domingo, 18 de mayo de 2025

One Shot: Lo que tú quieras.


Sakura a aprendido a sentirse conforme.

Los años recientes han sido duros, confusos y agregar a ellos celebraciones como esta solo le sumaban presión a la constante necesidad de aparentar frente a otros que estaba superando su peor momento, cuando la realidad es que ansiaba quedarse solo, en silencio y a oscuras para equilibrar un poco el contexto con sus emociones.


Sin embargo, este año era un tanto distinto, cosas buenas habían comenzado a suceder y la música nuevamente lo distraía del todo… o casi, porque aún habían noches en que se mantenía despierto con la mente en blanco, permitiendo que la culpa hiciera su trabajo, aunque esas noches comenzaban a desaparecer… Y estaba seguro de que si no se aferrara a ellas con tanta frecuencia tal vez ya se habrían ido, pero ¿Qué le quedaría de ser así? No estaba dispuesto a olvidar. No aún.


- Sabes que no soy especialmente bueno con los regalos, pero admito que me he esforzado. - le dijo Den con una gran sonrisa, a su lado Ryo colocó los ojos en blanco. Sakura les sonrió mientras tomaba el regalo de tamaño exagerado y luego rompió el envoltorio de papel, abajo había una loción de afeitar más una docena de rasuradoras. - Realmente tengo miedo de que te vuelvas a dejar el bigote. - se explicó Den.

- Siéntete afortunado, el año pasado me regaló un corta uñas y el anterior a ese me había regalo un set de figuras de buda. Al menos te tocó lo práctico. - agregó Ryo.

- Eran de calidad. - Se defendió.

- Ni siquiera soy religioso.

Sakura les sonrió. Ambos le dedicaron una larga mirada antes de que se pusieran a hablar sobre los planes de su próxima gira, se habían acostumbrado un tanto a los días “especiales” de Sakura, solo eran días en que se retraía y se mantenía inusualmente callado. Les preocupaba, sí, pero no les molestaba hacerle compañía, no cuando era su cumpleaños.

Colocaron una película en VHS y se sentaron a comer en la alfombra frente al televisor, extendieron una gran variedad de comida en la mesa y abrieron unas cervezas, el corazón de Sakura se permitió conformarse, se sentía bien ese tipo de compañía. En medio de la charla por la calidad de los efectos especiales de la película el timbre sonó. Habían estado esperando que Tetsu llegara luego de que avisara que se retrasaría un poco.

El batero abrió la puerta con rapidez de manera despreocupada hasta que reconoció la pequeña figura frente a él. Incluso tan escondido como estaba podía reconocerlo con facilidad, Hyde llevaba una capucha y sobre ella un abrigo largo con el cuello tan alto que le tocaba las orejas, lo único que se notaba de su rostro era una parte de su nariz.

Sakura miró hacia la cocina sintiéndose en conflicto, Hyde se destapó un poco el rostro y ambos se miraron incómodos.

- Tienes visitas… - susurró de manera casi inaudible.

- Ve a mi habitación, iré en unos minutos. - susurró aún con la sorpresa evidente en su tono. El pequeño encapuchado se deslizó con reconocimiento entre los muebles de su casa y desaparece con agilidad en el pasillo, solo dos segundos después Sakura escucha la puerta de su habitación cerrarse.

Da un largo y pesado suspiro.

Ahora aparentar costará el doble de esfuerzo.


La siguiente hora se la pasó dando excusas, le envió un mensaje a Tetsu excusándose con un dolor de cabeza y le pidió a ambos amigos que se fueran temprano. Tomó un tiempo convencerlos pero su actuación de hacerse el muerto en el sofá pareció ayudar.

Una vez que ambos se fueron con la promesa de celebrar su cumpleaños en un bar sin él, Sakura se permitió caer en la realidad de a quien tenía escondido.


- Ha pasado un tiempo… largo – susurró para sí mismo antes de apagar las luces y dirigirse a su habitación con lentitud.


Por un segundo había considerado la idea de llamar a su propia puerta pero luego la descartó. La confianza entre ellos estaba un tanto lastimada pero aún latente, reforzando la atracción que ambos habían desechado.


Cuando entró la luz estaba apagada, le tomó un momento notar el bulto bajo las sábanas.

Moviéndose lentamente fue hasta el baño para lavarse los dientes, no despegó la mirada del bulto en la cama, no se movía por lo que pensó que estaba dormido.

Se quitó la ropa y entró en la cama, sintiendo como el lado desocupado estaba tibio levantó una ceja y aguantó una carcajada.


- ¿Calentaste mi lado de la cama? - Hyde gruñó en respuesta. Sakura se acurrucó cerca con una sonrisa, ¿Hace cuanto tiempo que no sonreía de manera tan fácil? Lo extrañaba.


Permitiendo que un minuto de silencio se extendiera entre ellos, levantó una mano y con cuidado enredó sus dedos en la nuca del Hyde, inmediatamente sintió los nudos en el cabello oscuro limitando sus movimientos. Mantuvo las manos allí acariciando un poco, sintiendo al otro murmurar a gusto bajo su toque.

Retiró la mano cuando el más pequeño se arrastró hasta acurrucarse en su pecho. Una de las manos frías de Hyde subió por su espalda y se apoyó en su omóplato derecho luego bajó hasta la parte baja de su cintura y volvió a repetir el patrón. Ese tipo de abrazos necesitados eran comunes entre ellos bajo la intimidad de las sábanas, al menos lo fueron en el pasado.

- Tienes frío. - le susurró antes de devolverle el abrazo de manera firme, las piernas de Hyde se enredaron entre sus muslos. - No debiste haberme dado el lado tibio de la cama - Sintió las bocanas de aire rozar su cuello. - ¿De que te ríes?

- Te extrañé.


Sakura se quedó en silencio y soltó un poco el agarre de su abrazo.

Tuvo ganas de pedirle a Hyde que se fuera, era tarde y él estaba tan cansado de si mismo.


- Sé que es egoísta, lo sé, pero es tu cumpleaños y te extrañaba tanto… - la voz de Hyde se rompió en la última palabra y Sakura cerró los ojos. Necesitaba recordarse que esto ya no era parte de su mundo. Había muchas cosas que le tomó un tiempo dejar, pero este era el lazo más fuerte que necesitaba dejar atrás. - Pensé que tal vez estarías solo, por eso me convencí de venir.

- No me haces un favor exactamente con venir. - le recordó. - independiente del día. Solo haces esto más difícil.

- Lo sé. - respondió Hyde con los dientes apretados – pero entonces tú haces esto y tampoco lo haces más fácil.

- ¿Qué hice?

- Sabes qué. No es como si abrazaras a todos así.

- No sé abrazarte de otra manera. - respondió con honestidad. De pronto ambos se rieron con amargura y se distanciaron lentamente para recostarse ambos sobre sus espaldas - …somos un fracaso.

- En todos los sentidos – afirmó Hyde. - Ni juntos, ni separados parece que… logramos llevarlo bien.


Sakura tragó saliva, había momentos en que se preocupaba por Hyde, esos momentos eran tan difíciles como los momentos en que lo extrañaba. Dejándose llevar por aquel sentimiento rebuscó entre las sábanas hasta tomar su mano y entrelazar los dedos. La mano del vocal era pequeña pero se sentía encajar perfectamente en la suya.

Ambos se quedaron en silencio y se miraron.

El cabello negro de Hyde estaba por debajo de sus hombros, no era tan largo como cuando lo conoció pero aún así enmarcaba su rostro de una manera similar.


- Estás deprimido. - susurro Hyde con una mueca. - Les he preguntado a todos por ti, pero siempre dicen que estás bien. Estoy seguro de que incluso alguien que no te conoce puede darse cuenta de que no es así.

- Nadie quiere que vengas corriendo a mi departamento porque estás preocupado.

- Y eso es lo que no entiendo, si quiero venir, ¿No debería hacerlo?

- Ya no tienes razones para venir hasta aquí. - Sakura respondió de manera uniforme, eran precisamente esas palabras las que se repetía todas las noches, no sonaba convencido pero al menos si podía decirlas con firmeza. - Ninguno obtiene nada bueno de todo esto.

- ¿No? ¿Y no es solo esto lo suficientemente bueno? - Hyde se acercó y se inclinó sobre él, lo besó en un movimiento tan rápido que Sakura no lo vio venir, antes de que pudiera considerar rechazar cerró los ojos y le permitió un acceso más abierto a su boca. Ambos se besaron por un largo minuto, Sakura se levantó y se inclinó hacia Hyde evitando romper el beso cuando parecía que iba a terminar, incluso si se estaba quedando sin aire, sostuvo la cara del vocal contra la suya con necesidad y solo cuando el pecho comenzó a quemar se alejó escondiendo su rostro en el hueco del cuello del más pequeño. Ambos respiraron agitados. - No… me… digas… que no… es lo suficientemente… bueno.

Sakura mantuvo su rostro oculto en el cuello de Hyde y no pudo evitar besarlo allí, el aroma y el sabor de la piel expuesta era algo que estaba grabado en su memoria.

- Hide… - susurró sorprendiéndose por lo lamentable de su tono.

- Dime – respondió el vocal dándole un beso rápido en la zona de la mejilla que alcanzaba.

- Yo… lo siento mucho. - Escuchó a Hyde soltar aire por la nariz y luego suspirar. Recibió otro beso en el mismo lugar de la mejilla.

- No es tu culpa que no funcionara. - Sakura se tensó, llorar frente a Hyde nunca había sido una opción, especialmente no por este tema, pero las lágrimas le picaban con intensidad. Ansió cambiar el tema pero Hyde tuvo planes distintos. - Deja de pensar que me fallaste de alguna manera, no es así. Yo no quiero que hagas sacrificios por mí, no quiero que sea difícil para ti. Sé que piensas de la misma manera sobre mí.

- Pero… - suspiró. Tenía ganas de decir demasiado, pero sabía que no haría bien. Hyde estaba haciendo un esfuerzo considerable por mantener la conversación en un lugar donde ambos pudieran manejarlo.

- ¿Hum?

- Es lo suficientemente bueno. - resumió. Hyde se tardó un momento en recordar lo que él mismo había dicho un momento atrás.

- Já si, también lo creo, ¿Deberíamos…? Ya sabes, tal vez intentarlo, aunque sea en las veces que se vuelve insoportable...

Sakura suspiró y se alejó para mirarlo a los ojos.

El vocal le devolvió la mirada ansiosa por la espera, entonces Sakura recordó lo intenso que era esto, las emociones que surgían cuando lo extrañaba ya eran descontroladas y le tomaba tiempo lidiar con ellas, incluso entonces no podía cantar victoria, pero una vez que lo tenía en frente todo lo demás se opacaba, perdía el control por completo y era precisamente eso por lo que ambos se habían alejado, el afecto que mantenían estaba muy por sobre las necesidades propias, sin embargo había una realización nueva frente a esto.

- Solo ven cuando me necesites. - Todo este tiempo se había alejado diciéndose que sería lo mejor para Hyde. Solo con aquella razón nunca había tomado el teléfono a pesar de las muchas veces que necesitó escuchar su voz. Sin embargo podía notar algo profundo en los ojos del vocal. Necesidad. - Por la mañana llévate contigo tu antigua copia de la llave y solo… ven cuando quieras.

Hyde le sonrió con los ojos un tanto llorosos, se acercó con lentitud y dio un beso casto en los labios de Sakura, luego otro en la punta de su nariz. Ambos se mantuvieron una mirada vulnerable hasta que el vocal de manera improvisada le mordió el antebrazo.

