.

-          Estoy muy nervioso, quiero agradarle a tus padres ¿sabes? – le dije sinceramente mientras la poca luz de la casi noche no permitía que viera el rubor en mis mejillas.

Kaz besó mi mejilla.

Continuamos caminando así, en silencio hasta llegar a las tan esperadas termas.

Ambos nos sumergimos en el agua caliente, nos relajamos juntos, nos permitimos limpiarnos mutuamente. 
Lavé a Kaz de forma delicada y dedicada,  me esforcé en realizar un buen trabajo. También masajeé sus hombros y su cabello, y entre muchos besos enjuagué el shampoo de su cabello.

Kaz también me bañó, sus finos dedos nunca se mantuvieron quietos, limpiaron más de lo usual…  me besó y nos permitimos tocarnos bajo el agua mientras nuestros gemidos se ahogaban en burbujas.

Cuando no podíamos estar más relajados decidimos salir del agua e ir a vestirnos para despedir el año, pero nuestros besos apasionados nos hacían más lentas las cosas… Kaz no desaprovechaba oportunidad alguna de tocarme desnudo, y yo que me sentía tímido al estar en casa de sus padres, me dejaba disfrutar de sus toques.

De alguna manera logramos llegar a casa de sus padres y comportarnos como personas al caminar por su pasillo hasta su habitación, pero en cuanto la puerta se cerró, nos dejamos ver como los mandriles calientes que nos sentíamos. Casi en cuanto la puerta sonó al cerrarse yo ya rodeaba a Kaz con mis brazos y mi lengua acariciaba la suya mientras mis manos abrían su bata de baño y retiraba la mía luego, nuestros cuerpos húmedos y cálidos se sentían exquisitos al rozarse de aquella manera.

-          Acuéstate en la cama…- ordenó entre jadeos.

Vi en sus ojos que realmente quería hacerlo.

“Dios, qué vergüenza” pensé.

En casa de sus padres…

-          Pero Kazu… aquí… - Comencé a decirle a medida que me avergonzaba

-          ¿Te preocupa que estemos en casa de mis padres nada más? – él se divertía conmigo.

-          Es que… ¿y si mis quejidos son muy fuertes? No podría mirar a tu madre mañana a los ojos, menos a tu padre. – le dije horrorizado.

-          La habitación de mis padres está al otro lado de la casa, descuida, puedes gritar y ellos no sabrán nada.- Me tranquilizó caminando junto a mí y empujando mi cuerpo hacia la cama lentamente, la forma de caminar de Kazu era sensual, su cuerpo lo era, su rostro, su voz. Todo en él. – Ven aquí.- susurró en el momento en que sus brazos me rodearon y me dio un beso envuelto en un abrazo. Fue un beso tierno que profundizó justo en el momento en que sus manos sujetaron mis caderas. Pegar nuestras caderas era la forma en que Kazu me indicaba que su cuerpo respondía a nuestro beso, sentía a medida que su lengua acariciaba la mía, como su miembro erecto se levantaba, rozaba mi cadera y se colocaba duro para mí.

-          Mmmh…- dije al sentir la erección. Continué besando a Kaz, mis brazos rodearon su cuello y mis dedos acariciaban su cabello, los labios de Kaz siempre me sabían dulces.

Su erección chocaba con mi ombligo, por lo que moví mis dedos hasta ella, para brindarle un poco de cariño a mi pobre buen amigo que yacía abandonado allí, buscando afecto.
Bajé mi mano lentamente por su pecho y rocé con mis uñas todo su abdomen y toda la piel que me conducía a mi parte favorita del cuerpo de Kaz. Cuando por fin lo toqué con la punta de mis dedos, tomé la punta de su erección y comencé a masajear en círculos. Sentí pequeños roces en mis dedos que me causaban cosquillas, podía notar que la sensación que a Kaz le brindaba era aun más intensa.

-          Mmmgg… - Kaz juntó nuestras frentes y apretó los labios con un gesto de placer exquisito.  Continué con mis movimientos delicados en su erección y Kaz me observó a los ojos mientras lo hacía. Sus ojos brillaban con excitación, placer, adoración y amor. Froté, con un poco de presión esta vez, nuevamente la punta de su miembro, Kaz cerró los ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, dejando escapar un ronco gemido.- Ohh…

Entonces me arrodillé y observé su gran erección, cuanto me encantaba todo lo que mi buen amigo nos brindaba, placer para Kaz, placer para mí. Mientras le observaba embobado y la tocaba levemente, comencé a admirarlo por su tamaño, su textura, su dureza y antes de que me diera cuenta, estaba salivando.
Pensé muy rápidamente sobre ello unos segundos.