- ¡Ah! ¿Qué…?

- ¿Dijiste que tome lo que quiera, no? - dijo antes de volver a morder, esta vez las lagrimas se le escaparon. Sakura pudo reconocer la necesidad del cambio de tema.

- Dije que vengas cuando quieras, suéltame perro. - le dio un empujón a la cabeza de Hyde que se mantenía firme en su brazo pero no logró moverlo en absoluto, por el contrario el vocal mordió más fuerte antes de soltar. - ¡Duele!

- ¿Qué venga? ¿Qué tipo de invitación pervertida es esa? ¿Esa es tu manera de coquetear conmigo? - Esta vez Hyde comenzó a dar golpes suaves con los puños en su torso, Sakura podía ver como las lágrimas continuaban escapando de los ojos del vocal, entonces solo tomó sus brazos y lo empujó hasta recostarse sobre él. Siempre tuvo más fuerza que Hyde. Una vez lo vio tan vulnerable debajo de él, escuchó el latido de su propio corazón en sus oídos, Hyde aún fuerte le susurró - Ahora sí estás coqueteando. - Entonces lo besó. Lo besó lento y luego algo rudo, besó suave sus mejillas y mordió sus orejas, besó su cuello y sus hombros, luego otra vez sus labios, lo besó hasta que acabaron las lágrimas. 





Había transcurrido una semana para cuando Hyde volvió a aparecer en el departamento, esta vez traía consigo pizza, cervezas y una película arrendada, dijo que “necesitaba una distracción”, Sakura lo disfrutó. Solo dos días después Hyde volvió a aparecer en el departamento, estaba un poco ebrio y luego de contar algunos malos chistes lloró por algunas largas horas, Sakura lo abrazó todo el tiempo. Al día siguiente Hyde volvió a dormir por la noche diciendo que lo extrañaba, Sakura le dejó el lado tibio de la cama esta vez. Al siguiente día almorzaron juntos y al siguiente se vieron en un restaurante, y Hyde parecía encontrar diferentes tipo de necesidades para verlo a diario. Sakura comenzó a sonreír con frecuencia, después de todo siempre fue más fácil hacerlo cuando Hyde estaba ahí.



Lugar correcto. (One Shot: Sakura/Hyde)

Hay pocos momentos como este en los recuerdos de Hyde, momentos en que él podía llenar un vacío que nadie más en la vida de Sakura, momentos en que se sintió necesario y con todas sus inseguridades amortiguadas, además de querido y deseado hasta la médula. Momentos en que sintió que estaba dedicando su corazón a la persona correcta.


Volvió a leer los mensajes de LINE que compartieron mientras esperaba en el semáforo frente al punto de reunión. Sakura llevaba cuatro días enviando solo mensajes de buenos días y buenas noches, algo usual en medio de la rutina pesada de ambos con la agendas saturadas en giras. Tampoco habían hablado por llamadas ya que no habían coincidido en tiempos, pero Hyde estaba acostumbrado y Sakura siempre daba los buenos días por mensaje, manteniendo a Hyde conectado a tierra desde el comienzo de la jornada.


En medio de una noche fría de otoño y post dos presentaciones en lugares distintos en una misma noche, había recibido un mensaje un tanto fuera de lo normal.



Sakura:

“¿Dónde estás?”



Hyde:

“En el centro de Nagoya, iba a cenar con el staff. J quiere presentarme a alguien.”



Sakura:

“¿Podemos vernos ahora?”



Hyde había detenido sus pasos haciendo que dos staff chocaran entre sí a sus espaldas, estaban a la entrada del restaurante en que habían reservado. Hyde tenía hambre y estaba realmente cansado.





Hyde:

“¿Dónde estás?”



Sakura:

“Nagoya, hotel Appalachian.”



Hyde:

“Iré.”



Sakura:

“Te espero afuera.”



Hyde:

“Hace frío.”





Sakura no volvió a contestar. Hyde pidió dos porciones de lo más costoso del menú para llevar, y se disculpó con el staff, su mánager y los invitados, diciendo que tenía una emergencia familiar. De cierta manera lo sentía así, entonces le pidió al chofer de la productora que lo acercara a aquella zona de la ciudad. El hotel era hogareño y antiguo, Hyde sabía que no contaba con cámaras de seguridad, servían comida casera y era atendido por los mismos dueños. Había estado allí una o dos veces, no era nada lujoso simplemente era campestre con jardines como vista principal. 

 

Caminó un par de calles para despistar al chofer y encontró a Sakura sentado con la cabeza gacha, bajo el único foco que mostraba la entrada del hotel.



- Ha llegado la comida. - saludó con las bolsas en la mano. Sakura levantó la mirada y lo miró con atención.

- Ostentoso.

- ¿Eh? - Entonces Hyde se miró así mismo. Llevaba la camisa holgada con la que se había presentado para una última canción, un par de pantalones a juego y sus botas de cuero nuevas. Todo en él se veía caro. - Me iba a tomar tiempo volver al hotel a cambiarme. - se explicó, levantando los hombros para restarle importancia.

- Da igual, te ves bien.¿Traes comida?

Hyde sonrió ante el cumplido rápido.

- Sí, carne y vino.

- Vamos entonces, tengo hambre.



Ambos fingieron ignorar las miradas que le dio la recepcionista antes de dirigirse a la habitación, y una vez adentro, Sakura le quitó las bolsas de la mano al vocalista para dejarlas sobre la mesa y entonces concentrarse en quitarle los zapatos y desabotonarle la camisa.



Hyde rió e inmediatamente colocó sus manos en su lugar favorito, las caderas de Sakura.



- ¿Qué? - preguntó. Sin que el batero le dijera ni una sola palabra, se dejó quitar la camisa y la playera, y solo una vez que estuvo desnudo en la zona superior Sakura se volteó para tomar una sudadera del sofá y colocársela, sacándole una risa. Cuando pareció que el más alto estuvo conforme con lo que veía, apoyó su frente en el hombro del vocal y suspiró lentamente. Durante todo el proceso Hyde no dejó de mirarlo, un tanto divertido y curioso, pero dejándolo ser.

- Tengo pantalones de pijama y calcetines limpios en la maleta, por si quieres ponerte más cómodo.

- Está bien, tomaré los pantalones y los calcetines. - respondió Hyde colocando sus manos esta vez en lo alto de la espalda del batero y dándole pequeños golpecitos para reconfortarlo.

- Perdón por hacerte venir aquí, sé que estás cansado. - susurró con el rostro aún escondido.

- Estoy bien – susurró riendo Hyde - Sabes que yo también te extraño. No sabía que estabas en Nagoya.

- Tuvimos una entrevista, el concierto es mañana.

- Hum… - Hyde tomó la mano de Sakura y la arrastró hasta sus labios para depositar un beso en ella. Sakura se escondió aún más, esta vez en su cuello y el vocal lo abrazó por completo, riendo de la timidez que rara vez aparecía. - Eso quiere decir que debes descansar esta noche.

- Aún es temprano. - respondió con rapidez, Hyde volvió a reír.



Cenaron mientras hablaban detalles de la gira, Hyde habló gran parte de la noche, dándose así mismo varias veces un par de bofetadas por no controlar su lengua. ¡No podía dejar de hablar! Simplemente parecía que no había conversado con alguien de confianza en semanas y no dejaba de hacer chistes sobre su banda, quejarse sobre el clima o soltar detalles de cuando se sintió emotivo en medio de sus recitales. Un par de veces sus ojos se aguaron, se avergonzaba cuando eso pasaba, simplemente se sentía viejo por no poder controlar sus emociones. Sakura lo miraba en silencio cuando eso sucedía y sonreía, entonces el vocal sentía un pequeño golpecito con los pies descalzos del otro, un pequeño gesto de aprobación a sus momentos emocionales para su comodidad.

Se fueron a la cama en silencio.



- No puedo creer que tenga tanto sueño, apenas y bebí una copa de vino.

- Tuviste un día pesado, está bien estar cansado. - Sakura apagó las luces y se acomodó apoyando la cabeza en el brazo de Hyde.

- Tú también estás cansado. - el vocal de manera inmediata enredó sus dedos en el cabello del batero.

- No realmente… solo…

- ¿Mm? No te quedes callado. - Sakura rió.

- ¿No es obvio? Solo quiero sentirte cerca.

- Oh… está bien, pero te advierto que no me duché después de la segunda presentación, aunque no sude mucho pero…

- Calla.


Para sorpresa de Hyde, Sakura de pronto levantó la sudadera y se metió dentro de ella, quedando su rostro en contacto directo con su piel. Hyde comenzó a reír por las cosquillas, pero decidió quitarse la sudadera por completo para poder abrazar más cómodamente al batero.


- Dime la verdad. ¿Fue un mal día? - preguntó en tanto sentía los dedos del otro recorrerle los músculos del abdomen, una práctica común en él.

- No, no realmente, tal vez es una suma de cosas, solo que hoy…

- ¿Hoy?

- Hoy te extrañé mucho.



Hyde se quedó en silencio, sintió el latido de su propio corazón en los oídos.

Sakura continuó explicándose.

- Normalmente puedo manejarlo, sé que estás ocupado, pero a veces siento que estamos lejos y te rodeas de tantas personas y te pasan tantas cosas que yo me quedo fuera de tu vida. Y es manejable la gran mayoría del tiempo, pero hoy no fue así y… hum…-


Hyde lo besó con más fuerza de la que pretendía en medio de la oración y notó lo fácil que se dejó llevar el batero, no había ni una intención de rechazar o tomar la iniciativa, si no hubiese sido porque devolvió el beso con mordidas el mismo vocal se hubiera cuestionado si continuar. Lo empujo en la cama y se sentó sobre él mientras lo besaba y lo besaba, sentía algo adormecidos los labios por la fuerza que había empleado en el primero, pero el batero le devolvió de buenas ganas cada beso y cada lamida. Se alejó un poco para besar su mentón y darle una mordida en el cuello, Sakura gruñó.

 

- ¿Por qué eres tan albañil? Eso me dolió.

- ¿Qué? - Hyde comenzó a reír con ganas, sacudiendo el cuerpo del batero debajo de él - ¿Quién usa esa palabra para describir algo? - Sakura se rió con él y luego se sentó para continuar besándolo. Hyde notó que aún seguía relajado, distinto al Sakura que comúnmente le sujetaba las manos para evitar las cosquillas. Aprovechándose un poco del momento, metió las manos por debajo de la playera del batero y lo acarició tanto como pudo hasta quitarla por completo. Sakura era un tanto reacio a dejarse tocar tan libremente, por lo que el vocal no desaprovechó la oportunidad de besar tanta piel como le fue permitido. - Me gusta como huele tu piel.

- Ya vas a empezar a decir cosas raras.

- Me gusta la textura de tu piel.

- Ya, cállate.

- En especial me gusta meter la mano aquí – susurró mientras dejaba su mano bajar hasta rozar los vellos de la entrepierna y entonces abrazar la humedad con la totalidad de la mano. Tal vez fue porque su piel estaba fría en comparación a la del batero, pero sintió a Sakura temblar con fuerza debajo de él. - ¿Todo bien? - preguntó un tanto preocupado por el inusual movimiento.

- Sí… - Susurró ronco el batero al mismo tiempo en que Hyde notó algo.

- Oh…

- Por favor no digas nada…

- ¿Terminaste? - Sólo por comprobarlo Hyde sacó su mano de dentro de la ropa interior del batero y se la llevó a la boca, una pequeña lamida y comprobó su sospechas. - Eso fue rápido… o espera. ¿Estabas… así hace cuánto? ¿Por qué no dijiste nada? Podíamos haberlo hecho en cuanto entré aquí, sabes que no te hubiera dicho que no.

- Lo sé, solo… no quería que se acabara tan rápido, si lo hacíamos entonces te dormirías y se acabó la noche.

- Oye – respondió Hyde ofendido – Puedo no dormirme luego de hacerlo, ¿sabes?

- No sí estás cansado, ¿a quién quieres engañar?

- Pero… no había necesidad de aguantar. Eres un idiota a veces, si hubiera sabido que estabas así no te hubiera besado tanto tiempo.

- Me gustan tus besos…

 

Hyde miró a Sakura un poco sorprendido.


- ¿Mis besos? ¿Específicamente los míos?


El batero le frunció el ceño, reacio a dar una respuesta obvia pero vergonzosa.

Hyde le quitó la ropa interior y observó con atención la prenda mojada antes de lanzarla lejos, entonces se recostó sobre la entrepierna de Sakura con total comodidad y se la llevó a la boca. Notó las manos del batero cerrarse en puños y cerró gustosamente los ojos, concentrado a gusto en su tarea. Sabía que era algo que al otro le gustaba mirar. Rara vez el vocal tenía la oportunidad de sentir como se endurecía dentro de la boca, y antes de darse cuenta y en una comodidad que solo podía sentir con Sakura, comenzó a acariciarse así mismo mientras usaba la boca con el batero.

Los primeros gemidos del otro llegaron a sus oídos y el semen agrio su boca, entonces se retiró con una lamida provocativa y se quitó la ropa interior. Agradeciendo la poca luz en la habitación, se sentó sobre Sakura, que lo observaba un poco sorprendido por la postura.

- ¿Por qué siento que hoy estamos un poco más desnudos de lo normal? - le preguntó el vocal mientras se acomodaba el miembro adentro. Sakura le respondió dándole un beso en la mejilla como aprobación y una respuesta positiva a su pregunta.

Las manos del batero lo tomaron de la cintura y lo movieron de arriba hacia abajo, Hyde lo dejó guiarlo mientras se sostenía de sus pectorales. Era tan raro para él estar arriba que había olvidado lo bien que se sentía. Se vio obligado a perder la compostura la mayoría del tiempo, soltando gemidos un tanto altos para su comodidad y ruborizándose una y otra vez cuando el placer subía, no se percató de lo que hacía su cuerpo, y cuando tuvo una leve pizca de conciencia, notó que estaba dando saltos sobre Sakura con mucho libertad y rapidez. El batero mismo no dejaba de besarle los hombros y cerraba los ojos cada tanto entre temblores, que se dejara llevar tanto también era una vista nueva para el vocal. Movió sus caderas en busca de las mejores sensaciones y besó a Sakura cuando notaba que este abría la boca. Sakura le tomó el rostro para limpiar lágrimas que nunca sintió caer, y se besaron lentamente mientras sus cuerpos se movían buscando más del otro. Hyde notó que se estaba acercando con una fuerza mayor a la común y no alcanzó a advertirle al batero cuando se dejó ir con la boca abierta, gimiendo alto y entre temblores, el líquido salpicó más allá de ellos, manchando al rededor y el vocal no tuvo la mente para procesar el lío que podría haber hecho, no cuando en su oído el llamado de su nombre entre gemidos le indicó que Sakura estaba en medio de su orgasmo. Sintió el líquido caliente y pegajoso resbalar cuando la entrepierna de Sakura se retiró, ambos aún respiraban con fuerza en el cuello del otro cuando alguien llamó a la puerta.


- Mierda. - susurró Sakura intentando recomponerse, sin embargo Hyde no se movíó.

- Dame un minuto, solo un minuto, tengo las piernas dormidas.

 

Sakura comenzó a reír esta vez y nuevamente dos golpes se oyeron en la puerta.

El batero los giró y dejó a Hyde recostado en la cama mientras este reía y encendía las luces. Sakura comenzó a vestirse con rapidez, sin importarle si la ropa que se colocaba era la suya o la que había tenido puesta el vocal.

- ¿Quién es? - preguntó acercándose un poco a la puerta mientras aún se vestía.

- Servicio a la habitación – respondió una voz aguda al otro lado de la puerta, sonaba tímida y nerviosa - Solo venía a dejar un juego de sábanas limpias y una colcha extra por si las necesita… por el frío.


Sakura miró a Hyde extrañado pero entonces notó el desastre que había en la cama, con gotas blancas salpicadas alrededor de todo. Incluso la mesita de noche.

 

- Muchas gracias, déjalas en la puerta, ya iré. - pidió Sakura mientras se maldecía así mismo.

- Ok. - respondió con rapidez y aún más agudo la chica del servicio.



Sakura volteó a mirar a Hyde que tenía una mano sobre la boca para evitar soltar una carcajada, pero ambos no pudieron contenerlo más y comenzaron a reír y reír por gran parte de la noche.

 

Cerezo - (Drabble: Sakura/Hyde)

Resonó un golpe rápido en la puerta del estudio. Sakura  observó de reojo a Keiichi abrir la puerta  e inclinarse frente a alguien.


- Sakura - llamó el tecladista, indicando con un movimiento  de cabeza a quien  dejaba entrar.


- Hola, ¿tienes un momento? - pregunto Hyde con una sonrisa tímida.

 

Sakura lo observo dos segundos antes de reaccionar.

 

- Ah, si - contestó aturdido por la sorpresa.

 

El batero se puso de pie intentando ignorar las miradas sospechosas de su staff y compañeros. Llevó a Hyde hasta una habitación alterna que utilizaban para cambiarse ropa.

- ¿Pasó algo? - preguntó Sakura mientras el vocal miraba hacia el tejado.

- ¿Hay cámaras aquí?


- No.


- Bien, ponle seguro a la puerta.

 

Sakura obedeció curioso.

 

- De todas maneras nadie va a intentar entrar Hide, ¿Alguna otra orden?


- Baja mis pantalones.


- ¿Qué? - Sakura se volteo a mirar la puerta y luego el tejado en busca de cámaras. Él  sabía  que no había  nada, pero frente a tal escenario no pudo evitar la paranoia. - ¿Aquí?


- Ajá, rápido. - Sakura tomó aire para darse valor ante la orden.


- Bien. - mientras el batero se agachaba, Hyde soltó una risa.


- Solo quiero que me mires el muslo izquierdo, no te pongas tan ansioso. 

- Ah. - se limitó a responder el batero, si había algo de desilusión  en su tono agradeció  que Hyde no lo comentara.

Con rapidez abrió el cinturón, pero bajo suavemente la cremallera y el pantalón, no pudo evitar darle una mirada a la ropa interior y al bulto de la entrepierna de Hyde, sin ninguna intención  de parecer seductor  depósito  un suave beso en el bulto vestido. Hyde inmediatamente soltó  una carcajada dulce y le dio un golpe suave en la cabeza.

- Tonto, baja más el pantalón y mira el muslo. 

Sakura lo hizo y contuvo la respiración. En la parte alta del muslo había un tatuaje reciente cubierto de papel transparente, era una flor de Sakura, específicamente el diseño característico del batero.

- Hide... 


- Allí no se ve, será nuestro secreto. Me siento como un idiota que se escribe el nombre de su enamorado, aunque no puse tu nombre... no creo que sea necesario para entenderlo. En fin, si quieres ríete,  de todas maneras había pensado en esto por años pero... aunque la idea de la marca se sentía como una buena idea si es cierto que también era algo triste. En cambio ahora... estamos juntos.

Sakura lo vistió con la misma suavidad de antes, y una vez de pie no pudo contener la risa. Escondió  el rostro en el hombro de Hyde y continuó  riendo.


- ¿Qué? ¿Es muy absurdo?


- No... bueno, sí un poco pero... - el batero levanto la mirada y suspiró para calmarse - Solo estoy feliz.

Todo está bien (Drabble: Sakura/Hyde)

A veces ocurría así.

Sakura no estaba sorprendido. 

Solían evitarse en lugares públicos, con desconocidos o conocidos a su al rededor, no bajaban la guardia, Hyde solía mostrarse educado pero distante si compartían el mismo espacio, incluso si estaban solos, siempre había cámaras. Se saludaban como si no se hubieran despertado juntos, pero eso se distorsionaba un poco cuando llevaban cuatro semanas sin verse ni hablar. Sakura ni siquiera se tensó cuando previo al concierto organizado para el cumpleaños 60 de Morrie, Hyde se sentó junto a él en el gran sofá del camerino y aprovechando la cercanía tocó el meñique de Sakura y lo envolvió con el suyo sin siquiera dedicarle una mirada a su rostro o a las manos que se escondían entre el gran abrigo negro de Hyde y los cuerpos juntos. Había más de treinta personas dentro, pero nadie lo notó.

Sakura conocía la tensión en los hombros de Hyde cuando estaba en el escenario, reconocía el cansancio en las bromas a sus staff, notó un par de rasguños descuidados que se dejó en el cuello al rascarse, algo usual cuando se disparaba su estrés. 
 
No estaba asombrado cuando una vez solos en el auto Hyde se montó sobre su regazo y lo abrazó con tanta fuerza que le cortó la respiración. 

- Todo está bien. - le susurró en la oscuridad al interior de su auto, no era un auto grande, pero solía estirar su asiento hasta el fondo para extender las piernas. Aún así, Hyde sentado sobre él tenía el manubrio presionándole la espalda. Suspiró sabiendo que no sería cómodo alargar más aquel momento de aclaración, había esperado toda la noche poder decirle esas palabras – Todo está bien.
- ¿Estás muy molesto? 
- No, solo un poco.
- Oh… - Hyde no se movió. - ¿Aún puedo ir a tú departamento? 
 
Sakura bufó y se le filtró una risa amarga. 
Tomó el rostro de Hyde entre sus manos y lo alejó un poco de sí mismo para poder mirarlo a los ojos. Había pensado en decir algo, pero realmente no pudo contenerse de besarlo, el estacionamiento estaba lo suficientemente oscuro y solo para poder hacerlo sin prisas, Hyde arrastró los dedos por el cuello del batero y los enredó en el cuero cabelludo mientras profundizaba el beso.

Ah, Sakura había olvidado lo que podían hacerle cuatro semanas sin él. Sin pensarlo dos veces bajó la mano para moldear la parte baja de la espalda del vocal y empujarla más sobre sí mismo. El aroma del shampoo de Hyde le llenó los sentidos y  tomó lo que se le permitiera, frotando sus manos desde las rodillas hasta los muslos de Hyde que estaban rodeando su cintura con fuerza, luego frotó un camino desde su cintura hasta su rostro, no sin antes detenerse en su pecho para intentar presionar los músculos, pero gruñó frustrado cuando el grueso abrigo de Hyde le impidió la tarea. Sintió la risa del vocal en el beso, y luego este se empujó hacía atrás para quitarse la molesta prenda, sin embargo en la tarea el sonido de la bocina del auto los impacto a ambos, que se miraron mientras el eco del sonido continuaba revotando entre las paredes del estacionamiento.

Ambos estallaron en risas y otro sonido del claxon se escapó, inmediatamente el vocal abandonó el regazo de Sakura.