El sexo oral no se trataba en este caso de brindarle placer a Kazu solamente. Y me avergonzaba notar que me gustaba hacerlo por cómo se sentía dentro de mi boca.

Podía disfrutar de Kaz, de tantas maneras…

Me llevé su miembro a la boca, lamiendo con gusto y chupando con fuerza. Lamí desde la punta hasta la base de su erección, bajando por los testículos y subiendo provocativamente.

-          Aaaah…. Hyde….- suspiró Kaz. Amaba sus jadeos.

Tomé la punta de su erección entre mis labios y chupé fuerte mientras mis manos acariciaban las piernas de Kazu. Sus jadeos ahora sonaban temblorosos. Continué lamiendo fervientemente y luego de unos minutos en que las venas del miembro de Kaz se hicieron presentes, rocé mis dientes de arriba hacia abajo mientras lo chupaba. Las manos de Kaz se enredaron en mi cabello y comenzó a marcar el rimo de mis movimientos. 

Cuando comenzó a acelerar, apreté mis mejillas simulando embestidas fuertes. Podía sentir la saliva humedecer todo a su paso y caer lentamente de mi boca a la piel de mi novio, la velocidad que Kaz exigía me excitaba aun más y sentía mi propia erección palpitando y rogando atención.

Kaz me tomó delicadamente del cabello y me indicó con la mirada que necesitaba que yo parara.

-          Yo quería probar algo de ti…- le dije de manera desvergonzada con un puchero.

-          No me hagas terminar tan rápido… verte excitado de por sí ya me excita. – me dijo tomando mi rostro entre sus manos para introducir su lengua en mi boca, en lo que fue un sonoro beso.

Kaz me empujó hacia la cama que estaba junto a nosotros, esperándonos.

Me recosté y él me observó de arriba hacia abajo, por completo y al desnudo. Con tan sólo ese acto me sentí húmedo. El tomó mi erección.

Incliné mi cabeza hacia atrás. Tratando de callar un gemido vergonzoso.

-          Estás muy mojado.-  admiró Kaz tocando mi erección y llevándosela a la boca rápidamente. Chupó fuerte de una sola vez.

-          Aaaaaah…. – Kaz comenzó a mover su boca con mi miembro dentro de ella, de arriba hacia abajo lentamente pero chupando fuerte. Sus dedos se dirigieron a mis testículos, apretando con suavidad y bajando un poco más. Movió en círculos la zona que separa los testículos de la parte trasera. Aquello se sentía muy bien… y Kaz no rompía el contacto visual. – Mmgg…- apreté entre mis manos las colchas… las sensaciones me inundaban.  Sin notarlo si quiera, comencé a mover mis caderas hacia la boca de Kaz, en busca de más placer.

Kaz observándome llevó un dedo a mi zona trasera y lo introdujo lentamente.

-          Aaaah… más…. – le rogué aturdido…

Kaz continuó chupando mi erección, pero esta vez introdujo dos dedos en mí y comenzó a moverlos en círculos.

-          Mmmmggg…. Mmmggg…. – apreté los labios como pude para no gritar por las sensaciones.

Cerré los ojos concentrado, sentí mis piernas temblar y escuchaba el sonido de la boca de Kaz al lamer y embestir, a ratos un gemido escapaba de su garganta haciendo vibrar mi erección dentro de su boca. 

Aquello me perdía.

Mis caderas continuaron buscando más de su boca y también temblaban un poco por el estrago que sus dedos tenían en mi.

Entonces Kaz se detuvo.

-          Mantén los ojos cerrados. – dijo con voz ronca.  Claramente excitado.

Yo obedecí… en unos segundos escuche el sonido de un plástico romperse. “El juguete” pensé. Comencé a preocuparme… aquello era completamente desconocido para mí. Esperaba poder controlarme, estábamos en casa de los padres de Kaz, yo no debía olvidarlo.

De pronto sentí nuevamente la mano de Kaz sobre mi erección.

-          Me encanta tu pene Hyde. – Dijo Kaz con entusiasmo. Yo apreté los ojos cerrados. Si los abría moriría de vergüenza. Pero de todas maneras mis mejillas me traicionaron ruborizándose. Que Kaz dijera eso… me cohibía, pero admitía que me gustaba que fuera tan sincero en estas situaciones.

-          Gírate amor, con los ojos cerrados. – ordenó.

Yo me volteé acostándome en la cama con las piernas abiertas, dispuesto a aceptar lo que Kazu quisiera hacer conmigo.  Amaba entregarme a él de aquella manera y lo amaba a él por nunca hacerme daño ni aprovecharse de mi entrega.

Kaz levantó mi cuerpo para dejar mi trasero por sobre el resto del cuerpo.

-          Así será mejor…- susurró despacio. Introdujo un dedo lentamente.