- Solo vamos a casa… - soltó entre risas, Sakura quitó el freno de mano y encendió las luces, en el camino Hyde comenzó a hablar más relajado al notar que el batero aceptaba las razones por las que no había llamado, que básicamente se resumían en no haber estado solo en ningún momento. No le costó aceptarlo por una simple razón, y es que usualmente era el vocalista quien tenía más urgencia en contactarlo ya fuera solo para dar las buenas noches o en otras ocasiones escucharlo dormir, la falta de intercambio verbal debió haberlo hecho sentir demasiada distancia, especialmente porque Sakura no tenía la costumbre de entablar conversaciones largas mediante mensajería.

- Ya estás aquí, ya está todo bien.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

One Shot: Bienvenidas cálidas.

 Sakura suspiró al llegar a casa, le dolían ambas piernas, estaba extremadamente cansado.

Se quitó los tenis, el impermeable mojado y los colgó en la entrada junto al paraguas. Luego lanzó su bolso al sofá entonces percatándose de un pequeño detalle que no estaba allí por la mañana, había un par de calcetines de extraña procedencia arrojados en diferentes lugares de la sala. No le tomó mucho tiempo encontrar luego los tenis del propietario.


Notó que camino a la cocina había un pantalón desechado. Lo recogió, y vio que de camino le seguía una casaca mojada arrojada junto a la escalera. Recogió la ropa que parecía formar un camino hasta su habitación, solo para encontrar en la cama un hombre de baja estatura acurrucado en un rincón llevando puesto una de sus sudaderas más grandes. Aparentemente se había dado un baño hace tan solo unos minutos, su cabello goteaba en la almohada.


Sakura suspiró encendiendo el aire condicionado antes de lanzar la ropa al cesto para el lavado. Se arrojó en la cama abrazando la espalda del hombre que comenzaba a despertar.


Olió el aroma de su cuello y le dio un pequeño beso allí. Hyde pareció ronronear.


- Desordenado – susurró cerca de su oído – No me importa que dejes tu ropa mojada tirada por ahí, pero no te acuestes con el cabello empapado.

- Te compraré una almohada nueva – respondió Hyde en una mezcla de palabras arrastradas. Sakura rodó los ojos.

- Estoy seguro que estas almohadas han tenido peores experiencias que un poco de agua.

- Espera – eso pareció despertar a Hyde, quien se volteó en el abrazo de Sakura hasta quedar frente a él - ¿No las has lavado desde entonces? - el horror claro en los rasgos de Hyde hizo reír a Sakura.

- ¿Crees que dormiría sobre las almohadas sucias después de lo que hiciste con ellas? - sabía bien que Hyde era vergonzoso al hablar al respecto, por lo que no pudo evitar cierta burla en su tono.

- ¡No me preguntes a mí! Creo que lo harías, pero ¿no lo hiciste verdad? Quiero decir, ¿Las lavaste?


Sakura volvió a reír. Hyde bufó antes de esconder el rostro en su pecho.


- No sé si estas siendo puerco o te estás riendo de mí.

- Está bien, está bien. Las lavé...- Hyde suspiró de alivio - Aunque después de un par de semanas.

- ¡Ya-chan! - esta vez Sakura se rió con más fuerza y el vocal solo pudo reírse con él.

- Lo peor es que te creo. Hum, tu espalda está un poco húmeda.

- Ah, es que no tuve tiempo de secarme bien después de la ducha, tenían prisa por echarnos del local.

- Mm, quítate esto - pidió Hyde dándole tirones a su suéter y playera. Sakura se alejó un poco para quitárselos, entonces el más bajo se acomodó contra la piel desnuda, dio un par de besos lentos en la zona del pecho y los hombros, parecía un poco adormilado pero aún así sonreía- … te extrañé… mucho.

- Lo sé, me lo dijiste todos los días por teléfono.

Hyde asintió.

- Fueron muchos meses, estuve tentado a sacudir la cabeza de Ken-chan todo el último mes.

- ¿Ken-chan estaba de mal humor?

- Al parecer comenzó a sufrir insomnio, nada fuera de lo común pero realmente fueron semanas fatales, sus staff parecían querer llorar todo el tiempo.

- Mm… - Sakura asintió mientras acariciaba la nuca de Hyde. - Tú… ¿Dormiste bien?

- No fue tan malo, no te preocupes- Sakura lo rodeó en un abrazo y acomodó el rostro en la almohada húmeda. Sus rostros estaban sumamente cerca, se miraron a los ojos antes de que Sakura le diera un beso rápido en la nariz. Hyde le sonrió con los ojos húmedos, de pronto su gesto se volvió un puchero honesto hasta que su labio tembló, entonces se abrazó con fuerza a Sakura. Este último sabía que algo andaba mal desde que sospechó de su llegada. Hyde no había dado aviso de su regreso antes de la fecha estimada, y ya que tampoco había aparentado sorprenderlo, solo podía significar que no estaba de ánimos. Además se había marchado hace meses con una mezcla de nervios y expectativas que lo mantenían hablando a diario sobre la gira. Que estuviese tan callado al respecto no parecía una buena señal.


De pronto sollozó. Sakura lo rodeo con ambos brazos.


- Lo siento, solo… fue una gira muy larga.

- Está bien. Está bien. - le susurró mientras lo presionaba con fuerza contra sí, podía sentir la espalda de Hyde temblar.

- Comet hizo mucha falta en esta gira, ¿sabes? - Sakura asintió. Comet era un amigo cercano de todos los miembros de la banda desde sus inicios, probablemente el único staff que quedaba desde aquellos tiempos y había tenido un accidente automovilístico un par de días antes de la gira. Lamentablemente no había sobrevivido. Sakura se había reservado sus preguntas sabiendo que Hyde era especialmente reservado con ese tipo de dolores - No sabes lo mucho que quería volver a casa… incluso pensé en pedirte que fueras a vernos… pero sabía que no te gustaría la idea.

- No hubiera dicho que no, Hide. - susurró Sakura.

- Lo sé, sé que hubieras ido, lo sé tan bien como sé que no te hubiera gustado viajar.

- Si lo necesitas, eso realmente no es importante. - Hyde se rió bajito al escucharlo y se apartó un poco para mirarlo con los ojos hinchados.

- No me guste que hagas esfuerzos por mí.

- Lo sé, pero si lo necesitas… - Hyde se inclinó para besarlo, Sakura le devolvió el beso fácilmente. Fue solo un tacto húmedo y cálido de labios.

- Me gusta estar así... - susurró antes de acomodarse en el pecho desnudo nuevamente. Pasaron un par de minutos antes de que depositara un beso sonoro en la piel que abrazaba y luego habló -  ¿Cómo ha ido todo?

- Bien, hoy peleamos con Den. - comentó Sakura como la novedad.

- ¿Y eso?

- Llevaba varios días enojado por alguna razón personal que no compartió, entonces decidimos golpearlo hasta que lo soltara.

- ¿Te refieres a que pelearon realmente? ¿Con golpes?

- Sí, tengo de hecho una marca de una mordida en el brazo, mira – mostró el antebrazo derecho donde efectivamente se veían dientes frescos.

- ¿Den te mordió?

- No, la pelea se volvió un enredo y Tetsu me confundió. - Hyde comenzó a reír.

- Son unos idiotas. ¿Al final que ocurrió?

- Ah en algún momento alguien le hizo chupones a Den, no estoy seguro de si fue Tetsu o Ryo pero se asustó y salió corriendo gritando violación o algo por el estilo. Lo dejamos ser porque habíamos empezado a llamar demasiado la atención.

- ¿Dónde?

- Fue en el restaurante de siempre. - aquello hizo reír más a Hyde.


Se quedaron así por un momento, Sakura contó las novedades de sus proyectos y comentó que debían hacer una visita a sus respectivas familias antes de navidad. Ambos solían “ponerse al día” con sus familias dentro del mismo mes. Ante eso la siguiente conversación apuntó a decidir sobre los presentes navideños y los planes para sus vacaciones. Cerca de las cuatro de la madrugada, Sakura se durmió.

Hyde permaneció despierto un tiempo más, fue hasta la cocina para robar dulces y tomar un café, entonces volvió a la cama sosteniendo una historieta que había comprado con la intención de estudiar su ingles. Se acomodó estirando el brazo junto a Sakura, quien al sentirlo cerca se acurrucó hasta recostarse en su pecho, Hyde era muy consciente de este hábito suyo, buscó su mano y la envolvió al rededor de su propia cintura para sentir su abrazo, en tanto continuó leyendo la historieta envuelto por el calor del batero hasta que se durmió.




El staff de Zigzo comentó al otro día que el bajista Den se había presentado con hematomas, marcas de chupetones y mordidas por todo su cuerpo, además llevaba un par de papeles falsos hechos por él mismo que simulaban ser acusaciones de violación cuyos abusadores eran los miembros de su propia banda. El único que no recibió aquella acusación “legal” fue el baterista Sakura, ya que no había asistido al ensayo por haberse quedado dormido.

jueves, 28 de octubre de 2021

One Shot: Huellas intactas.


Sostuvo entre sus dedos el llavero que colgaba de su bolso, estaba viejo y sucio, lo que alguna vez fue un panda ahora parecía un oso negro con matices marrones, los hilos se escapaban de entre sus patas y orejas. Hyde sonrió, ese pequeño objeto tenía tantos años como la nostalgia que se le colaba bajo la piel. 

Producto del concierto reciente le dolía la garganta y sus oídos aún conservaban cierto zumbido, como si aún pudiese escuchar los gritos y el retumbar de la batería a su espalda. Sabiendo que la única manera de apaciguarlo era un baño largo, se desvistió lanzando la ropa camino al baño y se sentó en la bañera fría mientras el agua comenzaba a llenarla. Desde allí podía mirar el bolso en su cama y el oso viejo colgando con cierta lástima. Debió haberlo tirado hace años, pero a veces... y solo a veces, se llenaba de dulzura al mirarlo, le recordaba una de las pocas veces que consiguió ver un sonrojo abrumador por parte de un hombre que desprendía confianza como defensa y ataque. Se dejó reposar en la bañera por al menos dos horas, cambió el agua una y otra vez hasta que comenzó a adormecerse lo suficiente para suavizar su cuota de autocontrol. No era lo que quería y mucho menos lo que necesitaba, el staff comentó que precisamente esta persona estaría presentándose en el mismo escenario que él solo unas cuantas horas antes y luego se alojaría en el mismo hotel, en el mismo piso, a tan solo tres puertas de distancia... Sabiendo que estaba tan cerca le picaba la piel, y comenzaba a ser extremadamente consciente de como en cada encuentro a través de los años, nunca pronunciaban un adiós. 

Antes había pensado que la falta de despedidas eran coincidencias, pero se convenció así mismo de que tal vez no era el caso.

Se levantó de la bañera y se vistió ya relajado físicamente, pero sabía que su mente agitada no le permitiría dormir. Eligió un buzo esperando que de ser visto o rechazado pudiera sofocar sus pensamientos en el gimnasio del hotel, guardó la llave de la habitación en su bolsillo y se dirigió a la puerta, sin embargo se devolvió a la habitación una vez más y se miró al espejo.
Tenía el ceño fruncido y el cabello mojado, su cuerpo estaba más ejercitado que la última vez que se habían visto. "Probablemente obtenga un cumplido de ello", pensó con más gusto del que hubiera querido, se volteó y fue por su bolso, quitó el llavero de ahí y lo amarró al cinturón de sus pantalones. A veces solía esconderlo donde no pudiese perderlo, simplemente llevarlo lo ayudaba a sostenerse así mismo en aquellas ocasiones donde la vida lo ajetreaba hasta el punto de hacerlo olvidar su identidad.

Salió de la habitación caminando con más seguridad de la que sentía, contó las habitaciones a su izquierda como le habían indicado y se detuvo.

Lo conocía lo suficiente para saber que no era el tipo de persona que disfrutaba de la soledad cuando podía apreciar la compañía, y era un acto terriblemente irresponsable por parte de Hyde atreverse a ser visto por sus conocidos, las especulaciones con respecto a ellos seguían estando en aguas poco profundas.

Respiró un par de veces pensando en una excusa y solo cuando se decidió por la confiable: “lo siento, me equivoqué de habitación”, tocó la puerta en un sonido que esperaba fuera reconocido.


Al comienzo nadie salió, comenzó a presionarse las uñas entre las yemas de los dedos mientras respiraba profundamente y volvía a tocar, esta vez de manera normal.


- ¿Sí? - escuchó decir del otro lado. La voz ronca del hombre le indicó que debía de estar durmiendo y probablemente en su habitual costumbre de meterse desnudo a la cama, había optado por no abrir la puerta.

- ¿Molesto? - susurró sin querer ser escuchado por nadie de las habitaciones cercanas. Hubo un silencio de respuesta antes de que la puerta se abriera. Tal y como había pensado, frente a él estaba un Sakura en ropa interior y una cabellera despeinada. Tenía los ojos rojos e hinchados, parecía tan agotado que Hyde contuvo la respiración arrepentido de haber molestado su descanso.

- Tenía la sospecha de que vendrías pero no fui capaz de esperarte despierto- comentó con total confianza mientras le abría la puerta. Hyde se sintió menos incómodo al saberse bienvenido y se quitó los tenis al entrar. La habitación estaba iluminada por solo una lámpara junto a la cama lejana.

- No sé si deba ofenderme tu confianza en mi debilidad.

- Hum, no sé si deba ofenderme ser una debilidad- Sakura respondió de manera automática mientras caminaba por toda la habitación hasta volver a meterse en la cama. Quitó almohadas de su lugar y las acomodó junto a él, luego palpó el espacio vacío en una invitación- Lamento si esperas celebrar tu concierto de esta noche pero, no creo ser capaz de levantarme hasta después de dormir doce horas. Puedes sacar una cerveza de la nevera y recalentar la pizza que hay en el microondas, también hay donas en mi maleta. Si quieres hablar te escucharé.

Hyde lo miró fijamente mientras Sakura se acomodaba y volvía a cerrar los ojos. La luz era poca pero las ojeras oscuras se hacían notar, sabía muy bien lo mucho que Sakura se agotaba en las giras, no podía dormir en los aviones y su constante insomnio aparecía junto al estrés. Se sentó en la cama y tomó su mano, el batero continuó sin abrir los ojos mientras Hyde jugueteaba con sus dedos.

- ¿Estás bien? - preguntó en un susurro. Sakura sonrió con los ojos cerrados.

- No seas tonto, estoy bien. Si no vas a comer entra en la cama, quiero escuchar esas quejas.

Hyde soltó una carcajada y se metió bajo las sábanas. Las últimas dos veces que se encontraron en eventos solo tuvo tiempo de soltar las quejas que nadie más podía oír. Habían pasado años desde entonces, no se habían llamado ni una sola vez e incluso a veces evitaban el saludo si había demasiada gente entre ellos. Al comienzo esta dinámica había descolocado a Hyde, pero entonces alguien le recordó que ambos tomaron la decisión de permanecer en lugares diferentes, sin embargo, nadie sabía que nunca pudieron desprenderse del todo. Incluso si no llamaban, se extrañaban, Hyde podía saberlo por la fuerza con la que Sakura lo abrazaba en algunas ocasiones.

Algo del pasado quedaba en ambos, incluso si solo eran cenizas de lo que alguna vez los quemó, y era lo suficientemente intenso como para hacerlos volver al pasado cuando se sentían en la presencia del otro. Hyde volvió a tomar su mano cuando se acomodó, tenía un poco de frío y al mismo tiempo ganas de quitarse la ropa, pero no quería entregar un mensaje incorrecto. Estar así de cerca era suficiente.

- Si sabías que estaba aquí, ¿pensaste en ir a mi habitación? - miró con atención el rostro de Sakura mientras se llevaba la mano que sujetaba la suya al pecho. Era un movimiento inconsciente, Hyde lo sabía, una costumbre suya en medio de la comodidad.

- Hay una cámara de seguridad fuera de tu habitación- Hyde se rió y Sakura abrió los ojos – Solo me fijé al llegar, ya sabes.

- Claro, uno suele fijarse en esas cosas, ya sabes.


Permanecieron en silencio unos momentos. Hyde se removió un poco para quitarse la ropa de la zona superior para evitar el desagradable sudor y luego se rascó los pies hasta desprenderse de los calcetines, entonces se acercó a Sakura lo suficiente como para acomodarse en la almohada donde se apoyaba y deslizar sus dedos por el largo cabello del batero. Notó que estaba un poco húmedo y olía fuertemente a un shampoo mentolado. Sakura en silencio levantó la nuca para permitirle liberar todo su cabello por alrededor de la almohada.

- Si no te importa, me quedaré hasta que amanezca.

- Mm – asintió – Desayuna antes de irte, hay chucherías en mi maleta, saca lo que quieras- Hyde sonrió, se agachó un poco y depositó un muy suave beso en la mejilla de Sakura. Fue casi imperceptible pero el suspiro del batero lo hizo saber que tan despierto estaba- Puedes quitarte los pantalones, no me importa.

Hyde hizo un sonido de agradecimiento antes de removerse para desprenderse de ellos. Cuando estaba listo para lanzarlos lejos, Sakura lo detuvo.


- ¿Eso es… lo que creo que es? - Hyde siguió su mirada hacia su pantalón arrugado en su mano, de él colgaba un viejo llavero.

- Ah, eso- Sakura lo miró con sorpresa y algo más que Hyde no pudo discernir, pero ante el ceño fruncido del batero, cierta angustia comenzó a crecer en él. Iba a inventar una excusa cuando de pronto Sakura hizo pareció lamentarse.

- Es tan feo, no sé como pude darte esa cosa. - entrecerró los ojos hacia el llavero.

- No es feo, solo tiene los ojos desviados y una pata más corta, el resto está decente.

- ¿Por qué lo tienes aún? - preguntó el batero y aunque la pregunta parecía carecer de mala intención, el silencio que obtuvo de respuesta provocó una leve incomodidad en el espacio. Sakura pareció recordar el afecto que Hyde le tenía al llavero de panda, se lo había regalado a Hyde luego de que este mencionara que apreciaba los regalos significativos y hechos a mano, Sakura era bueno pintando pero había tenido la extraña idea de intentar hacer algo que Hyde pudiese llevar consigo, lo que resultó en un mal intento de llavero de oso panda, y aunque había pensado en tirarlo, Hyde lo encontró e insistió en quedárselo. Lo llevó con orgullo en cada bolso que usaba. Había pasado más de una década desde entonces, las telas del oso estaban gastadas y sucias, los hilos se le escapaban, pero aún tenía los mismos ojos desviados y su pata más corta, era indudablemente el mismo. Sakura se sintió abrumado y apretó los puños escondiendo ambas manos bajo las sábanas.

- Solo lo encontré por ahí – mintió Hyde en un intento por salvar el estado de ánimo –No pienses demasiado en ello. - finalmente lanzó los pantalones lejos y se recostó cubriéndose hasta el cuello, esta vez manteniendo un poco más de distancia del otro y dándole la espalda.

- Oye. - llamó Sakura.

-¿Mm? ¿Te enojaste? - fingió un tono desinteresado y un poco adormilado.

- Si te pidiera que tiraras eso a la basura antes de irte, ¿lo harías?

- Por supuesto que no.


Su tono ofendido hizo bufar a Sakura.


- Te sigue importando. - concluyó. Hyde pudo escuchar un: “te sigo importando” escondido entre esas palabras. Pensó en como responderlas pero optó por protegerse.

- ¿Y a ti? ¿Te sigue importando? - sabía que Sakura lo entendería. Sabía que podía descifrar su intento de preguntar: “¿Y yo? ¿Aún te sigo importando?”

Hubo silencio como respuesta. Hyde suspiró sintiéndose estúpido por preguntar, en todos esos años y en los encuentros que se habían repetido, nunca existieron tales palabras de peso o compromiso, no había necesidad de aclararlo y se dijo así mismo que no debía ser tan codicioso como para obligar al otro a decir algo al respecto, no si las palabras dolerían por lo poco que ambos harían al respecto. Ya no eran jóvenes ingenuos, las promesas eran innecesarias.


Cerró los ojos sintiendo cierta humedad en ellos y luchó por no liberar ninguna lágrima, se volteó boca arriba y respiró profundamente, con suerte lograría hacerle creer a Sakura que se había dormido. Contó ocho respiraciones cuando de pronto lo sintió removerse, medio segundo después el roce húmedo en su boca lo tomó por sorpresa.


Sakura le había dado un beso suave que mantuvo sobre sus labios. Hyde devolvió el beso tardíamente, rodeó el cuello del batero y acercó su cuerpo buscando aclarar cualquier posible duda. Quería esto, quería tanto como pudiera tomar. De pronto una gota cayó sobre su mejilla y al abrir los ojos notó que Sakura tenía las pestañas húmedas. El nudo en su garganta comenzó a crecer, por lo que se enfocó en besarlo tanto como pudiera, la lengua del batero fue lo suficientemente insistente como para distraerlo. Hyde comenzó a tocar todo lo que alcanzaba, arrastró las uñas por la espalda y rozó con cierta presión el abdomen, marcando un vaivén desde sus pectorales hasta su cintura. Cuando separaron sus labios, besó su cuello y su mandíbula inhalando con gusto la esencia a tabaco y jabón del batero. Para su sorpresa este le quitó las palabras.

- Hueles como siempre.- esta vez Sakura depositó un beso en su frente antes de bajar su posición para acomodarse entre las piernas de Hyde. No hubo tanteo en sus movimientos, tomó la ropa interior y la quitó con cuidado, la erección de este no estaba del todo firme pero no pareció importarle. Se agachó y la besó, rozó su nariz con los vellos cercanos antes de susurrar de manera casi inaudible – Si, hueles como siempre.


Hyde le dio una leve palmada en la nuca, sintió el bufido divertido de Sakura en la zona más sensible de su cuerpo y lo miró mientras el otro se divertía entre sus muslos.


- No tienes que hacer eso, puedes solo… - esta vez fue Sakura quien le dio una palmadita en el muslo, pidiendo silencio. Hyde suspiró, mirando atentamente como Sakura se amarraba descuidadamente el cabello con una pulsera y luego rozaba la nariz por la zona, sus pestañas aún estaban húmedas pero había una sonrisa fácil en sus labios. Jugó con la lengua en la punta de la erección por un rato lo suficientemente largo como para volverla dura y solo entonces le dio una mirada satisfecha a Hyde.


- ¿Aún confías en mí? - preguntó de repente. El vocalista se sintió expuesto, no era justo preguntar algo tan intimo mientras lo excitaba. Sin embargo respondió con total honestidad, ya tendría momentos cuerdos para arrepentirse.

- Más que en nadie.

- Entonces dime cuando es suficiente, no hagas la estupidez de dejarme hacer lo que quiera solo porque soy yo. - Se miraron a los ojos unos momentos, si bien las palabras del batero parecían un regaño el tono utilizado fue tan suave que se sintió como una súplica. Hyde asintió.