-          Uuuuhhh… - Sentía mi piel abrirse suavemente para él.

Escuché un sonido de saliva y luego dos dedos de Kazu volvieron a entrar en mí, humedeciendo mi zona trasera.

-          Mmmgg…

-          Eres hermoso…- dijo con un tono dulce. “Oh no, ¿De dónde me está observando?” Me pregunté avergonzándome nuevamente. Pero el no me dio tiempo de responder, volvió a ensalivar sus dedos y a introducirlos dentro de mí, esta vez mas adentro, pero los retiró rápidamente y volvió a repetir el acto. Al parecer no lograba humedecer cuanto quería. Pensé en decirle que no se preocupara, que podría con el dolor de no estar lubricado, pero entonces abrió con sus manos mis nalgas y yo me paralicé.

Oh.

Kaz introdujo su lengua.

Si bien la primera reacción fue de sorpresa, la vergüenza no apareció. Al contrario, la lengua de Kaz me hizo desaparecer del mundo.

-          Aaaaaaaah dios…. Kazuuu…. Mmmggg…- Las palabras y los gemidos escapaban entre balbuceos de mis labios  y su lengua se movía… cómo se movía… - uuuuuhhhh Kaa-Kaazuuu…

Kaz movía su lengua de arriba hacia abajo, de adentro hacia afuera, en círculos y como si estuviera besando mis labios… jamás creí recibirle de aquella manera, pero el efecto que tuvo superó todas la timidez que pudiera surgir de mi.

Se separó de mi trasero con un sonido muy baboso y rió por ello. Yo aun estaba perdido en algún lugar alto del cielo, junto a mi libido. Sentí sus labios besar el exterior de mi trasero, en ambas nalgas suavemente y entonces, como si fuera poco todo aquello, introdujo el famoso vibrador.

Lentamente lo introdujo en mí causándome espasmos a medida que avanzaba, si esa cosa tocaba mi punto débil directamente, yo gritaría.

-          Aaah, aaah, dios… Kaz… despacio…

-          ¿Duele?- preguntó, su voz contenía una mezcla de excitación y preocupación.

-          No… no mi vida, solo… aaah… es que es demasiado intenso…. Mmmg.

-          Ya veo…- dijo Kazu aliviado.- Déjate sentir, si pierdes el control no ocurre nada, yo cuidaré de ti. – prometió dulcemente acariciando mi espalda mientras introducía más adentro el vibrador. Entonces tocó allí.

-          Aaaaah! Ah! Kaz! – di un brinco inmediatamente pero Kaz no retiró el juguete ni un solo centímetro. – Mmmgg… Aaaaah…- mis piernas comenzaron a temblar y oculte mi cara en la cama, mordí lo que pude agarrar con los dientes de las colchas. – Aaahhhhh mmmggg... mggg… - Kazu comenzó a mover el juguete de adentro hacia afuera… el calor comenzó a subir…-  dios Kazu… Kaz! Si termino así gritaré… mmgg… - El calor continuó subiendo y entonces comencé a temblar por completo, sentí el orgasmo invadirme como la fuerza de un huracán.- Aaaaaaaaaah!- grité completamente perdido y sin prácticamente sentidos. 

No supe de nada durante unos segundos hasta que sentí algo más grueso introducirse en mí de una sola estocada.

-          Aaaah… estas muy mojado por aquí ahora… Mmg… - dijo Kazu mientras se movía dentro de mí.

Y era cierto, podía sentir su erección resbalar con facilidad gracias a la gran humedad de mi trasero.

Kazu se movía rápido sobre mí, los sonidos de sus embestidas me hacían despertar poco a poco, quería oírle mejor…

Comencé a sentir calor en la zona anal nuevamente.

“Oh no, otra vez”

Kaz embestía con fuerza, sus manos me tomaban de la cintura y yo aún permanecía escondido entre las colchas, Kaz me estaba atacando y me encantaba, me sobrepasaba el placer.

El se inclinó sobre mí introduciendo la totalidad de su erección en mí cuerpo.

-          Ah! Mmmggg… muévete amor… muévete… - le supliqué en busca de un orgasmo que sentía venir.

Kaz tomó mi erección y comenzó a moverse nuevamente, esta vez, con su miembro completo dentro de mí, sólo dando empujones en mi punto débil. Estimulando completamente, chocando contra él sin nada de delicadeza.

Aumentó el movimiento de sus empujones y las arremetidas se volvieron frenéticas, sus quejidos inundaron la habitación mientras yo me mordía la lengua para no gritar. Y los orgasmos llegaron, el mío desde atrás, desde adelante y el de Kaz, además estaba la sensación de sentir el tibio líquido de Kaz en aquella zona completamente sensible post orgasmo y por supuesto que grité.