Sakura le dedicó una sonrisa antes de meterse la erección en la boca, y si bien no se la llevó por completo dentro, comenzó de a poco como si explorara por primera vez, en un acto de pérdida de costumbre. Hyde estuvo seguro que debía ser el caso, no podía imaginar a Sakura compartiendo la cama con otros hombres, no así.


Suspiró ante las sensaciones, había recibido el mismo acto varias veces con más y menos habilidad, pero no importaba como lo hiciera Sakura, siempre lo preferiría. Había una entrega distinta de su parte. Se permitió gemir. La saliva había humedecido la zona por completo, o al menos eso quería creer Hyde, no estaba seguro de cuanto del fluido que se mezclaba entre sus vellos era suyo y cuanto era de Sakura. Su respiración comenzó a acelerarse y levantó las piernas de manera inconsciente, sus manos se dirigieron al cabello de Sakura y sus caderas se sacudieron un par de veces, entonces un ardor incómodo en la parte baja de la espalda le tomó por sorpresa. Soltó el cabello del batero y notó que el dolor provenía de un dedo que intentaba hacerse espacio con movimientos suaves. Había pasado demasiado tiempo desde que Hyde había permitido el ingreso de algo por la zona, se sintió incómodo. Sakura notó su distracción y levantó la mirada.

- ¿No quieres continuar? - no había molestia en su tono, pero Hyde frunció el ceño. Sabía por qué Sakura le había pedido no exigirse, el permitirle hacer lo que quisiera con su cuerpo le traería a él mismo satisfacción, sin embargo sabía lo intenso que podría ser aquel dolor y cuanto tardaba en mejorar. En medio de una gira no parecía una buena idea y si fuera cualquier otra persona lo frenaría, sin embargo aún la idea de ser lo que Sakura necesitaba estaba fuertemente impregnada en él.


Sakura notó su debate y quitó el dedo invasivo, acarició las piernas con dulzura y luego se acomodó sobre él. Hyde observó como la erección del batero estiraba la tela de su ropa interior.

- No tenemos que hacerlo. - le susurró Sakura de manera comprensiva.

- Es solo que… duele.- la vergüenza se le filtró en la voz. El batero pareció preocupado, bajó la mano y tocó la erección - ¿Aquí? - la soltó con cuidado y luego dirigió dos dedos a la zona trasera adolorida - ¿O Aquí?

- Segundo. - indicó Hyde sin mirarlo, Sakura le sonrió. Había cierta burla en sus ojos pero hizo el esfuerzo de reprimirla.

- ¿Quieres continuar? Puedo seguir…

- Quiero… - interrumpió Hyde – Tú tocándome... y a ti, es decir... juntos.

El batero le dio una mirada suave y luego le beso la mejilla, se retiró para quitarse la ropa interior y luego volvió a acomodarse sobre Hyde, cubriendo a ambos con las colchas.

- Tonto romántico. - susurró Sakura cerca de su oído mientras alineaba ambas erecciones con la mano. Hyde sintió lo mucho que le ardía el rostro, no solía permitirse ser tan sentimental y a veces era egoísta en la cama, especialmente no solía preferir esta práctica que podía hacer el mismo en solitario, pero quería abrazar a Sakura cuando el orgasmo lo encontrara. Escucharlo cerca de su oído y besarlo, que fue precisamente lo que hizo cuando el primer suspiro escapó de los labios de este. Sakura era distinto a él en este aspecto, mucho más considerado y silencioso, por lo que quería escuchar sus respiraciones temblorosas tanto como pudiera.

Marcó un ritmo rápido desde el comienzo, probablemente porque él mismo ya estaba tan duro que debía doler. Hyde disfrutó la humedad cálida que se filtró con la suya, el roce de la textura conocida hizo estragos por si misma en su excitación. De manera involuntaria abrió las piernas y lo rodeó con ellas, no estaba seguro de si debía ser cómodo pero no pareció afectar al movimiento, ambos movían sus caderas para agregar roce al movimiento manual, los dedos de Sakura eran largos y firmes, sujetaba con éxito a ambos y el sonido de la humedad comenzó a hacer eco en la habitación. Hyde gimió y balbuceó un par de palabras dulces que hicieron reír un poco al batero, sin embargo este le besó la frente y la mejilla en cada ocasión.

Ambos estaban encantados de escucharse, podían decirlo por cómo sonreían luego de que alguno permitiera escapar cualquier sonido. Las piernas de Hyde comenzaron a temblar y también sus palabras, Sakura se permitió soltar un par de gemidos mientras lo miraba. Hyde le dio la bienvenida al orgasmo arqueándose con brusquedad y Sakura sostuvo su erección con la mano derecha sosteniendo movimientos más lentos pero firmes con el fin de alargar el orgasmo. El mismo continuó acariciándose con la mano izquierda a un ritmo mucho más rápido mientras contemplaba a Hyde acabar al rededor de ambos cuerpos, entonces fue solo cuestión de tiempo para alcanzarlo. Sakura inclinó su frente en el hombro ajeno manteniendo los movimientos de ambas manos y tembló mientras el orgasmo lo recorría, balbuceando el nombre del otro una y otra vez hasta que no pudo hablar más, solo entonces Hyde usó gran parte de su fuerza para tomar su peso muerto sobre él y acomodarlos a ambos de perfil en la cama y abrazados.

- Chico fuerte - medio elogió medio bromeó Sakura.

Estaban respirando de manera agitada, con temblores que se extendían por los muslos de ambos, los fluidos se sentían tibios pero aún así se apretaron con fuerza el uno al otro. No hubieron palabras. Ninguna palabra más hasta que Sakura se durmió.


Hyde permaneció despierto sintiendo la respiración del batero rozarle el cuello, tenía enormes ganas de llorar de tristeza, alivio y esperanza, pero nuevamente se repitió que no debía ser codicioso. No con Sakura.


- Hide... - de repente escuchó a Sakura llamarlo, iba a contestar pero entonces él otro volvió a hablar – Hide… Hide.

- Estoy aquí – susurró a pesar de estar seguro que el otro debía estar hablando en sueños, era algo que le sucedía antes cuando acumulaba demasiado estrés.

- Hide, te amo.


Hyde se levantó un poco para mirarlo correctamente, la luz de la lámpara impactó en el rostro dormido de Sakura, parecía relajado, incluso tenía los labios entreabiertos.


- Te amo – repitió, esta vez con una gota de saliva recorriéndole la mejilla. Hyde la limpió con el dedo y volvió a su posición. Lo abrazó con cuidado.

- También yo. - susurró con una sonrisa enternecida.


Tal vez, debía permitirse agradecer la existencia de que alguien, que lo conocía tan bien, pudiera amarlo por lo que es. Especialmente porque él amaba profundamente a esta persona.


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Por la mañana Hyde se dio una ducha en la habitación de Sakura mientras este dormía, comió gran parte de las chucherías de su maleta y las otras se las metió a los bolsillos. Le dio un beso al batero dormido y lo arropó antes de salir. Cuando llegó a su propia habitación acomodó sus pertenencias y salió del hotel sosteniendo una maleta con un llavero de oso colgando de ella.
















martes, 3 de marzo de 2020

Drabble: ¿Cómodo?

Estaba exhausto, no dejaba de suspirar mientras arrastraba sus pies por las escaleras. El haber tomado un baño luego del concierto había asesinado sus pocas energías de continuar con vida.

Sakura abrió la puerta de su habitación y miró el bulto en la cama. En medio de la oscuridad se quitó las botas, los pantalones, la campera, la playera y los calcetines, y luego se metió en el espacio desocupado de la misma. A medida que levantaba las sábanas vislumbraba un poco más de Hyde, durmiendo tan enroscado sobre sí, que Sakura no pudo evitar pensar en un camarón.

El batero se acomodó de lado dándole espacio al camarón enroscado, pero una vez Hyde percibió otro cuerpo cerca de él, se acercó olfateando aún con los ojos cerrados. Cuando pareció estar seguro de a quién pertenecía aquel olor comenzó a acercarse y acercarse, cada vez más hasta acomodar su cuerpo casi por completo sobre el de Sakura.

El bastero apretó los labios y frunció el ceño.

-          ¿Cómodo? – susurró en la oscuridad quedándose quieto, tenso, y usando sus músculos para sostener la mitad de su espalda en la cama y la otra mitad en el aire. Si se descuidaba, caerían los dos.

Hyde balbuceó una respuesta, se saboreó los labios, y se acomodó en la misma posición de camarón pero esta vez dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el de Sakura. El batero suspiró nuevamente y espero.

Los minutos transcurrieron, una vez creyó que Hyde había vuelto a entrar en un sueño profundo,  arrastró su espalda en el colchón intentando movilizarse hasta el medio. Le tomó bastante esfuerzo moverse sin ser brusco, evitando despertar al camarón que dormía sobre él.

Ya quieto y más relajado sintió unos cabellos de Hyde rozando su barbilla causándole picazón. Con el movimiento de su mentón inclinó un poco la frente del vocal hacía sí mismo, entonces depositó un beso en la mitad de su frente. Lo abrazó, lo acobijó con las colchas y una vez estuvo seguro y protegido del frío entre sus brazos, Sakura se relajó lo suficiente como para dormir.

viernes, 24 de enero de 2020

One Shot: Irrepetible

Sakura



Viajé hasta aquella ciudad tras las constantes insistencias de un chico que me pedía unirme a su banda. No los conocía, no sabía nada de ellos ni me causaban mayor interés, sin embargo llegué un día antes de lo programado para conocerlos y escucharlos. No les avisé, por lo que estaba solo en aquel simple hostal, la anciana encargada del lugar me recomendó un par de lugares para visitar o simplemente salir a conocer, y aunque ya era tarde preferí salir.

Tenía una idea en mente aprovechando que estaba en una ciudad lejana en donde nadie me conocía; llevaba años negando algo que cada vez estaba más claro para mí, siempre había tenido mis dudas, pero quería confirmarlo. Más bien, lo necesitaba. Había tenido novias con las que tenía sexo, amigas, conocidas y desconocidas con las que también me acostaba, pero todo se resumía a eso; sexo. Ni tan glorioso ni tan sorprendente. Aunque si las había escuchado a ellas opinar bien al respecto, siempre evité decirles que me era monótono para evitar daños colaterales. Simplemente no me causaban el interés suficiente como para querer dedicarles demasiado de mi tiempo. Y con aquellas brazas de pensamientos aún quemándose en mi cabeza llenando de humo todo, me impulsé a que era el momento perfecto para accionar, necesitaba buscar ese alguien que me quitara todas las dudas sobre mi sexualidad.

Caminé por varias calles buscando el lugar perfecto, y aunque no tenía definido qué era lo que buscaba, si tenía claro lo que no buscaba, por lo esquivé los bares y antros con puertas cerradas, evitando alguna experiencia aventurera que me espantara y me hiciera volver a la hostal traumatizado. Sabía que si buscaba atreverme a dar un paso a una nueva experiencia debía buscar un lugar en donde pareciera que estuviera alguien que me podría gustar y no alguna ranciedad dispuesto a pegarse o cobrarle a cualquiera. Quería encontrar a alguien que me despejara las habituales dudas: ¿Atracción o admiración? ¿Me gusta realmente o quiero ser como él? Preguntas que me habían hartado por la cantidad de veces en que no había podido responderlas con la firmeza necesaria para convencerme.

En cuanto pasé fuera de uno que me pareció con buena pinta, noté un chico que me miraba de manera extraña desde el pasillo de la entrada. Me causó rechazo y terminé huyendo antes de entrar. 

Taché de mi lista las entradas con pasillos largos.

Llegué a un local iluminado, desde fuera se veía una barra y el típico casillero para guardar pertenencias, me pareció seguro y entré con las manos en los bolsillos intentando pasar desapercibido. Pero ni mi altura ni mi manera de caminar ayudaron, la misma chica del vestidor me guiño el ojo. Para mi sorpresa el ambiente era agradable, había más mujeres que hombres, pero el lugar y sus colores prometían diversidad. No me incomodó estar solo en la barra ni era el único solo en ella, pero para mi desilusión, por más que observé las caras de los hombres que me rodeaban e incluso los que estaban más lejos, nadie despertaba atracción en mí. No pensaba esperar a que me sirvieran de la barra el trago que había pedido, me iba a ir, hasta que en cuanto me puse de pie lo vi entrar... Era bajo de estatura, llevaba una camisa blanca y unos jeans ajustados, traía en su mano la llave del casillero, y con la otra se sujetaba el largo cabello detrás del rostro. Era femenino a simple vista pero no parecía serlo de actitud, lo miré fijamente mientras junto a otro chico de cabello corto se acomodaban en el otro extremo de la barra. 

Ya lo tenía. ¿Era admiración o deseo? Lo averiguaría.

Mi pedido llegó y fui consciente de lo lento que lo bebí, no había comido desde temprano y no podía permitirme emborracharme y perder la oportunidad. El chico se puso de pie pasando por mi lado, me miró como se mira a cualquiera sin percatarse realmente de mí, y luego volvió a dirigir la mirada de forma más analítica. Me observó de pies a cabeza, pero escapó de mis ojos en cuanto nuestras miradas se toparon nuevamente. Pareció… intimidado.

 Pasó un largo rato en que lo vi saludar más gente, al parecer era conocido en el lugar. Permaneció con el mismo chico de cabello corto negro, entonces decidí acercarme, pedí una cerveza y me senté junto a ellos escondiéndome, aunque sabía que ya me había notado cerca como un acechador. Podía escucharlo:

-          Es triste pensar en que esta es la despedida… muchas gracias Pero, fueron buenos años – le sonrió al pelinegro, que parecía algo avergonzado e hicieron un brindis. Decidí alejarme para evitar asustarlo demás, y aunque busqué otra persona que me fuera atractiva, la verdad nadie se le comparaba.

Desde el segundo piso lo miré notando que buscaba a alguien con la mirada, no creí que fuera a mí hasta que aparecí en su campo visual y avergonzado volvió a escapar de mis ojos. Mi esperanza apareció, no le era indiferente.

Transcurrió un largo rato en que aburrido di vueltas por el lugar, había pasado tanto caminando a su alrededor que me resultaba extremadamente antinatural acercarme a él, por lo que decidí que mejor me marchaba al hostal, de todas maneras tenía hambre y con el malhumor que eso me brindaba me rendí. Antes de marcharme le dirigí una última mirada que por casualidad coincidió con una suya en mi dirección, y fue como si hubiera comprendido que me marchaba, porque se puso de pie sin pensar y caminó hasta los casilleros que estaban junto a la puerta, precisamente donde yo iba. Durante todo el transcurso en que caminamos hasta allí nos miramos.

En cuanto llegué al casillero dudé de si hablarle o no, pero no tuve que esforzarme demasiado porque torpemente un par de monedas cayeron del bolsillo de su chaqueta cuando la tomó del casillero. Las recogí.

-          Dicen que es de mala suerte tirar el dinero – dije estúpidamente. Sus ojos me analizaron nuevamente, pero esta vez no bajó la mirada de mi rostro.

-          También dicen que no se pueden confiar en la gente supersticiosa.

-          ¿Ah sí? ¿Qué tienen? ¿Pactos con demonios? – se rió, creo que pensó en una respuesta pero no se atrevió a decirla. A pesar de ser notoriamente atractivo probablemente para cualquiera, sus gestos eran tímidos, hasta parecía un poco nervioso. Luego recordé que yo llevaba horas acechándolo y no debí darle demasiadas vueltas al por qué.

-          No te había visto por aquí – se colocó la chaqueta que realmente no le cubría demasiado, dejaba su cuello expuesto con aquella camisa sin botones altos. Su pecho lucía su delgadez.

-          Soy de Tokio, es primera vez que vengo.

-          Ah… ya veo. ¿Ya te ibas?

-          Sí… me dio hambre – admití sin vergüenza. Se rió y levantó las cejas un poco impresionado por mi sinceridad.

-          No te vayas aún, en media hora este lugar se pone mejor.

-          ¿Ah, sí? – no sé qué vio en mí que lo hizo morderse el labio con cierta actitud coqueta que me descolocó y me sacudió las dudas. La respuesta que más temía comenzó a tener más fuerza.

-          Te invito un aperitivo si te quedas – su propuesta me hizo sonreír. Concluí que también le gusté, no tenía razones para ser amable hasta ese extremo.

-          Entonces me quedo – intenté darle mi mejor sonrisa, pero bajó la vista con el ceño fruncido. No supe como tomar aquello - ¿Dije algo?

-          No… es solo que… tienes una mirada muy… potente.

-          Potente… - repetí mientras pensaba en lo que había dicho- ¿En qué sentido? – caminé junto a él hacía la barra. No nos topamos con nadie de camino, por lo que pude mirarlo mientras le preguntaba.

-          Entregan un mensaje… claro sobre ti… Creo que estoy sonando supersticioso – rió y yo también, pero no dejaría escapar lo que dijo.

-          ¿Y qué te dicen? – esperaba un juego de seducción o tal vez uno de palabras, pero su respuesta me pareció aterrizada.

-          Preocupación y agresividad – me dijo mientras se sentaba, me senté junto a él. Solo entonces noté que su amigo ya no estaba.

-          ¿Y tú amigo?

-          Tuvo que irse con algo de prisa, me iba a ir yo también pero… conseguí compañía así que… - levantó sus hombros restándole importancia. Quise volver a preguntarle por lo que había dicho sobre mis ojos, pero me avergonzó parecer demasiado interesado o tener que explicarme si es que concebía en darle la razón,definitivamente era perceptivo, pensé en cuidarme un poco de él. Pidió aperitivos para los dos - ¿Qué hace un chico de ciudad en esta parte del país?

-          Vine por algo en específico y probablemente me marche mañana por la tarde en cuanto lo termine – quise ser sincero y dejarle en claro que tal vez no nos volveríamos a ver.

-          Mm… espero no seas un traficante de drogas, me daría mala fama que me vieran contigo.

-          ¿Eso parezco? – rió avergonzado. Nos dieron nuestras botanas.

-          Francamente no tengo idea como se vea un traficante, pero dudo sean así – mordió un trozo de queso con cierta lentitud mientras me miraba.

-          ¿Así? – hice lo mismo que él.

-          De atractivos – la mano que tenía libre la escondí en mi bolsillo para apretarla de nervios. Extraño, las mujeres no me solían poner nervioso, pero él sí.  Se rió de sí mismo y continuó comiendo algo rápido para mi sorpresa, así que sin miedo comí tranquilo demostrándole que también tenía hambre. De pronto los dos estábamos callados comiendo en silencio, algo poco habitual en cualquier cita que hubiera tenido con alguna chica. Bebí mi cerveza.

-          Me gusta tu cabello.

-          Gracias… suelen confundirme con una chica porque está demasiado largo…

-          Está perfecto – le dije mientras me atrevía a estirar una mano para acariciarlo, era suave y el olor a shampoo desprendió en cuanto lo moví. De pronto bajaron las luces del lugar y le subieron volumen a la música haciendo de la conversación algo imposible, entendí a lo que se había referido con que en media hora el ambiente cambiaba, pero mi preocupación entonces fue otra.

-          ¿Pasa algo? – preguntó cerca de mi oído por mi reacción.

-          No soy muy bueno bailando – admití con una sonrisa realmente avergonzada, él soltó una risa nerviosa.

-          Yo tampoco, pero qué más da– pareció sincero.

-          Tienes razón, nadie aquí podrá burlarse de mí luego… O eso espero… - entrecerré los ojos para mirarlo con sospechas.

-          No me burlaré, cuando me veas bailar entenderás por qué no tendría derecho– me reí sin creerle que alguien bailara peor que yo. La gente comenzó a apilarse en la pista de baile, nosotros terminamos nuestra cerveza sin poder hablar por el ruido, lo miré a detalle nuevamente aprovechando la cercanía: sus facciones eran sumamente finas, su nariz, sus labios, sus pómulos, su mentón, eran como dibujos. Y más llamativo aún eran sus ojos grandes. Él pareció hacer lo mismo en unos segundos pero escapaba de mi mirada.

Dejamos las latas vacías sobre la barra y se puso de pie, tomó mi mano en un acto que me dejo impresionado, sin embargo no lo sentí extraño ni antinatural, se sentía como tomar la mano de cualquier chica que me guiaba hasta la pista de baile. Claro que jamás alguna me había convencido de humillarme a tal grado.

En cuanto me soltó nos acomodamos en un pequeño espacio entre la gente, nos miramos y nos reímos. Realmente ninguno parecía seguro de cómo comenzar, entonces me acerqué a él para preguntarle algo cerca del oído, lo primero que se me ocurrió solo para dejar de estar de pie con una cara boba.

-          No te he preguntado tú nombre… - casi le grité, me sonrió y se acercó a mí oído para responder, pero fue astuto en enredar sus dedos en mi cabello y sostener mi nuca mientras me respondía, imponiendo una cercanía que me aturdió. 

-          Hideto. ¿Y el tuyo?

-          Yasunori – respondí antes de que se apartara. En esos leves segundos en que estuvimos muy cerca pude sentir su aliento a licor rozar mis labios y estuve seguro de que también sintió el mío. Cada vez me era más obvio lo que tanto quería saber; deseaba besarlo.



Comenzamos a movernos de manera extraña mientras el ritmo nos guiaba de derecha a izquierda. Realmente bailaba tan mal como yo, me reía de él y de mí mismo por lo que realmente comencé a reír más de lo usual. A nuestro alrededor habían varias parejas de hombres por lo que no llamamos la atención. De pronto estiró sus manos hacía mí para que lo siguiera en su intento de bailar y así lo hice. Me desconocí a mí mismo mientras intentaba seguirlo, era completamente inusual para mí hacer ese tipo de cosas, más aún disfrutar la vergüenza. 

Llevábamos al rededor de una hora entre movimientos ridículos, miradas divertidas y acercamientos provocativos, él se acercaba lo suficiente como para hipnotizarme y lograr que mis ojos se posaran en sus labios, jugaba un poco y se alejaba. Caí en su juego de provocaciones con total conciencia y me vi sumamente excitado y deseoso de besarlo a tal grado que cuando se acercó una de las tantas veces, tomé su rostro y lo besé, sin permitir que pudiera separarse de mí. Aunque la respuesta fue tal, que no sé que hizo ni el más mínimo intento por ello.

Una vez nuestros labios se tocaron no volvieron a pasar más de cinco segundos alejados del otro, como si estuviéramos solos lo toqué con cierta prisa que fue reciproca. Sus manos sujetaron mi rostro a centímetros de él de modo que a ratos me dejaba sin aire, haciéndome sentir más acalorado de lo que fue la mejor de mis expectativas. Nuestras manos se enredaron en un pequeño juego de toque y defensa; él quería tocar más de mí, yo quería tocar más de él, pero no era el lugar adecuado para eso.