-          Aaaaaaaah! Uuuuhh…- dejé escapar prácticamente sin respiración.

-          Oooohh….- Kazu salió de inmediato de mi interior, esta vez ni siquiera incomodó su salida, debido a la humedad.

Se dejó caer sobre la cama y me abrazó, yo continuaba en la misma posición.

Levanté un poco el rostro para observarlo  y una gota de sudor cayó de mi frente hasta la punta de mi nariz. El me observó divertido, yo respiraba agitadamente.

-          Te ves aun más precioso así, parece que te han dado duro. – dijo riéndose.

-          Pues me lo han dado.- le dije sumándome a su risa. Era primera vez que lo hacíamos un poco rudo y me había encantado.

Kazu buscó acariciar mi rostro con su mano y yo me alejé suavemente de su tacto. Él me miró sorprendido.

-          Tienes la mano sucia.- le dije riendo y a modo de justificación por alejarme. Kaz observó su mano y sonrió. Mi esencia aun humedecía sus dedos.
Observándome a los ojos se llevó los dedos a la boca y los chupó.

-          ¡Kaz! – le dije ahogando una carcajada entre divertido y avergonzado.

-          Mmm… espero que el año que comienza esté lleno de este sabor. – dijo riendo y yo me sume a sus risas.

“Kazu tonto, pervertido y tonto.
Amo demasiado a mi Kazu.” Pensé mientras lo observaba reír.

A pesar de que lo que menos debíamos hacer era dormir, fue precisamente lo que ocurrió, el cansancio no nos permitió siquiera vestirnos y prácticamente morimos en su cama, por suerte Kaz había dejado su habitación con seguro y lo que nos despertó fueron golpes en la puerta. 
Sólo quedaban 30 minutos para que el nuevo año comenzara.

Nos vestimos rápidamente y junto a su familia y una linterna caminamos hacia el pueblo, para observar los fuegos artificiales y desearles buenos deseos a los amigos de la familia. Kaz también quería dirigirse a  lanzar un objeto preciado en una laguna conocida por la realización de deseos a cambio de objetos brillantes. Mitos de su pueblo.

La familia de Kaz se dirigió al carnaval mientras nosotros caminamos hacia la laguna. Kaz planeaba lanzar un arete que había pertenecido a un ser querido. Desde la distancia lo observé pedir su deseo, besar el arete y lanzarlo al centro de la laguna, que estaba acompañada de un par de luciérnagas. Luego se acercó a mí.
-          De ti depende que mi deseo se cumpla, así que te lo diré.- dijo en cuanto se acercó.

-          Claro Kaz, ¿Qué puedo hacer por ti?

-          Sé feliz. – Yo lo observé impresionado. – Ese es mi más grande deseo, sé feliz, donde sea que estés, con quien sea que decidas estar acompañado, con las decisiones que tomes, contigo mismo, sé feliz.- Mis ojos se llenaron de lágrimas y una emoción inmensa me dejó sin palabras. A lo lejos se escuchaban gritos de celebración, era media noche. – Espero que éste año te permita ser feliz Hyde.

-          Kaz… yo…- no pude decir demasiado, en parte porque mis palabras no salieron de mi boca, en otra parte porque Kaz no esperó demasiado y me besó por largos minutos.

Abrazados, con nuestras manos entrelazadas y solos junto a la laguna de los deseos, observamos los fuegos artificiales explotar con la misma fuerza con la que mi corazón parecía latir y desbordar colores por todo mi cuerpo. Me sentía feliz, más que nunca quería permanecer con Kaz.

 Al finalizar el evento nos dirigimos a casa de los padres de Kaz, pero a las salidas del pueblo llegó a nuestros oídos una canción conocida de Gackt, de inmediato ambos recordamos que sólo faltaban horas para nuestra despedida.

Todo había sido demasiado perfecto, estábamos exhaustos de cansancio y felicidad, ninguno quería que aquello acabara y cuando menos lo quise sentí a Kaz alejarse de mí.

Su molestia volvía a aparecer.

Otra vez.

No dije nada, me sentía aun feliz por sus palabras, también comprendía sus celos y su enojo por mi gran viaje, aunque no lo admitiera sabía que era aquello lo que le tenía así. Sólo recordar la existencia de Gackt traía de vuelta la molestia de Kaz. Exhausto y queriendo no arruinar la perfección de la noche, me lancé a la cama dispuesto a dejarme morir.

Mi cuerpo cansado no movió ni un solo milímetro de la primera posición que adopté al arrojarme a la cama, los brazos de Kaz me rodearon bajo las sabanas y buscando un poco de mi calor, enroscó sus piernas alrededor de las mías. Luego besó mi cuello. Podía sentir su sonrisa en sus labios. También él se estaba esforzando.

-          Ha sido todo perfecto… quisiera que no acabara…- susurró.

-          Hum… ha sido perfecto gracias a ti y tus esfuerzos… - giré un poco mi cuerpo para quedar cerca de su rostro, sus brazos se acomodaron para continuar abrazándome en aquella posición.

-          Me pregunto qué dirá mi madre si nos ve durmiendo de esta manera…

-          Que su hijo es un pervertido que viola a sus visitas. – ambos reímos.

-          ¿Viola? Oh cariño, tu eres el que siempre pide sexo. – su boca se dirigió a mi pecho, dejó un suave beso y luego comenzó a lamer produciéndome cosquillas.

-          ¡No hagas eso! ¡Y vamos, tú fuiste quien me regaló un juguete sexual para navidad!  - le dije riendo a medida en que los espasmos por las cosquillas me hacían buscar alejar su boca de mi pecho.

-          No me recuerdes… que quiero volver a hacerlo, muchas más veces.

-           Kaz pervertido.-  Tomé su rostro con mis manos y lo guié hasta mis labios, ambos no sentamos en la cama para besarnos cómodamente. Los labios de Kaz siempre eran cálidos y tiernos, pero sentía algo muy distinto que no lograba descifrar, el movimiento de su lengua me hacía pensar que había algo más rondando en su mente y esta vez no estaba seguro de si eran simples celos.

Kaz separó sus labios lentamente de mí, un hilo de nuestras salivas nos mantuvo unidos y ambos reímos cuando yo lo rompí con mis dedos.  Volví a observar los ojos de Kaz, algo había allí que me indicaba que las cosas no estaban del todo bien.

-          ¿Qué es?- me decidí a preguntarle, el me observó extrañado.

-          ¿De qué hablas?- sus ojos se escondieron observando mis manos que estaban en sus piernas. Uno de sus dedos comenzó a dibujar círculos invisibles en muñeca.

-          Dime que te preocupa… Dímelo…

-          ¿Debes irte tan rápido? – susurró.

-          Sabes que si… ya lo habíamos hablado Kaz… no lo hagas más difícil… -  Intenté que mi tono no fuera brusco a sus oídos. Kaz me había incentivado a participar en la película después de todo, y se había mostrado de acuerdo durante toda la planificación, sin embargo su actitud se mostraba cada vez más negativa al acercarse la fecha de mi partida. Sólo serían unos meses, meses en que le prometí pensar en él cada segundo. Entendía los celos, pero no sentía que pudiera hacer demasiado al respecto.

-          Iré a dejarte al avión.-  dijo en un suspiro, resignado a hablar más de ello.

-          Está bien... yo estaré feliz de verte todos los minutos posibles…- acaricié su rostro… parte de él parecía mostrarse enfadado, no sabía cómo reaccionar al respecto. Sus gestos y su cuerpo estaban tensos.

-          Kaz por favor entiéndelo… te amo a ti, no habrá nadie más en mi vida…  desde que estás conmigo nada es más importante para mi… eres mi cable a tierra… - comencé a  tranquilizarlo sin embargo el pareció explotar.

-          Entonces ¿Por qué? ¿Por qué aceptaste irte si  sabias que me molesta que estés con Gackt?... que compartan juntos, que estén solos ¡Y ahora habrá demasiado de ello por meses! ¿Cómo esperas que yo soporte todo ello? – Kaz sonaba realmente enfadado… me dejaba impactado verlo así, el nunca se mostraba de aquella forma, menos después de ser tan tierno durante toda una velada. Sus celos y sus miedos, podía verlos arder en sus ojos aun con la baja luz de la habitación.  – No puedo creer que te irás… ¿Cómo soportaré tanto sin ti? – Ésta vez su tono sonaba angustiado. De la furia a la tristeza… de la preocupación a los celos.  La mirada de Kaz se mantuvo fría en mis ojos y yo continuaba sin saber que decir… evalué las emociones con las que reaccionaba yo a medida que sus palabras fluían: Culpa, miedo, culpa, tristeza, culpa.

¿No debí aceptar aquella propuesta entonces? ¿Debí ser más consciente de cómo se sentía Kaz al respecto? El me había animado a participar, sin embargo yo sabía que era una razón permanente de preocupación en su psique. ¿Qué había hecho?

Definitivamente, la culpa era lo que más me invadía, lo que me hacia callar. Nada de lo que diría podría ser razón suficiente para pedir perdón.

No había pensado en Kaz…

Aunque ya todo se había planificado… “No hay vuelta atrás a estas alturas” pensé.