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Me guió por un pasillo largo hasta llegar a lo que parecía una bodega, probablemente nadie la había limpiado en meses, el polvo era visible en el aire, pero aquello no me detendría. El chico me miró algo inseguro del lugar.

-           Lucía mejor en mis recuerdos – susurró. Me reí realmente divertido aunque un poco nervioso, de todas maneras al no conocerme sabría que no lo notaría del todo. Me quité la chaqueta de cuero y la arrojé al suelo, y él sorprendido sonrió antes de recostarse sobre ella. Lo que probablemente más me gustaba a medida que avanzaban los minutos era que no necesitaba ser explicito con nada, él lo entendía todo. Me recosté sobre él sintiendo un poco de frío pero en cuanto se inclinó para besarme con la misma intensidad que antes, lo olvidé. Tenía un olor tan agradable que me cegaba. Rodeé con mis dedos su cintura y lo mantuve frotando nuestras caderas a través de la ropa: era agradable el roce, su garganta vibraba de una manera provocativa. A regañadientes me alejé de sus labios cuando los segundos transcurrieron y no logró a pesar de sus esfuerzos desabrochar el cinturón de mi pantalón, por lo que debí ayudarlo, y para evitar temores, nerviosismo y enredos de ropa, me quité todo de un solo tirón, dejé la ropa cerca de mi campo de visión por si necesitábamos escondernos o tal vez arrancar de allí en algún momento. El chico parecía inquieto, ansioso, sus manos como decidiendo elegir qué tocar primero, finalmente se decidió por agacharse y llevarse mi erección a la boca sin previo aviso.

-           Aah… - coloqué mi mano sobre su cabello y la presioné con fuerza pero no lo jalé. Para mis adentros debí obligarme a controlarme, estaba perdido en mi propia excitación. Era atractivo de una manera femenina sin ser abusiva, sus gestos eran traviesos con un tono inocente, incluso si lo hubiera conocido antes, tal vez me hubiera atrevido a hacer algo con él – Aaaah… - rozó la lengua con agilidad por la punta de mi entrepierna, un escalofrío me recorrió. A ratos él miraba la puerta, me agaché para besarlo cuando se alejó de mi erección pero noté cierta prisa con la que se quitó la parte inferior de la ropa. Permaneciendo con su camisa, se volteó y se sentó sobre mí, no pude verle demasiado de su cuerpo desnudo, pero no perdí tiempo jalando su camisa y cuando la piel de su espalda fue expuesta tan cerca de mis labios, besé con necesidad su cuello y lo mordí mientras mis manos le recorrían la cintura. Si no quería quitarse toda la ropa, no se lo permití. Arañé el paso hasta sus abdominales y bajé de inmediato hasta tomar su erección entre mis manos.

- Hum… - comenzó a moverse sobre mí. Se frotó a tal modo que comencé a temblar mientras lo estimulaba y siendo ansioso, me susurró entre un gemido – Mételo.

Agradecí que me diera la espalda, que estuviera oscuro y que no me conociera lo suficiente, porque no estuve seguro de cómo proceder. Había leído que era necesario dilatar, estimular, humedecer, pero al ansioso chico que estaba sobre mí pareció no importarle cuando él mismo ajustó mi erección en su entrada.

-          ¿Estás seguro de que esto quieres? – preguntó al notar mi falta de acción.

-          Sí – dije de inmediato – Lo siento, estaba pensando en sí era necesario usar protección – mentí. Realmente no había pensado en ello hasta el segundo en que mi boca lo dijo.

-          Oh… hazlo… sí, hazlo – repitió como si hablara más para sí mismo – Con el calor del momento, realmente no pensé en eso. Perdona– me reí despacio, no tenía derecho a burlarme de él si yo tampoco estaba pensando con claridad. Rebusqué en mi chaqueta y quité un condón del bolsillo, lo puse y gracias al lubricante que traía, una vez Hideto se sentó sobre mí, mi erección se deslizó con facilidad en él. 

     Apreté sus caderas ensimismado por la sensación. Por un segundo fui consciente de la fuerza en ello y quise disculparme, recorriendo un camino de besos por sus hombros, entonces él comenzó a moverse con la prisa de alguien que teme ser descubierto en cualquier minuto y que no está dispuesto a detenerse antes del orgasmo. Se movió de tal manera que me escuché a mí mismo balbucear y gemir, algo inconcebible y bochornoso con alguna mujer. El gemía fuerte a ratos, murmuraba que me apresurara a pesar de que era él quien llevaba el ritmo y el control de la situación, o ese fue el caso, hasta que su cansancio fue notorio.

Me levanté y sin que tuviésemos la necesidad de aclarar nada, se apoyó en sus rodillas y sus manos dejándome el poder de moverme a mí antojo. Esta vez pude escucharlo gemir más, suplicar y ver sus temblores. Tenía un cuerpo bonito, me tomé el tiempo de recorrerlo con las manos una y otra vez mientras él estaba debajo de mí.

El silencio retumbó en el lugar cuando se hizo una pausa entre una canción y otra, solo entonces escuché del sonido de nuestros cuerpos al chocar, los gemidos y las respiraciones de ambos. Jamás actué tan escandaloso en el sexo, y aunque quería abofetearme a mí mismo porque debía guardar silencio en ese minuto, no fui capaz, mi cuerpo no respondía, simplemente era un reflejo de los actos, sugerencias y súplicas del bonito chico que se movía entorno a mí.

Cuando otra canción comenzó, lo sostuve del cabello y me moví con rapidez. Llevábamos un rato en aquella tarea, el sudor ya era evidente en ambos y los temblores de sus piernas me habían provocado al punto de que quería verlo terminar mirándome a los ojos. Lo giré dejando su espalda recostada sobre mi chaqueta, y esta vez me incliné sobre él, sus piernas me aprisionaron y volví a moverme. Sus brazos en mi cuello me empujaron hacía él hasta que mi rostro se hundió en su clavícula izquierda y pude escuchar sus palabras sucias cerca de mi oído. Solo levanté la mirada cuando los temblores se hicieron presentes en todo su cuerpo y él líquido que salió de su erección mojó mi abdomen y él suyo, su boca entreabierta fue inmediatamente atrapada por la mía mientras me moví a gusto, terminando dentro de él con una fuerte estocada que me hizo sentir la cabeza bombear. Permanecimos quietos, me dejó recostarme sobre él mientras nuestras respiraciones bajaban de tono.

-          Podrías… darme tu número de teléfono – sugerí algo dubitativo al mirarlo. Le limpie un poco de sudor con mi mano.

-          ¿Me quieres volver a ver? ¿No dijiste que eras de Tokio? – su tono fue juguetón, me impresionó como aún despeinado, sudado y sonrojado por lo que acababa de ocurrir aún podía verse sumamente atractivo. Definitivamente había tenido suerte al encontrarlo.

-          Soy de Tokio, pero creo que debería comenzar a viajar más seguido – él se rió al escucharme.

-          Si ese es el caso… Si puedes encontrarme por casualidad la próxima vez, te prometo algo mejor que esto- ¿Mejor? ¿Se podía algo mejor?

Suspiré un poco desilusionado. Osaka era grande y quedaba bastante lejos de mi ciudad, si me aventuraba a buscarlo algún día probablemente no lo encontraría, aún sabiendo que él solía recurrir ese lugar. Creí que su promesa era un intento por despedirse de mí para siempre. Antes de permitir que la herida se estableciera, me recordé que yo ni planeaba volver ni debía ligarme con alguien a quien no conocía en absoluto. Probablemente si buscaba más de él, terminaría por encontrar algo que no me gustaría, sería mejor dejar la ilusión de un encuentro fugaz y apasionado como lo que fue y nada más.

-          Mañana tengo que levantarme temprano así que debería irme- planeé a modo de fuga.

-          Ah, cierto. ¿Mañana también estarás en la ciudad? 

-          Ocupado – respondí esta vez. Me notó refunfuñado, por lo que rió un poco antes de darme un beso rápido y se removió para ponerse de pie.

-          Bueno… bueno… - se vistió con agilidad y sacó la llave del casillero de su bolsillo. Comenzó a jugar con ella entre sus dedos mientras me miraba vestirme – Ya me voy, espero que tu primera vez haya sido…  irrepetible.

Lo miré boquiabierto.

-          ¿Cómo…? – se rió y apretó los labios, se acercó nuevamente y me sonrió desde cerca, como si nada hubiera pasado entre nosotros. Volví a sentir como si viera su rostro por primera vez, me cegó.

-          Estabas un poco nervioso, y asumo que alguien como tú no es virgen… de mujeres al menos– fruncí el ceño.

-          ¿No me estás intentando decir que estuvo…? – no creí posible ni amigable con mi dignidad que yo pudiera calificar tan bien un encuentro y la contraparte no.

-          No, no… solo… espero que hayan más ocasiones, así que encuéntrame– dio un salto para besarme la mejilla y cuando se separó, yo me incliné para besar la suya a modo de despedida.

-          Podrías darme una pista si de verdad quieres que te encuentre.

-          No, no, no – negó encaprichado – Tiene que ser casualidad, el destino, el destino – movió la mano mientras se alejó por el mismo pasillo por donde llegamos.

-          Oye,  Hideto... – se volteó deteniéndose a cierta distancia de mí – No se puede confiar en la gente supersticiosa – le dije antes de que volviera a caminar riéndose un poco mientras salía.

Suspiré cuando me quedé solo en el oscuro y sucio lugar, aún el corazón me latía con fuerza y estaba un poco aturdido por la experiencia, pero ya tenía todas las respuestas que buscaba.



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Por la mañana el chico de la banda me fue a buscar hasta la hostal. Hablaba bastante, parecía entusiasmado, o probablemente notó que yo no y quería llevar la conversación por los dos. Nos reunimos con el guitarrista en un restaurante y al parecer el vocalista estaba atrasado. por lo que ordenamos sin él.

Les fui sincero y les dije que realmente no buscaba mantenerme de forma permanente en una banda, y estaba en medio de mi discurso cuando de pronto el vocalista hizo su aparición y mi discurso quedó a medias.

Llevaba un jean negro y un suéter rojo que le quedaba bastante grande, su cabello largo caía a cada lado de su rostro y sus grandes ojos estaban concentrados en mí. Sí en algún momento creí que era una broma noté que no, porque su impresión era un reflejo de la mía.

-          ¿Hideto? – mi propia voz sonó extraña a mis oídos.

-          Sakura – contestó aún sin terminar de creerlo.

-          ¿Se conocen? – preguntó el bajista. Tragué saliva sin estar seguro de qué responder, lo miré esperando que él lo hiciera pero sus ojos parecían tan alarmados como los míos. Como mentir ya no encajaba, solo quedaba decir la verdad a medias.

-          Nos conocimos anoche. Salí a recorrer la ciudad y nos encontramos.

-          Exactamente – confirmó él, y con familiaridad se sentó junto a mí y me dijo sin pudor en frente a los demás – Ya que ésta es una casualidad, no me quedará de otra que cumplir.

-          De hecho, tendrás que hacerlo – acepté con una sonrisa al entender sus palabras. Las otras dos personas en la mesa se miraron confundidas, pero toda preocupación fue desechada cuando llegó nuestro pedido.

-          Tendré que hacerlo… - susurró más bajo, con una sonrisa coqueta en los labios que fue solo para mí.