Tal vez le debía una disculpa  a Kaz por aventurarme a aquello, pero no todo era mi culpa si él se mostró de acuerdo. Tampoco podía permitirme tomar decisiones de mi trabajo en base a sus miedos… o eso me dije a mí mismo para sentir al menos un poco menos de culpa por lo que había hecho y por todo lo que podría ocurrir desde mañana.

Ambos permanecimos en silencio sumergidos en nuestros propios pensamientos.

¿Qué debía decir? Estaba arruinando aquella hermosa noche por no encontrar las palabras exactas… debía tranquilizar a Kaz, pero ¿Cómo? Cancelar aquello ya no era una alternativa e insistirle con mis sentimientos sólo hacia él no parecía ser suficiente… tampoco creía que una disculpa cambiaría algo.

-          Hyde yo… - susurró, podía escuchar la confusión en su voz, el arrepentimiento, sus puños apretados comunicaban la tensión de su cuerpo. Kaz siempre era transparente consigo mismo y al comunicarse con los demás, aquella nueva faceta me impresionaba y me dejaba sin comprender o saber cómo responder. Opté por la disculpa.

-          No Kaz, tienes razón… no debí…  hacer algo de lo que estaba consciente que no te gustaba… yo debí… yo… lo siento… - No quería decir que debía tener en cuenta sus pretensiones a la hora de tomar una decisión, aquello no sonaría bien a los oídos de Kaz por muy verdad que él quisiera que fuera.

-          Sshh… no te disculpes… Estoy confundido Hyde… y lo siento mucho, planeaba esconderlo y no dejarlo surgir hasta que volvieras, utilizar esos meses en aclarar mis sentimientos…- Mi corazón se paralizó. No estaba entendiendo a que se refería. De inmediato mi sistema de defensa fue negarme ante toda posibilidad de abandono.

-          ¿Qué? ¿Qué estas queriendo decir? ¿Me vas a dejar? ¡Kaz! – Sin controlarme golpeé su pecho, mi reacción era desmedida, pero no dejaba de sentirse acorde a lo que sentía.- ¿Qué es lo que estás diciendo? ¡No puedes! Tú no puedes… Kaz…- poco a poco mi voz se apagó, mis ojos se sentían arder, aun no habían lágrimas pero sabía que se encaminaban rápidamente a salir. La simple idea se me hacía demasiado dolorosa.

No levanté mi rostro para observar  a Kaz,  solo acerqué mi cabeza a su hombro y mi puño de manera inconsciente se aferro a su pijama.  A los segundos la mano de Kaz enredó sus dedos en mi cabello.

-          Serás tonto. – una pequeña carcajada sin el más mínimo atisbo de diversión escapo de su garganta. – No son mis sentimientos hacia ti lo que me confunde Hyde. Si dudara de ello no estarías aquí, en casa de mis padres, en mi cama de infancia, siendo parte de mi familia en este momento.- Sus palabras abrigaron un poco mi corazón, pero seguía sintiendo el frio del miedo… él estaba confundido ¿acerca de qué? En mi mente las ideas eran variadas, iban desde lo socialmente no aceptado como una relación entre hombres, hasta las opciones religiosas, que yo supiera Kaz no pertenecía a ninguna secta, pero nunca podía estar demasiado seguro de un posible ingreso secreto a una.

-          Kaz… dime que es… ¡Me muero por dentro mientras te callas!

-          Calma… todo está bien. – Acomodó su cuerpo para sentarme sobre sus piernas y abrazarme mientras hablaba, poco a poco me calmé. El tenía razón, dejarme no parecía tener sentido si yo estaba allí y de esa manera junto a él.- Son los celos. Son desconocidos para mí, había sentido celos de niño cuando mi madre le daba atención a otros niños, pero nunca había llevado ese sentimiento a parejas, es nuevo para mí y muy incomodo. – Yo escuché atentamente, Kaz suspiró y continuó, hablando despacio, escogiendo las palabras con cuidado, analizándose a sí mismo a medida que dejaba salir las palabras. – Soy consciente de que es bueno para ti e intento adaptarme a tus tiempos, trabajar contigo, permitirte avanzar en tu carrera artística sin colocar barreras de mi parte, lo he intentado, pero me resulta demasiado doloroso permitir que te marches a trabajar junto a un sujeto que quiere algo de ti que yo tengo. Tal vez es razonable si lo planteo desde  mi miedo a que me dejes por otra persona, pero es más que eso, he sentido a medida que te acercas a él, que me perteneces y aunque físicamente te hago mío al hacerte el amor y es algo que me encanta, no creo que sea un sentimiento sano, es decir Hyde… no me siento saludable para ti  al sentir esto.- De inmediato iba a interrumpirlo para negarle aquello último, levanté mi cabeza para decirle unas palabras mirándolo a sus ojos, pero Kaz tomó mi rostro entre sus manos y hablo él de inmediato.- No se trata de si te amo, de si tengo buenas intenciones para ti, para tu carrera o para tus proyecciones, se trata de que soy un maldito egoísta que está luchando consigo mismo para sentirse cómodo con tu trabajo. Cuando no estás conmigo me cuesta tener esto claro, los celos me ciegan, pienso en las intenciones de Gackt contigo y  mi molestia es tan grande que creo que podría romper alguna de mis guitarras de un impulso. Pero no es correcto, la confusión que me provoca no poder controlar lo que siento a pesar de que lo comprendo es lo que me hace sentirme incómodo con la situación…  está más allá de mi poder, decirte que tengas un viaje feliz, quisiera que no lo disfrutaras, te aburrieras y volvieras pronto a mi… soy un maldito envidioso, lo sé.

Permanecí en silencio esperando más palabras de Kaz, pero él  se sumergió en sus pensamientos y me dejó a mí analizando sus palabras. Volvimos al silencio, pero esta vez era diferente.

Lo abracé.

Comprendía todo lo que él decía, conocía esos sentimientos, los había inspeccionado por años cuando Sakura se alejo para ser “sano” para mí. Por ello me dije que debía actuar con cuidado, hacer a Kaz parte de mi carrera era mi idea más grande para mantenerlo junto a mí en vez de espantarlo con la cantidad de trabajo y la ridícula fama que me rodeaba con sus consecuencias destruye vidas.

-          Kaz… prometo guardar mi corazón solo para ti. Prometo no besar a nadie… prometo hacer todo lo posible para mantenerte tranquilo…

-          No Hyde, no quiero que lo prometas, no quiero que te limites, esto ya te lo he dicho… Escúchame bien por favor,  mis sentimientos no son correctos, mis impulsos de asesinar a cuanta mujer u hombre que te deseen no es lo normal, soy consciente de que aquello no es bueno ni para ti ni para mí por ello creo que no deberíamos hacerles caso. – nuevamente Kaz suspiró.- Mis celos deben aprender a comportarse, porque no estoy dispuesto a cortarles las alas a tus sueños por mis ellos.

-          Kaz… dime que hago para hacerte aquello más cómodo entonces… no sé qué hacer… no quiero que tu cabeza te torture con ideas tampoco…

-          Sólo sé fiel a tu sentir Hyde, si quieres hacer algo hazlo, no te limites por mí, nunca llegues a hacer aquello, ni por mi ni por nadie.

-          Cuando dices ese tipo de cosas es como si en tu mente tú no fueras bueno para mí, no quiero que retengas esa idea un segundo si quiera, nadie es mejor para mí que tú.

-          Hyde… no sé si alguien es mejor que yo para ti, solo sé que… te amo con toda la capacidad de amar que tengo, que es más de la que nunca imagine que podría sentir. – La voz de Kaz volvía a sonar tierna a mis oídos, levante nuevamente mi rostro hacia él.

-          Te amo.- Lo besé.- Te amo.- Volví a besarlo.- Te amo, te amo, te amo.- Más besos.

Kaz rió en susurro, me acomodó junto a él y luego de un par de húmedos besos se durmió junto a mí.
Lo observé unos instantes, su expresión al dormir parecía preocupada con el ceño fruncido y aquello me  hacía sentir preocupación. La idea de actuar en la película no había sido lo mejor, pero sabía que ya no podía hacer demasiado al respecto más que intentar dar lo mejor de mí.

Supliqué a los astros que los sentimientos de Kaz se mantuvieran firmes y que en mi ausencia él no dudara de los míos.  Antes de poder analizar demasiado sus palabras me dormí, escuchando un ronquido salir de mí antes de entregarme al sueño por completo. Estaba cansado.


-         Hyde… despierta amor o no podremos volver a casa a tiempo.

-          Mmm… - Sentí unos labios chupar fuerte mi oreja. – Hey! – me quejé riendo aun algo dormido.
-          Ya levántate debemos irnos y aun tienes que despedirte de mis padres.

-          Cierto, mis suegros. – le dije en broma esperando una respuesta sorpresiva, sin embargo Kaz respondió rápido.

-          Bien, de tu familia política, ¡levántate! – Él no parecía estar de ánimos, la sensación de preocupación por la conversación de la noche volvió a mí.

No quería irme así.

Nos despedimos de su familia y para mi sorpresa su hermana se despidió con un gran abrazo al igual que su madre, aquello me sorprendió. Pero me hizo sentir feliz. 

Durante el comienzo del viaje en el avión permanecimos en silencio,  sentía miedo y una herida latente al tener las palabras frescas de Kaz en mi mente. Su deseo de año nuevo y todo lo sucedido… y ahora esto… 

Tomé su mano en el avión. Necesitaba al menos sentir su tacto, el respondió y presionó mi mano también, sin embargo no me observaba a los ojos.

- Perdóname Kaz… - Teniendo en cuenta sus palabras de la pasada noche, a su juicio no había que disculparse, sin embargo su actitud decía lo contrario y él no lograba evitarlo. Comenzaba a entender un poco como debía sentirse y el debate interno que debía tener consigo mismo. 

- Hyde… sólo…  haz lo que tengas que hacer y no te detengas por mí. – Kaz continuaba sin observarme…
- Kaz… yo…- “¿Ahora qué digo?” me preguntaba sintiéndome culpable de toda la situación.

- Por favor Hyde disfrutemos de nuestra compañía en el avión en silencio. No tenemos nada bueno que decir. – Dijo con una sonrisa fingida mientras se acomodaba hacia un lado, alejándose lo más posible de mí pero sin soltar mi mano. Sus palabras me dolieron, parecía que todo lo que pudiera decir en esta situación sería inútil. 

Todo lo que ocurrió luego casi fue de manera automática, salir del aeropuerto, preparar maletas y vestirme para el viaje, estaba abrigándome cuando el teléfono del departamento de Kaz sonó y fue él quien contesto la llamada. 

Presté atención, muy rara vez Kaz recibía llamadas.

- ¿Diga?... Si, él está aquí. – La voz de Kaz sonaba fría, distante, molesta, me pregunté quien sería él de la llamada y si había ocurrido algo para colocar de peor animo a Kazu. -   Le diré. Adiós.  – Sentí unos pasos aproximarse a la habitación solo dos segundos después de la llamada. – Hyde, Gackt esta abajo esperándote en un taxi para llevarte al aeropuerto. 

- ¿Qué? – Le pregunté sin ocultar mi sorpresa. Yo había planeado ir con Kaz al aeropuerto… además ¿Cómo sabía Gackt que yo estaba allí? ¿Y el número telefónico del departamento de Kaz? Definitivamente yo hablaría con Gackt al respecto… su acoso me preocupaba levemente. 

- Que te espera abajo, así que apresúrate y no hagas esperar a tu famoso amigo.- dijo con desprecio marcado en su voz. La actitud de Kaz cada vez me sorprendía más. 

- Kaz yo… - Aquello era demasiado… Mi corazón estallaría si como despedida no obtenía un beso que me prometiera una espera. 

- Ve, te están esperando. – insistió, caminando hacia el living de su departamento, no parecía querer hablar o despedirse siquiera. Con mi maleta en mano decidí insistir en una despedida y lo seguí. 

Él estaba sentado en el sofá con su guitarra, no me miraba. 

Decidí insistir y perder la dignidad. Me arrodillé a la altura de su guitarra y lo observé pidiendo atención, él de mala gana me dedicó una mirada.

- Te amo Kaz… te extrañaré… - le dije rogando un beso.

- Ten buen viaje Hyde. – fue su respuesta en un tono frío. 

- ¡Kaz! ¡No me hagas esto! – le dije poniéndome de pie. – No es justo…

- Hyde te esperan por favor, solo ve. 

- Kaz…- susurré algo herido, dudé si marchar. El teléfono volvió a sonar. 

“El maldito haciendo presión” pensé molesto y supe por los gestos de Kaz, que él pensó lo mismo. 

- Buen viaje.- dijo antes de ponerse de pie y dirigirse a su habitación, donde cerró la puerta, algo en mi pedía a gritos no marcharme, pero durante el mismo par de minutos en que esa sensación que me desgarraba por dentro se comía parte de mi, fui consciente de que no obtendría absolutamente nada más de Kaz como despedida.
 
“No es posible” pensé.

Todos los deseos de año nuevo parecían contradecirse con su actitud. 

Me molesté con él, por su egoísmo, por no comprender que necesitaba tanto de él como él de mi y que sufriría al igual que él con la distancia. 

Otra vez los viajes marcaban un adiós, otra vez nuestra relación se estancaba por mi carrera. Otra vez aquella horrible sensación de que no volveré a pisar este departamento si salgo por la puerta. 

Suspiré y me resigné. 

Debía marchar o el maldito teléfono no dejaría de sonar. 

Arrastré mi maleta fuera del departamento y cerrando la puerta tras de mí, caminé lentamente, parecía que cada paso se hacía más pesado… en mi interior deseaba a gritos que Kaz apareciera para detener mi partida, pero al llegar a las escaleras nada había ocurrido, solo un gato vecino se había asomado por el pasillo… me sentí destruido. Otra vez me marcharía y dejaría parte de mí aquí. 

- Adiós. – le susurré al gato que me observaba, luego bajé las escaleras para comenzar mi viaje.